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20 de marzo de 2024

¿Se la puede parar con la militarización?

¿Qué pasa en Rosario?

La trágica pelea por el control del narcotráfico tiñe de sangre de trabajadores la ciudad.

La escalada

Vaya en primer término nuestro repudio, la exigencia de esclarecimiento y condena de los asesinatos y nuestra solidaridad con los compañeros y las familias de cada una de las víctimas de ayer y de hoy. Y la exigencia de poner fin a una guerra originada en la pelea por el dominio de la última etapa del narcotráfico.

Primero fueron los asesinatos de “dealers” (vendedores), “soldaditos” (custodios de los bunkers y tiradores), todos muy jóvenes y muy pobres, victimarios y víctimas de la pelea en los barrios por el control de la venta minorista.

El segundo escalón, graficado con la aparición de la hoy famosa “banda de los monos”, mostró un nuevo escalón de violencia por el control de zonas enteras de la ciudad. Verdaderos mayoristas peleando a mano armada y a la vista de todos, con ajustes de cuentas y ejecuciones crueles, mostradas para escarmiento. También comienzan a aparecer cocinas, transporte, etc.

Ya en esta etapa empieza a aparecer que todo esto no puede ser llevado a cabo sin complicidad de una parte de la policía y sectores de los gobernantes. Decenas de efectivos han caído complicados, comenzando por el jefe de policía de la provincia. Y es solo la minoría lo que se descubre.

Y por último la ejecución de hombres y mujeres solo para enviar mensajes mafiosos.

Frente a una ciudad conmovida por los asesinatos, aparece con fuerza desde el gobierno de Milei-Bullrich y el gobernador Pullaro la saturación represiva y la militarización de la ciudad como única respuesta. Se entiende que una parte del pueblo, que también enfrenta a diario a los robos y asaltos “comunes”, se aferre a esta posibilidad “porque así no se puede vivir”.

Otra parte recuerda que con el aparatoso desembarco actual ya serian once veces que se planteó la misma solución, desde el primero de Berni, hasta el Operativo Banderas de Bullrich hace apenas dos meses. Y que lejos de resolverse nada, se agravaron los asesinatos “narcos” y también la inseguridad común. Y que se está cada vez más lejos de una solución.

Estamos en contra de que para enfrentar estas bandas se violen principios constitucionales, y legales, porque lejos de resolver el problema lo agravan, como ha quedado demostrado. Y porque crean las condiciones para naturalizar estos métodos.

La militarización y saturación se hacen con fuerzas represivas educadas para considerar como enemigos y dirigir la represión a los pobres, a los jóvenes, a los que protestan y no a los que se roban la nación. Así se impide el involucramiento de los sectores populares que son los que conocen y sufren los problemas.

Peor aún, porque el gobierno de Milei empuja deliberadamente la militarización para ir creando un clima que más tarde o más temprano permita usarlas para enfrentar la protesta social, como ha sido siempre la experiencia. Con extremos trágicos como la dictadura de Videla.

En el mejor de los casos porque se parte de la base de que el problema está solo en las bandas y en los barrios, cuando es un problema a escala mundial que mueve inmensas cantidades de dinero.

Viene de afuera, pero encuentra un excelente caldo de cultivo en la pobreza extrema de las mayorías populares.

Se publica que el 65% de los niños y jóvenes no pueden resolver sus necesidades básicas y mucho menos un proyecto de trabajo y de vida, por lo que sobran los reemplazos para los que van presos o mueren en plena juventud.

El otro absurdo es que se los pretende enfrentar con fuerzas de seguridad y carcelarias profundamente infiltradas por los grandes narcos que pueden pagar cien veces más que los sueldos de la administración pública. Como lo sabe cualquier rosarino en los barrios y villas.

Al punto que no hay ninguna banda que no tenga comisarios y oficiales en sus filas. Ya ni causa sorpresa que todas las semanas salte algún caso que rápidamente desaparece de los medios y de la justicia.

 

La salida

Con las soluciones propuestas se ha ido agravando cada vez más el problema. El camino a una salida es que el pueblo tome en sus manos la discusión y las posibles respuestas.

Partiendo que no es simple, porque se trata de los últimos escalones de un negocio que mueve fortunas a nivel del mundo. Y que en nuestro país se apoya en grandes financistas para el lavado del dinero, que cuenta con infiltrados en todos los niveles del Estado.

Aun así, podemos formular algunas propuestas, aunque algunas no sean inmediatas.

En primer lugar, hay que lograr la organización y movilización unitaria de todos los sectores populares como lo logramos con el Paro Regional contra la inseguridad, o como lo lograron los pobladores del barrio Pumitas cuando asesinaron a Máximo Jerez.

Para exigir: No a la militarización de Rosario. Esclarecimiento y castigo de los asesinatos. Que se depuren las fuerzas represivas, los servicios penitenciarios y la justicia. Que se permita el control de las organizaciones populares en las medidas y planes tendientes a disminuir la delincuencia común y “narco”.

Inmediato plan para enfrentar el hambre y abrir fuentes de trabajo para los jóvenes que ofrezca una salida distinta que los narcos. Que el gobierno nacional deje de perseguir a las organizaciones sociales y restituya los alimentos que hace meses se niegan en el medio de la más brutal inflación.

Campañas contra el consumo de drogas. Apoyo a las organizaciones que luchan por la prevención y el tratamiento de las víctimas del consumo.

Ataque a fondo a los sectores de las finanzas que permiten el lavado del dinero narco. En los dos últimos años han empezado a caer algunos personajes emblemáticos de la Citi rosarina, pero sus nombres se borran rápidamente para entrar en el olvido.

Control soberano, con participación de las organizaciones del pueblo, sobre las fronteras, los ríos y puertos para empezar a atacar el problema de fondo. Comenzando con los puertos del Gran Rosario, muchos de ellos extranjeros, sin el más mínimo  control. Y el puerto de Rosario públicamente acusado de ser cabeza de envíos de droga a puertos europeos y australianos.

Fuera la DEA, la CIA y el ejército de los EEUU. Fuera Inglaterra de Malvinas y todas las demás potencias imperialistas del país.

Escribe Luis Molinas, secretario del Regional Santa Fe del PCR

Hoy N° 2003 20/03/2024