Noticias

28 de agosto de 2024

Investigación científica y desarrollo tecnológico al servicio del pueblo y de la patria

¿Qué tipo de ciencia necesitamos?

Milei: entrega, sumisión e indefensión nacional

Milei se propone destruir el desarrollo tecnológico y científico logrado con mucha lucha. Se desfinancia el CAREM que, en nuestros astilleros, nos permitiría construir un submarino atómico para controlar nuestras áreas marítimas.

Se pretende vender nuestro desarrollo satelital (del cual el Dr. Mario Gulich fue impulsor) y el INVAP, ejemplos de Sociedades del Estado necesarias.

Planean la venta de la Fábrica Militar de Río Tercero a EEUU., a quien “no le interesa la capacidad productiva metalmecánica de Río Tercero, solo su inteligencia en la producción química (pólvora, municiones, explosivos). EEUU compraría la fábrica para apropiarse de esas capacidades, y condenaría al sector metalmecánico al desguace final. Esta partición implica, de hecho, la destrucción de la fábrica tal y como fue concebida” (Eduardo Lualdi. Defender la Fábrica Militar de Rio Tercero es defender a la Patria). Pero, cabe preguntarse, ¿qué orientación debemos tener en ciencia y tecnología?

 

El debate científico y tecnológico

Hace décadas, una corriente del área científica (calificada como cientificista) postulaba que había que concentrarse en la investigación básica. Sostenía que la ciencia era universal y servía a la humanidad como un todo. Ese apoliticismo no era tal. A poco descubrimos que esa ciencia “pura” (como ellos le decían) estudiaba los temas que la “moda científica” impulsaba y que las potencias imperialistas necesitaban. Y no las de Argentina que es: “… un país dependiente, oprimido por el imperialismo, en el que predominan relaciones capitalistas de producción. Es disputado por varias potencias imperialistas, y tiene una parte de su territorio insular y su espacio marítimo ocupado por el imperialismo inglés (…) Las relaciones capitalistas de producción han sido históricamente deformadas y trabadas por la dominación imperialista y el mantenimiento del latifundio de origen precapitalista en el campo, por lo que sobreviven resabios semifeudales en zonas del interior del país.” (Programa 13º Congreso del PCR.)

Tiempo después apareció otra corriente que postulaba que la investigación científica aplicada, y no la básica, era la cuestión fundamental.  Eso significaba desarrollo científico en condiciones de dependencia. Era, en ciencia y tecnología, expresión de la corriente desarrollista que abrevaba y abreva en “la teoría del desarrollo de las fuerzas productivas” de la ex – URSS, revisionista y socialimperialista, que nace en 1957 y que expresó claramente Deng Siao Ping en China, ya camino al socialimperialismo actual, desde 1978.

Eugenio Gastiazoro escribía: “El desarrollismo se fundamenta en la teoría revisionista del marxismo sobre el papel determinante del desarrollo de las fuerzas productivas. Éstas por sí solas revolucionarían las relaciones de producción y de propiedad, sin importar el modo que se dé.” (Hoy. 6-02-2019). “No importa el color del gato con tal que se coma al ratón” decía Deng Siao Ping.

 

Tecnología apropiada

Hoy sabemos que no es opuesta la investigación básica a la aplicada y que están indisolublemente integradas al desarrollo tecnológico y productivo. Que la investigación básica, la aplicada y el desarrollo productivo tecnológico son inseparables, pero nunca desligados de la realidad nacional. Y de una revolución que logre el desarrollo de las fuerzas productivas, eliminando las trabas que son la dependencia y el latifundio.

Es importante tener en cuenta que, en la elección de la tecnología a usar, se deben considerar las características de cada lugar y su momento social e histórico. De allí surge el concepto de Tecnología Apropiada de la OIT y la OMS. Una tecnología, para responder a tal calificación, debe ser: 1) científicamente válida, 2) técnicamente eficaz y 3) socialmente aceptable.

No basta con el carácter científico de la misma, sino que debe tener eficacia técnica logrando los efectos esperados. Pero, principalmente, debe corresponderse con el proyecto nacional y social del lugar donde se aplica, en nuestro caso, el de independencia nacional y soberanía popular. Ejemplo, en nuestro país, es cómo comenzó el desarrollo nuclear. La estrategia de utilizar uranio natural de producción nacional en las dos primeras centrales nucleares se debió a la dificultad de alcanzar la tecnología de enriquecimiento de uranio por las restricciones existentes a nivel internacional. Esto permitió independizarse del virtual oligopolio asociado con la provisión de uranio enriquecido utilizado en los reactores del tipo de agua a presión y lograr de esta manera el dominio total del ciclo del combustible.

En la producción de vacunas para prevenir la Covid, decía uno de los científicos integrante del equipo de una de ellas: “por primera vez vi que era posible unir mis conocimientos e investigaciones en áreas básicas de la inmunología, con las investigaciones aplicadas a la vacunología y el desarrollo tecnológico productivo de una vacuna”. Se puede desarrollar una vacuna por apenas 1000 millones de dólares (cien veces menos que lo que se lleva la dependencia anualmente, en distintos rubros) desde el proyecto hasta la aplicación en el brazo humano. Y una planta de fabricación cuesta apenas 100 millones de dólares (lo mismo que Milei ha destinado al SIDE). No desarrollamos nuestra vacuna con la plataforma de ARN mensajero por su difícil uso en Argentina debido a sus dificultades de conservación, sino con una apta para nuestra realidad.

Argentina tiene una vacuna propia y, lo que es más importante, una plataforma para otras vacunas. Podríamos tener otras tres o cuatro vacunas y plataformas. No las tenemos a pesar de nuestra capacidad científico tecnológica y productiva, porque la lucha nacional y popular todavía no logró aproximar a un camino patriótico y popular y a un estado de nueva democracia.

 

Condición necesaria

Pero para una política científica nacional hacen falta fondos que deben obtenerse de lo que nos saquea la dependencia y el latifundio. Y hace falta lucha, aquí y ahora, para torcerle el brazo a esta política.

La ciencia y el desarrollo tecnológico son de interés de muchos sectores del pueblo. Por eso las multisectoriales son un instrumento. El mismo que en 1810: la Primera Junta de Gobierno fue una multisectorial precedida por los sucesos de 1806 y 1807.

Escribe José Vínsus

hoy N° 2024 28/08/2024