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03 de octubre de 2012


Primeros socialistas universitarios

Hoy 1439 / Crónicas proletarias

El Centro Socialista Universitario (CSU) surgió en diciembre de 1894, “persiguiendo los fines del socialismo científico representado por el Partido Socialista Internacional”, decía La Vanguardia, periódico del PSI. Su primer secretario fue José Ingegnieros (cuando todavía conservaba su apellido original), y agrupó inicialmente a estudiantes, escritores, abogados y periodistas.

El Centro Socialista Universitario (CSU) surgió en diciembre de 1894, “persiguiendo los fines del socialismo científico representado por el Partido Socialista Internacional”, decía La Vanguardia, periódico del PSI. Su primer secretario fue José Ingegnieros (cuando todavía conservaba su apellido original), y agrupó inicialmente a estudiantes, escritores, abogados y periodistas.


Este Centro fue uno de los lugares por los que se incorporaron al socialismo prestigiosos intelectuales, con ideas profundamente revisionistas del marxismo. Ingenieros, que por aquél entonces tenía 18 años y cursaba el segundo año de la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires, escribió un folleto titulado “¿Qué es el socialismo?”, editado por el CSU. Aquí expone su visión sobre “la cuestión social”, en general y en la Argentina, la crisis, la lucha de clases, la religión, y el “proletariado intelectual”. Si bien defiende la “lucha política”, afirma que el Partido Socialista no debe orientarse a la “posesión del poder político por la clase trabajadora”, pues la revolución social llevará inmediatamente a la “destrucción de toda autoridad política”. Esta obra juvenil, en sus páginas finales apela a que los estudiantes –que aunque sigan asalariados tendrán “un porvenir más o menos holgado”– no se dejen arrastrar por el egoísmo, dejando de lado “las condiciones misérrimas de la gran mayoría de los seres humanos”.


Este folleto dio pie a una agria polémica con Germán Ave Lallemant, quien desde las páginas del semanario de los socialistas alemanes Vorwarts lo criticó por seguir a Herbert Spencer (positivista inglés) a Enrico Ferri (criminólogo italiano), y a Achile Loria, economista italiano. La polémica fue larga, pero a lo que interesa en esta columna, destaquemos que frente a la recriminación de Lallemant de que Ingenieros no hablaba de dictadura del proletariado, éste contestó en La Vanguardia: “Marx y Engels podrán hablar de dictadura del proletariado como usted afirma, pero creo que no es más que una frase sensacional. El proletariado nunca podrá ser dictador porque para la existencia de una dictadura son indispensables las diferencias de clases”.


Lallemant remataba su crítica afirmando “Sería deseable que nuestros jóvenes compañeros del Centro Universitario socialista se dedicaran con seriedad y profundidad al estudio del socialismo científico para no dejarse cegar por frases sonoras. Los obreros… saben qué hermosas esperanzas pueden depositar en un movimiento socialista estudiantil, si éste está conducido correctamente”.