La charla sobre el 3 de junio se realizó en la Facultad de Derecho de Mar del Plata. Participaron integrantes de organizaciones y casas de mujeres como Vicky Disatnik (Casa de la Mujer Norma Nassif de Tucumán), algunas periodistas que fueron convocantes de esa histórica jornada como Marta Dillon (periodista de Página 12), familiares directos de víctimas de femicidio y una enorme cantidad de mujeres. Muchas de ellas por primera vez participaban del Encuentro.
La charla sobre el 3 de junio se realizó en la Facultad de Derecho de Mar del Plata. Participaron integrantes de organizaciones y casas de mujeres como Vicky Disatnik (Casa de la Mujer Norma Nassif de Tucumán), algunas periodistas que fueron convocantes de esa histórica jornada como Marta Dillon (periodista de Página 12), familiares directos de víctimas de femicidio y una enorme cantidad de mujeres. Muchas de ellas por primera vez participaban del Encuentro.
La sala desbordó con la asistencia de encuentreras, por una parte por el grado de movilización y convocatoria que tuvo esa fecha y por otra parte, porque conjugó dos actividades planteadas al inicio: la de balance planteada por las periodistas que fueron convocantes para esa fecha y la de las integrantes de casas de mujeres de Jujuy Tucumán que vienen trabajando con casos de violencia en distintos lugares del país.
En la apertura se planteó que el movimiento de mujeres puede aprovechar esa histórica jornada. Si bien tenía como antecedente los ENM y las actividades como el 8 de Marzo y el 25 de Noviembre donde en varias ciudades nos volvemos a encontrar con nuestras reivindicaciones, el 3 de junio desbordó las expectativas. A partir de ese capital masivo de mujeres que salió a la calle a expresarse para que no haya ni una muerta más a causa de la violencia machista, el movimiento de mujeres puede encontrar la vía para armar una red nacional para erradicar la violencia contra las mujeres. Plantearon cómo hacer para que el 3 de junio no quede en la memoria como un evento extraordinario sino repetirlo y tomar conocimiento de cómo en cada lugar el 3 de junio impactó en la lucha de las mujeres.
El 3 de Junio es de todas
Se hizo un recorrido sobre la experiencia del 3 de junio en las distintas ciudades, y cómo esa jornada influyó en las peleas por justicia, la aplicación de penas para los femicidas y la lucha por presupuesto para la emergencia en violencia doméstica. Sin embargo, se analizó también la falta de respuestas políticas. Tampoco se frenaron los abusos ni muertes. Al contrario, la tasa de muertes por femicidio creció: hoy muere una mujer cada 26 horas. El gobierno, a pesar de existir una ley, destina sólo 80 centavos por mujer, para prevenir la violencia contra las mujeres.
Durante dos horas se abrió una lista de intervenciones en la que varias mujeres contaron historias de amigas, sobrinas, hermanas, quienes vivieron situaciones extremas de violencia que derivaron en muerte; la búsqueda por recuperar los cuerpos, el escalofriante encuentro con el cuerpo mutilado, quemado, arrancado de esa amiga, hermana, sobrina; el interminable camino de la justicia para poner tras las rejas a los femicidas. Y el abandono por parte del Estado a la familia de la víctima: hijos criados por el asesino, niños que no reciben una ayuda económica, familiares que los recogen sin sustento para criarlos o para hacer frente a los gastos administrativos para exigir justicia: “hacer que la Justicia funcione para meter preso al asesino de nuestras mujeres, cuesta plata, cada trámite sale de los bolsillos de los familiares de la víctima y de las organizaciones, no del Estado”, se planteó.
Varias familiares de víctimas mencionaron que haber participado de Encuentros anteriores les dio las herramientas para organizarse para luchar frente al asesinato de un familiar, lucha que ha permitido elevar causas a juicio, e incluso remover a fiscales o jueces cuando juegan a favor del femicida con la disminución de penas.
Varios fueron los casos en los que a partir de esa fecha emblemática la Justicia tuvo que asumir y acelerar los procesos contra los femicidas.
Mujeres de San Lorenzo (Santa Fe) contaron la búsqueda de Paula Perasi. Denunciaron que en su desaparición participaron fuerzas de seguridad, empresarios, y que todavía siguen buscando su cuerpo, que gracias a la lucha multisectorial la memoria, el recuerdo de esas mujeres y su búsqueda sigue en pie. “Sin organización no se logra arrancar nada de lo que nos tiene que garantizar el Estado”.
Una compañera de Villa Gobernador Gálvez relató sobre las actividades de un grupo sobre violencia: tomaron el caso de Rosalía, que pedía la exclusión del hogar de su ex pareja pero éste finalmente le propinó ocho de tiros. Rosalía se sobrepuso a las heridas y gracias a la lucha de las familias y mujeres de la ciudad y la multisectorial de Rosario, consiguieron ponerlo tras las rejas. Después del 3 de junio consiguieron aumentarle la pena al ex marido de Rosalía por dos años más.
Un femicidio cada 26 horas
Vicky Disatnik al finalizar la charla planteó: “Esta actividad demuestra que el 3 de junio fue de todas y no de nadie en particular. Lo maravilloso de la convocatoria hecha por estas chicas permitió que todas nos sintiéramos convocadas y que cada una, desde su lugar, permitiera autoconvocarse. Nosotras en Tucumán, y creo que en otras provincias, no hemos tenido retorno del poder político. A fuerza de movilización hemos logrado dos cadenas perpetuas en un mes, después del 3 de junio. Pero hemos estado en la calle durante años pidiendo cadena perpetua para los femicidas y el gobierno no se inmutó. El gobierno de Alperovich nos llamó antes del 3 de junio para que “achiquemos” la jornada. Las mujeres en la calle fueron lo suficientemente fuertes para seguir peleando para que se declare la Emergencia: esto significa poner el blanco en quien tiene que resolver los problemas políticos que dan lugar a los femicidios. Por lo tanto nosotras seguiremos peleando por una Emergencia que resuelva refugios. Tucumán no tiene un solo refugio –salvo la oficina de emergencia doméstica en la Corte que no da abasto–- que dé respuesta a nuestras mujeres que no tienen adonde recurrir. La violencia ha crecido. Una mujer muerta cada 26 horas nos da la pauta de que tenemos que tomar medidas y me parece muy bien lo de los escraches, que podamos coordinar lo que estamos haciendo, que los ENM nos dan las herramientas para seguir peleando en cada lugar para que se resuelvan los problemas de violencia donde se tienen que resolver. Los problemas culturales que tienen que ver con la instalación de la violencia hacia las mujeres se van a ir resolviendo en la medida de que las mujeres seamos protagonistas de las luchas que recorren la Argentina, para parar los femicidios y para luchar por nuestros derechos”.