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25 de abril de 2012

La “rosca” yerbatera de los cinco grandes molinos y las cadenas comercializadoras obtuvieron superganancias. Desaparecen pequeñas  producciones, y los tareferos pasan hambre.

¿Qué pasa con la yerba mate?

Hoy 1416 / El gobierno liberó los precios

Luego de varios años de mantener bajo el precio al productor, el gobierno nacional por medio del Ministerio de Agricultura laudó un precio mínimo aceptable que cubría los costos de producción y la retribución –injusta-, pero que por ley corresponde al tarefero (obrero de la cosecha). El precio fijado fue de $1,70 por kilogramo verde puesto en secadero y $6,90 para el kilo secado para venta a los molinos. El precio fijado era desde hace un año y medio de $0,90. Precio que no se cumplía. El encargado de controlar el cumplimiento es el Instituto Nacional de la Yerba Mate, ente regulador obtenido luego de la gran lucha del año 2002.
Por la falta de control e incumplimiento de precios, un sector de productores y tareferos rurales venían en lucha por lograr una retribución interzafra ya que la cosecha de la yerba mate dura 6 meses por año, debiendo permanecer (los otros 6 meses) como mano de obra ociosa esperando la próxima cosecha durante (son 15.000 tareferos aproximadamente). El resultado fue el precio de $1,70, y se necesitan 3 kilos verdes para cada kilo seco más los gastos de secansa, ese es el motivo del precio de salida $6,90 del secadero al molino yerbatero que muele, mezcla, empaqueta y vende el producto.

 

Un negocio concentrado
La yerba es un producto cuyo consumo es casi exclusivo del mercado interno y se halla fuertemente monopolizada en un embudo que concentra en 5 molinos más del 60% de la oferta; por ejemplo Taraguí de Las Marías (Navajas Artaza), Nobleza Gaucha de Molinos Río de la Plata, Cruz de Malta (Mate Larangueira Mendez asociada con Ramón Puerta), Rosamonte (Hereñuk- gran burguesía provincial), etc. Esa “rosca” es la que determina qué precios se pagan y subordina, negocia o directamente participa en todos los gobierno provinciales y tiene eternos “asesores” burócratas del Ministerio de Agricultura de la Nación. El principal operador de la “rosca” es el grupo terrateniente e industrial Navajas Artaza de Taraguí, dado que comercializa con sus distintas marcas alrededor de 50 millones de kilos sobre una producción nacional de 280 millones de kgs. empaquetados, y es el principal productor de yerba mate del mundo con más de 4.500 has. cultivadas y muchos miles más en ganadería, forestación, etc.
Así las cosas, la producción venía en descenso en vista de los bajos precios, al mismo tiempo que se desataba la lucha, y el gobierno de Misiones presionado por la situación presionaba también al INYM y al gobierno nacional para fijar un aumento. De allí el choque de Guillermo Moreno (secretario de Comercio) que trató de “polacos patasucia” a los productores y de “gordito puto” al gobernador Closs (según los dichos de dirigentes de los productores que lo entrevistaron; “no me consta” dijo Closs). El resultado fue que Moreno levantó el control de precios de venta al público y se disparó el precio con el monopolio de los “5 grandes” y las cadenas comercializadoras. Como tenían en depósitos 150 millones de kilos sobre un consumo mensual de 20 a 22 millones han conseguido tener superganancias al pasar a costar la yerba entre $25 y $40 por kilo cuando antes costaba poco más $10. Muy amargo el mate para los tareferos y productores.
Primero hubo gran alegría al haber triunfado con un mejor precio (Bussi vino a Apóstoles, capital de la yerba, para festejar con la hace poco creada filial de la FAA) y se lanzó la cosecha. Pero resultó que los molinos no pagaron $6.90 y los productores no recibieron los $1,70 por kg. Argumentaron los secaderos y molineros que el precio no incluía el IVA, por tanto el precio real al productor es de $1,34 ($1,70-IVA 21%), y el Ministerio de Agricultura de la Nación “aclaró” el jueves 19 de abril (al mes de comenzada la cosecha fuerte) que efectivamente el precio incluye los “impuestos correspondientes”, dando este beneficio a los molineros y cadenas, para negociar con ellos una rebaja del precio al público.
Entramos por tanto en una nueva fase que seguramente desatará la lucha de los productores que se encuentran estafados y los tareferos sobre quienes se descarga la crisis, ya que el 70% está en negro y luchando por la subsistencia. En tanto los pequeños productores sufren la concentración de la producción y van vendiendo o alquilando sus chacras. Marchamos a una nueva vuelta de tuerca hacia la concentración y desaparición de campesinos. Sobre 17.000 productores inscriptos, en el 2011 han entregado yerba mate a la industria poco más de 7.000,  que empujados por los bajos precios escapan al control por medio de acopiadores y entrega en negro, sin registro.
Este el “capitalismo en serio” que impulsa el gobierno; concentración, monopolio hacia arriba y unos pocos planes asistenciales hacia abajo para mantener la estructura de concentración y trabajo en negro que les siga permitiendo superganancias a los monopolios. Como siempre sucede, vamos de la apariencia a la esencia.