Manifestantes paralizaron el lunes 5 de febrero las principales ciudades de Haití, se enfrentaron a la policía y exigieron la renuncia del primer ministro Ariel Henry.
El estallido de las protestas tiene lugar luego de que Henry no convocara a elecciones ni cediera el poder a una nueva administración, como estaba previsto en un acuerdo después del magnicidio del presidente Jovenel Moïse, registrado hace más de dos años, y cuyo plazo máximo venció esta semana. Mientras, surgen nuevos grupos armados que profundizan las divisiones y la violencia, desde el gobierno de facto no hay muestras de un cambio de mando.
Bancos, escuelas y agencias del gobierno cerraron sus instalaciones en el norte y sur del país mientras los manifestantes bloqueaban calles y avenidas con neumáticos en llamas e impedían el paso del transporte público.
Las protestas vienen desde hace varias semanas, con la paralización de las escuelas y muchos comercios, y se dan en medio de las crecientes políticas represivas del primer ministro, y la agudización del enfrentamiento entre bandas armadas que ha provocado decenas de asesinatos y miles de desplazados en los barrios populares.
Algunos sectores opositores tratan de aprovechar las revueltas para llevar agua a su molino, y son parte de la sangrienta disputa por el poder en Haití.
El lunes 5 fue el primero de varios días de protestas, que tuvieron un punto culminante el 7 de febrero, fecha en la que se dio plazo para la renuncia de Henry.
La fecha recuerda el 7 de febrero de 1986, cuando el exdictador Jean-Claude Duvalier huyó a Francia, y el 7 de febrero de 1991 el día en que Jean-Bertrand Aristide —el primer presidente elegido por la vía democrática en el país— asumió el cargo.
Puerto Príncipe y varias otras ciudades de las provincias fueron escenario de asesinatos, violencia y saqueos durante los últimos días de intensas movilizaciones.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Haití (OCHA) sacó un comunicado denunciando “los graves impactos de las últimas movilizaciones antigubernamentales, acompañadas de malestar popular y violencia, en la salud, la educación, la seguridad alimentaria y el transporte”.
La Conferencia de Obispos Católicos de Haití (Ceh) publicó un llamamiento “a las autoridades a poner fin de inmediato al sufrimiento del pueblo cuya voluntad ha sido expresada en todo el territorio, particularmente el 7 de febrero de 2024. Sangre y lágrimas han fluido bastante a través de los asesinatos, secuestros y violaciones perpetrados durante los últimos tres (3) años. ¡Ya hemos tenido suficiente! ¡Cierra la válvula sanguínea y deja de contar muertos!”.
Hoy N° 1998 14/02/2024