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12 de noviembre de 2014

Conversamos con Perla, una compañera de un barrio de Ezpeleta, en el conurbano bonaerense, quien viajó al Encuentro Nacional de Mujeres y participó del Taller de Mujeres y Deuda Externa.

Que no se pague la deuda con el hambre del pueblo

Opiniones en el Encuentro Nacional de Mujeres

“Participé del taller de Mujeres y Deuda Externa. En ese taller participó una compañera de Salta que hablaba de que allí se mueren niños y ancianos, porque no tienen para comer, para mantenerse y hay mucha desocupación y hambre. Participó otra compañera que decía que eso era mentira, que planteaba que todo estaba bien, que había trabajo, una buena educación y buena salud. Una compañera de Chubut contaba que en el colegio entre los maestros juntan plata para poder darle mate cocido y pan a los chicos, para que estén despiertos y puedan estudiar.

“Participé del taller de Mujeres y Deuda Externa. En ese taller participó una compañera de Salta que hablaba de que allí se mueren niños y ancianos, porque no tienen para comer, para mantenerse y hay mucha desocupación y hambre. Participó otra compañera que decía que eso era mentira, que planteaba que todo estaba bien, que había trabajo, una buena educación y buena salud. Una compañera de Chubut contaba que en el colegio entre los maestros juntan plata para poder darle mate cocido y pan a los chicos, para que estén despiertos y puedan estudiar. Contaba también que en los colegios hay ratas y nadie se hace cargo; que sacaron los merenderos y comedores. Otra mujer opinó que nosotros tenemos la obligación de pagar la deuda porque si no, se van a morir de hambre todos los niños.
Yo creo que ya se están muriendo los niños de hambre por pagar la deuda, porque en vez de pagarla tendrían que invertir en trabajo, educación y salud, para que el pueblo esté bien y no tengamos tantas necesidades. Nos mató la inflación. No llegamos a fin de mes, con suerte llegamos a quince días. Las madres de familia tenemos que inventar, rebuscarnos, inventar trabajo o recorrer lugares para que nos den un plato de comida. Desde la CCC hicimos ollas populares y vinieron muchas familias a buscar comida, esa es la realidad. Hay hambre. No alcanza. Nosotros tenemos que luchar para que esto cambie y no se pague más una deuda con el hambre del pueblo.
Lo que más me indignaba de otras mujeres que decían que estaba todo bien es que a las compañeras de Salta las hacían callar. Las maltrataban. No le daban lugar a charlar más de dos minutos cuando habíamos acordado que hablábamos cinco minutos. A las que contaban la realidad de los colegios de Salta, las callaban. Las que hablaban del kirchnerismo y decían que estaba todo bien, hablaban diez o quince minutos. Yo planteé que me indignaba que nos coartaran la libertad de expresión porque este país está para expresarse. Cada uno tiene su idea, su mundo. Había mujeres que tenían un mundo de fantasía y otras de realidad. Como dije en el taller, hay que caminar los barrios, hacer ollas populares y fijarse cómo la gente va a retirar alimento. Por necesidad va la gente, no por comodidad. Por la necesidad de los chicos, porque no alcanza. Y da vergüenza pedir, pero en las copas de leche la gente se anima a acercarse. Vienen porque ven que se reparte para los chicos.
Al momento de las conclusiones del taller, estuvo muy peleado porque solo querían poner la parte que favorecía al gobierno y no que se planteó en el taller que la deuda no había que pagarla. Querían poner otra cosa. La peleamos que pusieran lo que realmente se había discutido en el taller.”