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29 de enero de 2020

Uno de los grandes monopolios agroexportadores

Qué hacer con Vicentin

La empresa agroexportadora Vicentin anunció a comienzos de diciembre del año pasado que por “stress financiero” no pagaría los $23.500 millones de pesos de deuda con los bancos (18 mil millones al Banco Nación), ni los U$S350 millones de dólares con los productores agropecuarios, más toda la financiación que tomó por Bolsa y a bancos internacionales de crédito en dólares.
Desde ese momento las señales de alarma se encendieron en Santa Fe y comenzó a temblar toda la cadena de pagos que incluye a corredores, acopios, productores y vendedores de insumos, a los más de 1.500 trabajadores directos (y otro tanto de indirectos) que tienen su fuente laboral en las plantas y los gobiernos provincial y locales que tienen una gran fuente de ingresos fiscales en juego (en el municipio de Ricardone por ejemplo utiliza lo que paga Vicentin de impuestos locales para pagar el aguinaldo de los empleados municipales).

La preocupación está justificada. Vicentin no es cualquier empresa. La agroexportadora nacida en el norte de Santa Fe llegó el año pasado a ubicarse como sexto mayor exportador de cereales, oleaginosas y sus derivados con una participación del 9% todo el mercado y el despacho de unos 300 barcos al año entre granos, harinas y aceites. En la campaña pasada vendió 4,9 millones de toneladas de harinas y 1,05 millones de toneladas de aceites. En 2019 concentró el 21% de la molienda de soja: unas 8,4 millones de toneladas. Es un jugador decisivo en la cadena girasolera ya que procesa el 24% de la molienda del girasol (unas 829.000 toneladas en lo que va de este año).
En el negocio de los biocombustibles, Vicentin también pisa fuerte y creció entre 2017 y 2019 un 25% en la producción de etanol (97.010 metros cúbicos en 2019) y un 4% en la de biodiésel (163.000 metros cúbicos).

Es una de las pocas empresas de capital nacional (además de ACA y AGD) que queda en un sector dominado por monopolios imperialistas como Cargill y Bunge (Estados Unidos), Cofco (China) o Dreyfuss (Francia).

A su vez, Vicentin está asociada a la multinacional suiza Glencore con gran peso en el negocio minero, y con el que comparte en la localidad de Timbúes la propiedad de Renova, la empresa de mayor capacidad de procesamiento de soja del mundo.
Pero además de su peso específico en la economía nacional y provincial (en el norte santafesino su peso es mayor), Vicentin actuó siempre como mascarón de proa del sector y como la voz política de las agroexportadoras. Esto se vio cristalizado con la llegada de Alberto Padoan (vocero de la empresa, casado con una de las socias) a la presidencia de La Bolsa de Comercio de Rosario.
Este papel de la empresa quedó claro luego de la gran huelga del año 2010 que paralizó los puertos de la región durante 10 días y donde Vicentin fue quien pudo destrabarla a partir de conciliar posiciones.

Una empresa con muchos negocios

La empresa nacida hace casi 130 años en el norte provincial ha ido acrecentando su patrimonio a lo largo de la historia (no siempre de manera muy clara, como durante la estatización de deudas llevada adelante por Cavallo en la dictadura, o las sospechas de coimas al kirchnerismo en la “causa de los cuadernos” para ser beneficiados en el tema biodiesel) y hoy no sólo tiene capital invertido en la agroexportación y tampoco sólo en Argentina.

En 2018 terminó su ejercicio económico con ganancias netas por $1.800 millones, de los cuales gran parte proviene de las sociedades en las que participa: Vicentin Europa, Vicentin Paraguay, Vicentin Uruguay, Oleaginosa San Lorenzo, Diferol, Biogas Avellaneda, Tastil, Renova, Río del Norte, Emilgrain, Bioceres y Terminal Puerto Rosario.

Es dueña además de Algodonera Avellaneda (acopio, desmotado e hilado y tejido), ENAV (planta elaboradora de jugo concentrado de uva ubicada San Juan), Feed lot “Los Corrales de Nicanor”, la bodega Vicentin Family Wines (que exporta vinos a Estados Unidos, México, Perú, Bolivia, Suiza y Brasil), Promiel (un acopio de miel que destina toda su producción a Alemania, Francia, Bélgica, Gran Bretaña, Italia, España, Canadá y Japón), ARSA en el negocio de los lácteos (compró los postres y yogures de la ex SanCor) y el Frigorífico Friar en el norte de Santa Fe, que tiene una planta en Reconquista y otra en Nelson.

El “stress financiero”

¿Cómo llega una empresa de esas dimensiones, y con una facturación gigantesca en el año de la “cosecha récord”, a declarar que no puede pagar las deudas que contrajo? Eso mismo se pregunta y cuestiona el Banco Nación.
El Banco Nación es el principal acreedor de Vicentin con una deuda que (según reconoció el vocero de la entidad Sergio Resumil) asciende a $18.700 millones.

Según el informe presentado por Claudio Lozano, hoy director del Banco Nación, los números de la empresa no pueden demostrar la incapacidad de pago. De hecho, empresas con mayor porcentaje en la relación de deuda con su capital (como YPF o Arcor) siguen pagando sin problemas.

Pero además en las últimas horas se comenzó a cuestionar “la forma” en que autoridades anteriores del banco como es el caso del funcionario macrista Javier González Fraga. Según las autoridades actuales del Nación los créditos eran ampliados sin recibir en tiempo y forma los pagos anteriores y excediendo los montos que correspondían a la empresa.

Por otro lado, además de la con los bancos está la deuda comercial, que es la que mantiene con los proveedores de materia prima (granos). Hay unos 1.200 acreedores que tienen acreencias por debajo de los 30.000 dólares principalmente productores y corredores menores. Y unos 200 acreedores “grandes” que completan el lote de las deudas comerciales de la empresa, que ascenderían a U$S 350 millones.
Vicentin tenía como modelo de negocio adquirir los insumos para sus plantas a intermediarios, a los acopios y correacopios. El resto de los exportadores le compran de manera directa al productor. Pero además tenía la costumbre de comprar lo que las otras plantas rechazaban (por malas condiciones), por lo que era receptor de gran parte de los granos y con mucha confianza de los productores que envían su cosecha a espera de tener la necesidad de “fijar los precios” en otro momento.

Hoy todo el sector comercial quedó sin cobrar a partir del “stress financiero” que declararon en diciembre las autoridades de la empresa.
A esto hay que sumarle los bancos extranjeros que otorgaron préstamos a Vicentin y ahora exigen una reestructuración de esas deudas. La Corporación Financiera Internacional (CFI) del Grupo del Banco Mundial, Natixis SA y Rabobank UA son algunos de los bancos que esperan poder cobrar lo que le prestaron a la empresa que estos años además fue ampliando sus negocios e instalaciones en base a esos créditos.

¿Qué pasó entonces?

Vicentin, a través de sus subsidiarias, fue el principal aportante a la campaña presidencial de Mauricio Macri, quien generó grandes beneficios para el sector agroexportador. En Santa Fe tanto Padoan como Gustavo Nardelli (uno de sus socios) fueron conocidos integrantes de la mesa chica de Cambiemos en la provincia, y hasta coquetearon con la idea de tener un candidato a gobernador propio dentro del macrismo.

También como dijimos la misma empresa apostó a los negocios con el kirchnerismo lo que le valió un procesamiento a Padoan en la “causa de los cuadernos”. Por aquella época, en plena visita a la localidad de Avellaneda para la Fiesta Nacional del Biodiesel, el entonces ministro Julio de Vido hablaba del “amigo” Padoan que acercaba proyectos para el norte provincial.

Pero en las elecciones de 2019 la empresa fue la principal aportista de Mauricio Macri. Aunque no solo apostó poniendo dinero a la campaña, sino que todo el sector, confiado en la victoria de Macri, se volcó a negocios financieros que terminaron saliendo mal luego de la crisis post PASO.

Luego de la estrepitosa derrota del macrismo la bolsa argentina tuvo una caída inaudita en su historia del 37% en un solo día y la Argentina sufrió una violenta devaluación. Entonces la corredora de granos Agrofinanciera BLD, que trabajaba mucho con Vicentín, entró en crisis y dejó de pagar a acreedores porque el reperfilamiento de letras a corto y mediano plazo, dispuesto por el gobierno nacional tras las PASO, la dejó sin respaldo financiero. En criollo, significa que habían puesto la plata en la bicicleta financiera del macrismo y tras la crisis el gobierno no les pagó, cortando así la posibilidad de devolver la plata a los productores. No está claro si el mismo Vicentin invirtió también en bonos y es un afectado más por el “reperfilamiento” macrista, pero la situación también los golpeó.
Sumado a esto, tras la devaluación el gobierno de Macri aceleró la obligación de liquidar las divisas (había quitado por completo esa obligación desde su llegada al gobierno dándole total libertad y poder de control de la moneda a las agroexportadoras) lo que también aceleró los problemas de liquidez.

Finalmente, la situación de la empresa coincide con un aumento en la liquidación de la cosecha retenida del año pasado, dado que muchos productores buscaron adelantarse a ingresar sus dólares antes de que gobierno revisara el esquema de retenciones.

La preocupación de los trabajadores

Desde diciembre pasado están paralizadas las plantas, con más de 2.000 empleados licenciados, que sólo realizan guardias mínimas y tareas de mantenimiento. Hay gran incertidumbre y muchas imprecisiones sobre la continuidad de las fuentes laborales.

La semana pasada Vicentin le comunicó al Sindicato de Aceiteros de San Lorenzo que iba a postergar hasta el 3 de febrero las guardias pasivas en las tres plantas que están paralizadas. Y que podrían reactivarse las plantas con el trabajo a fasón (otras empresas procesarían granos en Vicentin para aprovechar la capacidad ociosa) en un acuerdo con Molinos, AGD, Bunge y Dreyfus para moler 100.000 toneladas en la planta en Ricardone durante un mes.

Hasta ahora los operarios cobraron sus salarios, aunque no percibieron el bono que cobraban a esta altura del año.

¿Y ahora?

Vicentin presentó un plan esta semana que incluye el pago a los productores chicos, el pago de un 20% a los grandes y financiación a 6 años y el pago de un plus a quienes vuelvan a venderle granos para intentar reactivar la producción (con la idea de recuperar la confianza de los productores).

También se encuentran activas las negociaciones con la multinacional europea Glencore, socia en Renova, para transferir la totalidad de las tenencias de esa compañía (tenían 50-50 y en enero Vicentin le vendió otro 16.6%).

Renova tiene dos plantas (una es la de mayor capacidad de procesamiento de soja en el mundo), una de biodiesel en localizada en San Lorenzo.

Como la deuda bancaria de la empresa es centralmente con el Banco Nación una de las principales preocupaciones tiene que ver con esa “reestructuración”. Como ha sucedido en nuestra historia habrá que estar atento a que no terminen estatizando la deuda de la empresa y haciéndonos cargo a todos de los resultados de su juego financiero.

Desde diversos sectores políticos como el Frente Social y Popular de Santa Fe y organizaciones sociales y campesinas nucleadas en el Foro Social Agrario comenzó a plantearse la necesidad de discutir la posibilidad de que el gobierno haciendo uso de su acreencia pueda quedarse con parte de la empresa y desde allí incidir nuevamente en el control y regulación del mercado de granos donde hoy el Estado no tiene casi incidencia.

Según los economistas del Banco Nación y especialistas del área la inversión estatal no sería de gran magnitud, teniendo en cuenta el calibre de la deuda.

Incluso cuando se piensa en el conjunto de beneficios que podría generar la intervención estatal en el sector concentra el 80% de la exportación (acceso a mayor control de las divisas, posibilidad de fijación de precios mínimos, posibilidad de bloquear la descarga de impuestos que las empresas hacen sobre los productores, control de precios del mercado interno de alimentos, etc.) la inversión es aún más conveniente.

Resta ver si una vez más seremos las grandes mayorías las que pagaremos los platos rotos de una fiesta de pocos que estos años les permitió embolsar cifras astronómicas o finalmente se habilitarán los mecanismos para recuperar parte de la soberanía económica que necesitamos para nuestro desarrollo.

Escribe Germán Mangione

Hoy N° 1800 29/01/2020