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22 de enero de 2014

La clase obrera y los sectores populares tenemos que parar este ajuste brutal inflacionario y devaluatorio con un paro y piquetazo nacional multisectorial, torciéndole el brazo a la política del gobierno de Cristina.

Preparar un paro multisectorial

Parar este brutal ajuste inflacionario y devaluatorio

La jornada nacional del 19 de diciembre del 2013, fue muy importante para la clase obrera y los sectores populares: marcó la agenda de lucha contra el ajuste brutal. Varios dirigentes sindicales, como Moyano y Barrionuevo, que habían confluido en el grandioso paro del 20 de noviembre del 2012, prefirieron esperar, con el argumento de que había que ver “qué política desplegaba el gobierno de Cristina” con los cambios en el gabinete. Están muy presionados por la gobernabilidad que se impulsa desde sectores del oficialismo y la oposición, por los temores generados entre los de arriba por la revuelta policial y los saqueos impulsados por ésta, y por la respuesta popular como en Tucumán. 
La realidad abofeteó a estos dirigentes sindicales que prefirieron bajar la espuma. Los descuentos confiscatorios del impuesto a las ganancias a los trabajadores en diciembre golpearon sin misericordia a las bases de sus sindicatos; la necesidad de reapertura de paritarias frente a la disparada inflacionaria y devaluatoria del peso que licua los salarios e ingresos crece aceleradamente. Se suman el aumento de combustibles, tarifas, transporte de pasajeros, nuevos impuestos provinciales, y aumentan los costos de insumos de la producción que golpean a la pequeña y mediana empresa comercial, industrial y agraria a quien les quita rentabilidad; mientras los monopolios levantan la plata con pala y junto al gobierno se benefician con el ajuste. 
Frente a ese cuadro, Pablo Micheli de la CTA, al igual que la CCC, proponen la lucha y el paro nacional. Moyano y Barrionuevo se juntaron habiendo estado separados por el proceso electoral: uno estuvo con De Narváez y el otro con Massa. Una novedad, además, es que se suma Oscar Maturano de La Fraternidad, que ahora está golpeado por el gobierno, luego de haber hecho muchos negocios juntos. La otra novedad es la presencia de Fernández de UTA, ligado a los negocios del trasporte automotor de pasajeros, a los subsidios, y al crecimiento exponencial del grupo Plaza ligado a los Kirchner, Macri y los empresarios asesinos del Sarmiento.
La presión de las bases es el resultado de la continuidad de la política del gobierno y desmitifica “la incertidumbre” que genera una Cristina que “no aparece”. Su política sí aparece todos los días, para que sigamos pagando la crisis. Entre los de arriba crece la contradicción entre la necesidad de gobernabilidad para realizar el ajuste, y el temor a una explosión social, que mostró su adelanto con los cortes de electricidad, la lucha de los petroleros de Chubut y Santa Cruz que lograron cifras importantes a cuenta de las paritarias, y el reclamo de los aceiteros, de 29,5% y 35%. La paritaria docente y de estatales ya tiene piso: los 8.500 pesos que le dieron a la policía. 
 
Reagrupamientos sindicales
Moyano y Barrionuevo convocaron a los “presidenciables”: Scioli, Massa y De La Sota, con la esperanza que los ayudarían políticamente a salir de estas contradicciones, sin paro nacional y garantizando gobernabilidad. Fracasaron: Scioli reivindica a Milani, Massa privilegia la unidad con los “Gordos” y la CGT colaboracionista, que le exigen defender a muerte la actual ley sindical, desconfían hasta del proyecto de Facundo Moyano, y quieren enfrentar a De Gennaro y la CTA. De La Sota está con el traste a dos manos por la revuelta policial; negoció presencia de Gendarmería con Berni y Cristina, y tiene el aliento en la nuca de estatales, docentes, metalúrgicos, mecánicos y alimentación, que no se van a quedar de brazos cruzados en la lucha salarial. Por esto el cordobés no puede sumarse a sindicalistas opositores. 
Al cierre de esta edición Moyano y Barrionuevo se reunían, y el tema es decidir entre lucha o gobernabilidad. En esta contradicción no los ayuda ni el Papa Francisco, que si bien se manifestó preocupado para que la Argentina no se desmadre, salió con “los tapones de punta” contra el narcotráfico. Esto fue positivo para el pueblo. Si las clases dominantes optan por apoyarse en los sindicalistas para evitar el estallido social incontrolado entonces se tendrán que aguantar el paro nacional multisectorial más masivo de los últimos diez años. Mientras estos sectores siguen ganando plata con pala, otra es la realidad de los trabajadores y la pequeña y mediana empresa nacional, ni hablar de la pobreza estructural, o de los sectores donde hay despidos, suspensiones o cierre.
 
Una propuesta integral de la clase obrera
La clase obrera -en sus tres afluentes: ocupados desocupados y jubilados- está frente a un gran desafío: pide porcentajes o pide una cifra de mínimo vital y móvil y una cifra de canasta familiar digna para cuatro personas. Segundo: acuerda anualmente o trimestralmente con cláusula gatillo para el mínimo. Si bien hay distintas mediciones de la canasta total –la de la CCC es de $13.500 para la zona central–, se ha impuesto el reclamo de $8.500 con ajuste trimestral con cláusula gatillo. 
Lo anterior es el reclamo económico; el problema político principal es que hay que torcerle el brazo a la política del gobierno de Cristina, de ajuste inflacionario, devaluatorio, de endeudamiento y pago de más deuda ilegítima y usuraria. Para ello la clase obrera debe tener una propuesta independiente, integral, de defensa del peso, para la clase y para todos los sectores populares que debe nuclear a su lado, con un programa avanzado como los 33 puntos de la Multisectorial. Con la CTA y la CCC, debe ir a las paritarias y al paro nacional con esta propuesta integral para que en el medio de la crisis política se pueda imponer otra política a su favor. Si se delega esto en sectores de la burguesía, sea nacional o intermediarios del imperialismo, la lucha económica será aprovechada por otros sectores de las clases dominantes y no por la clase obrera para ir preparando una salida de fondo a la situación.
Por todo esto es necesario para la CCC, para sus mesas regionales, organizar talleres, charlas, y cursos de asuntos laborales, sociales y de adicciones para la preparación política de los sectores en lucha. Tenemos que nuclear profesionales (abogados, economistas, médicos, psicólogos, etc.), para intervenir en todos los conflictos que se generen. Talleres que se transformen en centros de iniciativas concretas hacia las secciones de los grandes centros de concentración obrera del campo y la ciudad, los jubilados y pensionados, y los desocupados. 
Esto lo tenemos que articular con la lucha económica, contra la inseguridad y la droga, y con una propuesta integral de la clase obrera y los sectores populares.