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26 de mayo de 2021

La experiencia de organización en Mendoza

Promotoras campesinas en prevención de violencia de género

Conversamos con Malvina Luera, responsable de la FNC de Mendoza, quien nos comenta sobre el trabajo realizado por las promotoras en prevención de violencia de género en las áreas rurales.

Malvina, al comenzar la entrevista, nos comenta sobre el inicio del trabajo de las promotoras “Nosotras, si bien veníamos tomando la tarea, la pandemia y la situación de varias compañeras, nos permitió avanzar en definir la designación de una compañera, que pudiera llevar al frente el trabajo de las promotoras. Partimos desde la experiencia de ella, quien sufrió violencia y abusos, lo que hizo que le pusiera muchas pilas y ganas de recorrer los lugares, lo cual viene haciendo desde el año pasado. La iniciativa estuvo en recorrer los distintos lugares y charlar, para conocer a muchas compañeras que en realidad no se animan a hablar, pero pudieran conocerla, para que quedara la idea de que había alguien que las acompañara.

“Al principio, dependiendo de las localidades, hubo lugares donde hubo mucha convocatoria y otros que no, pero en general fuimos bien recibidas. Después de las primeras recorridas vinieron las llamadas por teléfono, el mensajito, las preguntas por los distintos programas para las compañeras en situación de violencia, de muchas mujeres que ya no eran solo de la organización, sino de varios lugares. Pudimos obtener el reconocimiento de que veníamos tomando el tema, y que no era que íbamos a solucionar el problema, pero si acompañar en lo que más pudiéramos desde nuestro lugar. Hemos encontrado situaciones en las que no contábamos con recursos, llamábamos a algunas instituciones y demoraban un montón, ahí fuimos viendo las respuestas que tienen los municipios y las que tenemos nosotras, porque muchas veces tuvimos que sacar plata de la organización o de nuestros bolsillos para resolver urgencias. Es difícil trabajar con la provincia, porque nosotros tenemos de gobernador a Suarez, que es radical. Desde el año pasado hemos pedido reuniones con la directora del área de la mujer y no hemos tenido respuesta. En el departamento en el que estamos, en el que está el Frente de Todos, nosotras le hemos planteado la cuestión de la lentitud, porque hemos atravesado situaciones muy fuertes, en la que una compañera que llegó con sus hijos llorando, la policía la trajo a mi casa, imagínate, la trajo a mi casa y nosotras llamamos al municipio, y nos plantearon que necesitaban tiempo, tres o cuatro horas, y como no queríamos que pasara más tiempo, sacamos plata de la organización, buscamos un vecino que nos hizo el aguante y salimos. Esas respuestas lentas, al igual que la dificultad de acceder a profesionales, a módulos de alimentos o ropa, son las que es necesario ajustar, porque las compañeras que están en esa situación no pueden esperar a sí consiguen las cosas en sus tiempos administrativos

Al mencionar las dificultades que se presentan en el trabajo, Malvina agrega “Nosotros estamos ubicados en el departamento de Maipú, el este de Mendoza, no muy lejos de la capital, pero al estar tan a contramano y no haber muchos caminos tenemos que dar una vuelta muy grande. Hay lugares en los que quizás tenés conexión y otros que no, en los que no tenés caminos, o son de tierra y cuando llueve es imposible entrar. Para resolver esto, decidimos preparar a una compañera de cada lugar que coordine, porque es necesario poder resolver las urgencias más simples hasta poder llegar a algún sitio con señal y poder contactarnos entre nosotras, porque si no siempre llegamos tarde.

“Uno de los grandes problemas es que muchas compañeras piensan que las situaciones de violencia son normales, sobre todo porque en las zonas rurales en general pasa que te levantás a la mañana, vas a trabajar a la finca y volvés, y las distancias entre fincas son largas, entonces nos supone un costo económico poder movernos. Fuimos hablando con las compañeras sobre el tema, pero está tan internalizado que la violencia es normal que vuelvan al hogar. Nos preocupa mucho esto porque no podemos comunicarnos, y tuvimos que armar toda una logística para poder vernos. Antes por ejemplo nos comunicábamos por radio, por la falta de señal. Nos cuesta vernos porque la gran mayoría son porcentajeras, lo que implica entrar a la casa del patrón, entonces al ver que viene alguien seguido comienzan a poner algún tipo de reparo, al preguntar por qué vienen esas mujeres.

“El reclamo de tierra, techo y trabajo se empalma con todo esto, la relación viene con esto de lo que es normal, porque se piensa que el contrato, el que compra o el que se comunica con el patrón es el varón, entonces el granito de las promotoras, es trabajar en que ellas mismas se vayan empoderando en su rol. El año pasado nos pasó que una señora pueda alquilar con sus hijos y trabajar, decirles que el contrato esté a nombre de los dos, no solo a nombre de ellos. Es fortalecer la personalidad de ellas, que se puedan reconocer, es un trabajo bastante arduo pero es fundamental que sean las mismas compañeras las que estén a la par, las que están cosechando y están hablando, donde se puede establecer el vínculo, porque ahí está el cambio, las promotoras quizás no son las que tienen un título, ni tienen las grandes cosas, pero si es una misma campesina la que te viene hablando, se logra llegar más”.

 

Hoy N° 1865 26/05/2021