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02 de octubre de 2010

El 27 de enero concluyó la edición número 48 del Festival Mayor del Folclore y el Canto Popular. Durante una semana ciento de actividades musicales, artesanales, conferencias, encuentros se multiplicaron en la ciudad serrana.

¿Qué pasó en Cosquín?

Dos concepciones de cultura (Primera nota)

Simultáneo al Festival, el Municipio organizó el 22° Congreso del Hombre Argentino y su Cultura, 7° Encuentro Nacional de Poetas con la Gente y la 4º Feria del Libro, a la que asistieron docentes, artesanos, poetas, trabajadores de la cultura de todo el país. Paralelamente en las calles, los clubes, las casonas, los patios, las plazas y en el río cantaron, bailaron miles que no accedieron al escenario mayor y llenando las peñas no oficiales.
Todo Cosquín se inundó de jóvenes, adultos y familias de capas medias y humildes de las zonas urbanas y rurales que buscaban encontrarse con la música y el sentir de su tierra. Cantantes, músicos, grupos, artistas, docentes –de La Rioja, Córdoba, San Luis, Rosario, Tucumán, Mendoza, Santiago del Estero, Entre Ríos, Corrientes– intentaron hacerse conocer, estar, ser escuchados, intercambiar con su pares de otras provincias sus melodías, sus letras.
Una semana en la que casi no se duerme a pura música y danza folclórica, artesanías e instrumentos autóctonos que se exponen, se venden, se usan y se producen allí mismo. Aunque el esfuerzo económico y el trayecto son grandes, la alegría que produce parece tonificar la existencia e identidad de los visitantes, pero estas alegrías muchas veces no alcanzan para postergar las preocupaciones, las penas, las carencias que durante esas nueve lunas mezclan risas y tristezas.
Con otras preocupaciones, el Cosquín oficial informó que este año la afluencia de público generó un superávit de 250.000 pesos, con un promedio general en cada velada en el escenario mayor que rondó los 6.000 espectadores. Desde hace algunos años las políticas gubernamentales, provinciales y municipales impulsan fortalecer los lazos entre cultura y turismo para explotar una fuente de ingresos rápida que reemplace la producción industrial de bienes por la de servicios. Las estimaciones económicas proyectan que este año estos ingresos nacionales serán de 3.200 millones de dólares.
Estos dos cosquines, con intereses opuestos, se enfrentan año a año. La expresión genuina de cultores populares y de los artistas que los expresan mantienen vivo, alerta y despierto el espíritu que dio origen al festival en la maraña de ofertas complacientes, que comercializan y banalizan nuestras raíces culturales identitarias. Los sectores populares que llegan al festival buscan aquellas producciones con verdadero contenido popular y nacional que sostienen nuestra cultura e identidad. También en Cosquín se enfrentan dos concepciones de cultura, la de las clases dominantes y la cultura subalterna oprimida de los sectores populares.
Desde fines de los ‘90, la revista cultural La Marea desarrolla en Cosquín una tarea de difusión, así como de crítica y debate de la cultura dominante y sus políticas, desplegando una gran actividad artística e ideológica gracias a la participación de amigos y compañeros, junto a numerosos artistas, músicos e intelectuales que apoyan sus iniciativas.
Este año las actividades se concentraron en el Congreso del Hombre Argentino y su Cultura el viernes 25, y en la presentación del último número de la revista, con un encuentro musical el sábado 26.

El Congreso del Hombre Argentino
El Congreso que sesionó durante toda la semana, se propuso reflexionar sobre “El derecho a la inclusión y los animadores culturales”. Convocó a artesanos, trabajadores, organizaciones no gubernamentales que contaron experiencias que permitieron debates y discusiones entre los asistentes. Las dos últimas jornadas, del jueves 24 y viernes 25, fueron las más intensas.
Una de las mesas del jueves, movilizadoras de este debate, fue la que presentó a varias asambleas cordobesas –que a partir de “el grito de Ongamira”– se juntaron para detener la instalación minera en la región.
Los representantes de las asambleas de Ongamira, Villardino, Sansacate, Sanmarco Sierra, Belén, Andalgalá denunciaron en el Congreso del Hombre Argentino cómo la Ley de minería de los ‘90 y las leyes provinciales de minería, favorecen la instalación de empresas extranjeras que avalan la depredación, sustraen el mineral volando 20 toneladas de roca en menos de dos horas, contaminan el aire, los ríos, gastan 100 millones de agua obligando a pagar a los pobladores entre 2 y 3 pesos el litro para consumir, a la vez que reducen su calidad de vida.
En esa misma jornada, María Rosa, una de las “Madres contra el Paco”, con su hijo recuperado, expuso con crudeza y dolor los efectos de la droga y cómo las consecuencias más graves la sufren los sectores humildes con la connivencia del Estado que no modifica las condiciones económicas y sociales que favorecen la adicción.
 
El cierre del viernes
El viernes la mesa multidisciplinaria que cerraba el Congreso contó con la exposición de la psicóloga Alicia Presas, el antropólogo Norberto Cirio, y la secretaria de redacción de La Marea, Cristina Mateu. Desde distintas perspectivas uno de los primeros acuerdos entre los panelistas y el público fue que las políticas de “inclusión”, surgen de un sector que tiene el poder y se cree con derecho de incluir o excluir a un proyecto que resulta así incuestionable.
La psicóloga Presas interpretó desde el psicoanálisis cómo fue la experiencia traumática de exclusión en la historia de Cosquín, especialmente, las consecuencias durante la dictadura de 1976.
El antropólogo Cirio abordó las formas de exclusión social de los afrodescendientes desde la colonia hasta hoy, que se sigue ignorando su existencia.
La secretaria de redacción de La Marea enlazó el vínculo de las condiciones económicas y culturales, cuestionó el concepto de exclusión e inclusión, que se difundió en los ‘90 y ligó históricamente las políticas de las clases dominantes para imponer sus proyectos económicos a través del disciplinamiento de las clases populares mediante la represión o imposición de una cultura ajena, negando y rechazando las culturas subalternas (originarias, negras, criollas e inmigrantes), siendo la cultura para las clases dominantes otro instrumento de dominación.
Terminó su exposición exhibiendo un tramo de la presentación de la “Declaración por la segunda y definitiva independencia”, organizada en la Feria del Libro por La Marea y el Modacuna en 2007, en el que Josefina Racedo presenta a Luisa Calcumil, a la quichuista Casilda Chazarreta y a la vidalera santiagueña Francisca Gallardo, expresión del vínculo entre las manifestaciones de nuestro pueblo y de donde los artistas se nutren, reelaboran su trabajo, lo valorizan y perfeccionan.
El debate posterior sirvió para repensar el rol del Estado, la penetración imperialista, y cuestionar al gobierno actual que mantienen una política exportadora de oro, petróleo y soja; dependiente de los capitales y manufacturas extranjeras, desangre que también sufre la cultura y el turismo, y conduce al vaciamiento y la enajenación de nuestra cultura para satisfacer las demandas extranjeras.
Al terminar la jornada, se sumaron con entusiasmo y curiosidad nuevos compañeros a la campaña para difundir la presentación de la revista el sábado, repartiendo volantes, armando carteles, estableciendo contacto con los medios y artistas que recorren Cosquín en esos días.
La presentación de la revista La Marea Nº 29 fue la actividad central del trabajo cultural realizado en Cosquín. Contó con la actuación de Rafael Amor, Luisa Calcumil, el Dúo Enarmonía, Joselo Schuap, el grupo de danza Apei-me, el grupo de danza del Centro Cultural La Angostura de Rosario, el grupo La Greda de Santiago del Estero.