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15 de febrero de 2018

¿Qué augura la crisis financiera?

Ante el elevado endeudamiento del mundo y el fin del “dólar barato”

 
Por tercera vez en menos de una semana, el jueves pasado la Bolsa de Nueva York sufrió otra drástica caída. 
En concreto, el Dow Jones perdió 1.032 puntos, o un 4,15% de su valor. El S&P 500, por su parte, cedió un 3,75% y el indicador tecnológico Nasdaq retrocedió un 3,90%.

 
Por tercera vez en menos de una semana, el jueves pasado la Bolsa de Nueva York sufrió otra drástica caída. 
En concreto, el Dow Jones perdió 1.032 puntos, o un 4,15% de su valor. El S&P 500, por su parte, cedió un 3,75% y el indicador tecnológico Nasdaq retrocedió un 3,90%.
Estos retrocesos del Dow Jones se suman al descenso del 2,54% del viernes de la semana anterior, del 4,60% del lunes y del 0,08% del miércoles, sin que hiciera mella el avance del 2,33% que tuvo en la sesión del martes. En total, en esas cinco sesiones el índice retrocedió un 9% y un 10% desde la última marca histórica.
Según cálculos de la cadena CNBC citados por EFE, desde los récords del 26 de enero, cuando Wall Street se anotó marcas históricas en sus tres principales indicadores, las empresas que integran el S&P 500 perdieron la friolera de 2,2 billones de dólares de valor bursátil.
 
La secuencia de la caída
El retroceso comenzó a principios de la semana anterior y tomó fuerza el viernes y el lunes, en que se anularon todas las ganancias en lo que va del año.
Ese lunes, el índice Dow Jones sufrió la mayor caída de toda su historia, de 1.175 puntos, muy por encima de los 777 que perdió el 29 de septiembre de 2008, en plena crisis financiera, y se hundió 4,6%. El efecto del derrumbe de Wall Street se extendió al resto de los mercados mundiales.
La Bolsa de Tokio, tras una abrupta caída cerró con una pérdida de 4,73%, de más de 1.000 puntos en el Nikkei, algo que no se recordaba desde 2016 en oportunidad del “Brexit”.
La Bolsa de Shanghai cerró la sesión con una bajada del 3,35%; el mercado de la parte continental de China, la Bolsa de Shenzhen, perdió el 4,23% y el Hang Seng de Hong Kong se desplomó un 5,12%, su mayor caída desde agosto de 2015.
Las bolsas europeas se derrumbaron el martes arrastradas por la gran caída del lunes en Wall Street y el consecuente hundimiento de los mercados asiáticos, mientras que la plaza neoyorquina invirtió la tendencia y recuperó más de 2% al cierre de la jornada, para volver a caer estrepitosamente el jueves, como señalamos arriba.
 
Más turbulencias
Esta caída del mercado accionario se produjo después de los buenos datos del mercado de trabajo estadounidense, que auguran una disminución de la tasa de ganancia de las corporaciones y un aumento de la inflación, por la pelea distributiva entre el capital y el trabajo. El anuncio de que los salarios crecían un 2,9% durante el mes de enero fue una señal de alarma para los inversores y un indicador de que el contexto había cambiado para las empresas estadounidenses y que inevitablemente el costo del dinero va a seguir incrementándose. Y esto impactaría de manera directa en la rentabilidad de las compañías y en sus resultados corporativos. A ello se suma la amenaza creciente de una intensificación de la guerra comercial entre las grandes potencias imperialistas, en particular entre los Estados Unidos y China.
Ya se esperaba que la Reserva Federal subiese sus tasas de interés a corto plazo este año. Pero la inquietud en torno a la inflación hizo que cundiese el temor de que la Fed pudiera acelerar esos incrementos. Tasas de interés más altas complican el panorama de las empresas, que necesitan dinero para sostenerse, al tiempo que empujan a los inversionistas a los bonos más que a las acciones.
Además, este sacudón de Wall Street se da en el contexto de haber salido de la crisis de 2008, con una inundación de dólares baratos y un alocado endeudamiento de las corporaciones y de los Estados, en particular de las llamadas “economías emergentes”, entre las que se incluye a dos grandes potencias imperialistas como son Rusia y China.
El lunes, el gobierno de Trump declaró: “Miren, los mercados fluctúan en el corto plazo. Todos sabemos eso. Y ocurre por una serie de motivos. Pero los fundamentals de esta economía son muy sólidos y se dirigen en la dirección correcta para la clase media, en particular”. Lo que hizo recordar a Financial Times la célebre afirmación de John McCain, entonces candidato republicano a la presidencia, el día previo a la caída de Lehman Brothers en 2008: “Los fundamentals de nuestra economía todavía son sólidos” (Cronista. com, 7/2).
En la última semana, los fondos de deuda en dólares de los mercados emergentes (EMB) experimentaron salidas de capitales mayores a los u$s440.000 millones, lo que representa la mayor salida en la historia. Este escenario de mayor riesgo global también golpea con fuerza a los países dependientes como la Argentina.