1. La rebelión agropecuaria
El miércoles 26 se cumplen 14 días de paro agropecuario. Se está produciendo una pueblada nacional agraria de una envergadura desconocida desde hace décadas.
Pese a la recomendación de algunos dirigentes de “repliegue” durante el fin de semana largo, siguieron los cortes autoconvocados. El lunes 24, se multiplicaron piquetes y tractorazos, prolongando el paro hasta el final de la semana. Se incorporaron los tamberos, que anunciaron la paralización de las usinas lácteas.
Son los trabajadores y chacareros pequeños y medianos, acompañados por los pueblos de la zona, los que han masificado y profundizado la protesta. Esto es así, porque esos trabajadores (tractoristas, maquinistas, etc.) cobran un porcentaje de la cosecha, y los arrendatarios y contratistas pagan en pesos, por adelantado. Así, el robo con las retenciones lo terminan pagando los trabajadores con la baja de sus salarios, y los chacareros a los que el alquiler de la tierra y las retenciones les reduce al mínimo sus ingresos. Por el contrario, los “oligarcas” de los que habla el gobierno y Moyano, son los jerarcas de la Sociedad Rural que negocian con el kirchnerismo, o son sus “niños mimados” como Urquía y Grobocopatel.
Hay mucha bronca. Los productores no le creen al gobierno. En muchos casos, son nuevos contingentes los que organizan los cortes, muchas mujeres y jóvenes. Las decisiones se toman en asambleas. No se dan los teléfonos y se tapan las patentes para evitar la persecución oficial.
En Ingeniero Luiggi, La Pampa, bloquearon las vías impidiendo el paso de trenes cargueros con cereales para el puerto de Bahía Blanca.
El gobierno anunció que “no negocia con extorsionadores”. La maquinaria oficialista se puso en marcha con el despliegue de policías y gendarmes, que reprimieron a trabajadores y productores agrarios en Paraná, con varios heridos, y en la semana pasada a los medieros de Asoma en La Plata. Ricardo Jaime, secretario de Transporte nacional, presionó a las empresas de para organizar grupos de provocación contra la protesta. Moyano pasó a operar como fuerza de choque K, con campamentos en Ceibas (Entre Ríos), San Pedro (Buenos Aires) y General Lagos (Santa Fe). El de Moyano es un brazo de la pinza kirchnerista: provocar para “justificar” la represión de la policía y la Gendarmería.
Dirigentes agrarios señalaron a hoy, que las patotas movilizadas por Moyano son grupos parapoliciales a los que les dan la cobertura del gremio camionero. Por el contrario, seccionales de camioneros se solidarizan con el paro agrario.
La “caja K”
El desabastecimiento ya se siente en las góndolas de los supermercados y se agravará esta semana. Los barcos se vuelven sin cargas de granos. Los chinos dejaron de comprar soja.
La voluntad de los trabajadores y productores agropecuarios es firmeza y prudencia. Con mucha fuerza en las asambleas y cortes, están decididos a continuar hasta que el gobierno dé marcha atrás en el robo impositivo, aplicando retenciones segmentadas y coparticipadas, para que vuelvan al campo en apoyo a la pequeña y mediana producción.
El gobierno trata de “acumular caja” tratando de cubrirse de las tormentas que está provocando la crisis económica yanqui. Se desmoronan sus zonceras sobre “la inmunidad” de la Argentina frente a la crisis que sacude al corazón del sistema capitalismo-imperialista: en el mercado mundial que se referencia en la bolsa de Chicago, la soja bajó de 567 dólares la tonelada el 3/3, a 443 ahora: cayó el 22% en menos de un mes.
El gobierno kirchnerista se aferra al robo de las retenciones, que se descarga en definitiva sobre los trabajadores rurales y los pequeños y medianos productores. Especula que la urgencia de la trilla en el corazón de la zona sojera debilitará la pueblada. La recaudación de las retenciones es una de las claves de la política kirchnerista para sostener el “borocotizado” aparato político K, en una situación en la que provincias e intendencias están anémicas.
El que siembra vientos…
La protesta agraria está provocando fisuras en el aparato político minuciosamente armado por Néstor Kirchner desde Puerto Madero. La rebelión de pueblos es apoyada por un número creciente de intendentes, concejales y dirigentes políticos que antes trabajaron para el triunfo de Cristina Fernández. Además, por ahora con gestos, algunos gobernadores buscan posiciones dialoguistas.
El problema de fondo es que la posición reaccionaria del gobierno provocó más bronca en trabajadores y chacareros. El minucioso trabajo del kirchnerismo para “recomponer el Estado” oligárquico-imperialista, ha recibido un durísimo golpe, desde donde no lo esperaba: “La cultura piquetera ha llegado finalmente al campo, empujada por la percepción de que el único lenguaje que entiende la Casa Rosada es el de los fierros” (La Nación, 23/3). Después de haber perdido el apoyo electoral de las grandes ciudades, “Cristina Kirchner se está enajenando votos de la clase media rural que había conseguido el 28 de octubre” (La Nación, 24/3).
Si el kirchnerismo decide ir a fondo con su sordera, represión y provocaciones patoteras, se arriesga a que se profundice la pueblada nacional con alcances impredecibles.
2. Del 24 de marzo al 2 de abril
En las plazas de todo el país hubo movilizaciones en repudio del golpe de Estado genocida y entreguista del 24 de marzo de 1976.
Una masiva movilización y acto se realizó en la Plaza de Mayo, convocada por Memoria, Verdad y Justicia, con la firma de casi 400 organizaciones. Participó una gran columna del PCR, la JCR con sus banderas y consignas, la CCC con fuerza desde las zonas del gran Buenos Aires y la Capital Federal. El documento leído pasó revista a la represión y la impunidad de ayer, y la que va acumulando la política kirchnerista.
El kirchnerismo llegó al gobierno jurando por los derechos humanos, algo que, aseguran los santacruceños, jamás hizo en la provincia: ni un solo acto los 24 de marzo en 12 años de gobierno, y siempre “mano dura” a los conflictos sociales.
Este 32 aniversario, Cristina Fernández aplicó esa “tradición”. Se conoció la total falta de acciones del gobierno, su justicia y su policía para garantizar la aparición con vida de Julio López. El 24, la presidenta no fue a ningún acto, “descansó”. Pero no descansó para ordenar la represión a los trabajadores y chacareros en Paraná, y mandar a parapoliciales moyanistas a hacer provocaciones contra la pueblada.
¿Se sentirá abrumada la presidenta, que llegó al gobierno para sacar las protestas de las calles y rutas, con las decenas de miles de trabajadores y chacareros que protagonizan cientos de cortes en todo el país? Las asambleas y los piquetes autoconvocados, la democracia directa, se vuelve a ver como se vio en los grandes combates, en el campo, multiplicando en extensión y profundidad el proceso que desembocó en el Argentinazo.
Decenas de miles en las plazas contra la represión y la impunidad de ayer y de hoy, y en las rutas contra el robo impositivo del Estado oligárquico-imperialista, le han dado fuerza y vitalidad a este 24 de marzo. El silencio, la represión y la patota muestran al verdadero kirchnerismo. Y la firmeza en las plazas y los cortes de ruta muestran al pueblo tal cual es, con su enorme voluntad de lucha.
Las paritarias y otras luchas obreras en curso, la solidaridad con los trabajadores y chacareros, y la continuidad de la lucha democrática, crean una muy buena situación para que este nuevo 2 de abril sea una gran jornada patriótica y popular rompiendo el silencio y la inacción del gobierno frente a la ofensiva colonialista del imperialismo inglés.