Candela Sol Rodríguez, de 11 años de edad, desapareció el lunes 22 de agosto, cuando iba a reunirse con amigos. Fue vista por última vez en la esquina de su casa en Bustamante y Coraceros, partido de Hurlingham.
La presunción de que haya sido víctima de una red de trata, hizo que los vecinos rápidamente se solidarizaran con Carola, su madre, y empezaran a convocarse todos los días frente a su casa. Fue así que el caso logró instalarse en los medios.
Candela Sol Rodríguez, de 11 años de edad, desapareció el lunes 22 de agosto, cuando iba a reunirse con amigos. Fue vista por última vez en la esquina de su casa en Bustamante y Coraceros, partido de Hurlingham.
La presunción de que haya sido víctima de una red de trata, hizo que los vecinos rápidamente se solidarizaran con Carola, su madre, y empezaran a convocarse todos los días frente a su casa. Fue así que el caso logró instalarse en los medios.
La foto de Candela, junto al reclamo por su aparición, llegó a cada escuela, comercio y auto del distrito.
A pesar del “trabajo fino”, que hicieron desde el primer día los punteros del intendente Acuña, sobre la familia y allegados, para despegar al poder político y policial de la no aparición de la nena, la masividad de las convocatorias y las marchas y el repudio de todo el pueblo de Hurlingham siguió creciendo; la cúpula de la policía de la provincia tuvo que hacerse presente en el distrito, y la misma presidenta recibió a la madre ante la nacionalización del caso.
El sábado 27, una inmensa movilización de más de 6.000 personas, la más grande que se tenga memoria en el distrito, que comenzó como una marcha de silencio, fue transformándose poco a poco en un reclamo enérgico y conmovedor por el centro de Hurlingham, que culminó en la puerta de la casa de Candela.
El pueblo de Hurlingham está decidido a tomar en sus manos la lucha y se seguirá reuniendo y marchando hasta la aparición de Candela.