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03 de octubre de 2010

El viernes 30 se realizó un homenaje en Córdoba a Manuel Guerra

Quebracho, un revolucionario

Noviembre de 1977 - Noviembre de 2007

Manuel Guerra, “Quebracho”, al momento de su desaparición tenía 26 años y era el secretario de Organización de la Juventud Comunista Revolucionaria.
Este acto en Córdoba es la culminación de un ciclo, que incluyó actividades en Capital Federal, Entre Ríos, Santiago del Estero y Mendoza.
Más de 200 compañeros y amigos, en su mayoría jóvenes, en una noche cargada de emociones concurrieron al salón de ATE-Córdoba, para escuchar a los camaradas Andrés Suárez, por el Comité Central de la JCR, Ricardo Fierro, por el Comité Central del PCR, a Teresita Castrillejo, compañera de Quebracho y a Facundo Guerra, su hijo, actual secretario del PCR de Mendoza.
Junto a los cordobeses, estaba una delegación del CC de la JCR encabezada por su secretario, Luciano Orellano, y compañeros de la Juventud de Rosario, Entre Ríos, Mendoza, Capital Federal, Quilmes-Berazategui-Varela y La Plata. Contamos con la presencia de familiares de Quebracho (hermanos, primos y sobrinos) residentes en Córdoba, y venidos de su Santiago del Estero natal.
El acto dio comienzo con el Himno Nacional, y unas palabras de bienvenida del secretario del PCR cordobés, Agustín Funes. Funes trasmitió el saludo del Comité Central del PCR y del Comité Zona Córdoba del PCR; y expresó “Que Manuel Guerra sea un prendedor que lleven orgullosos en el pecho todos los jóvenes que abrazan la causa de la revolución. Quiero que miren detenidamente los cuadros que están a mí espalda [los retratos de César Gody Alvarez, René Salamanca, Luis Márquez, María Eugenia Irazusta, Raúl Molina], compañeros que junto con Quebracho dieron su vida por esta gran causa”. Por la JCR de Córdoba, saludó el compañero Gustavo Henze.

Ejemplo de las nuevas generaciones
El primer orador, Andrés Suárez, relató la infancia de Guerra en Santiago del Estero, sus orígenes, y sus comienzos en la política en la Córdoba donde había venido a estudiar en el colegio técnico Cassafouths, y donde trabajaba en un pequeño taller mecánico, cuando el Cordobazo, en mayo de 1969.
Andrés remarcó que Quebracho era un joven “como muchos de los que están acá”, recordando su experiencia en el Smata recuperado por el clasismo con Salamanca a la cabeza, donde formó una comisión juvenil. Recordó luego su designación como primer secretario de Organización de la recientemente creada JCR, en 1972, y cómo marchó a Buenos Aires a los 23 años para asumir esas tareas. Suárez describió la lucha antigolpista y antidictatorial del PCR y su Juventud, recordó sus mártires, y cómo el secuestro de Quebracho ocurrió en momentos en que estaba trabajando en la organización del paro ferroviario del 3 de noviembre de 1977.
Se refirió a cómo la juventud de hoy, “la del Argentinazo”, tiene ejemplos “porque el pueblo va forjando sus héroes, jóvenes sencillos que optaron por poner su vida por detrás de los intereses de una clase”. Finalizó expresando: “Manuel, Estás más presente que nunca en esta juventud que ayudaste a construir, que ha sabido mantener en alto las banderas por las que vos luchaste”.

“Con el Negro nos encontró la lucha”
Teresita expresó su alegría por poder hacer este homenaje en la “patria chica” de Quebracho, a la que llegó a los 17 años. “Acá se produjo un segundo nacimiento del Negro, parte de esos miles de jóvenes, de los cuales soy parte, que buscábamos una revolución”.
En forma sentida, la compañera de Manuel relató aspectos de su vida, cómo fue su secuestro. Contó su experiencia posterior desde el movimiento de Madres de Plaza de Mayo en la lucha antidictatorial. “Con el Negro nos encontró la lucha”. Recordó que Quebracho, “entre tantas cosas importantes, me transmitió cómo había sido el Cordobazo en una forma tan vívida que parecía que yo había estado allí”.
También cómo era la China socialista, a la que había ido en una delegación del Partido, “no una utopía, sino la construcción de una clase, la clase obrera”.
En su relato se fueron enhebrando recuerdos personales junto a un panorama de la política nacional e internacional de esos años. Dio como ejemplo de la lucha antidictatorial “de la que no se habla”, que “el 3 de noviembre del ‘77, cuando yo tenía que presentar el hábeas corpus por el Negro, no podía moverme porque Buenos Aires estaba paralizada por una huelga de subtes y trenes. ¿Saben lo que era hacer una huelga así, cuando estaban fusilando a los delegados obreros en Constitución? Este pueblo lo hizo”.
Relató Teresita luego su trabajo en Madres, y la lucha del pueblo en la denuncia de los crímenes de la dictadura. “América Latina vuelve; está la lucha de Irak; y están los ejemplos como el Negro, que ustedes llevan adelante”, finalizó la compañera de Manuel, a lo que el público respondió con un vibrante “Quebracho, presente, ahora y siempre”.

“Nuestro héroe”
Ricardo Fierro trajo el saludo del secretario del PCR, Otto Vargas, y comenzó comentando que este acto era la realización de un sueño, porque “Quebracho no le metió ningún gol a los ingleses con la mano, no salió en la tapa de ningún diario ni en la televisión, y sin embargo es nuestro héroe”, describió el dolor de la herida abierta que nos dejaron esos “infames sedientos de sangre” de la dictadura, que ahora van a ir a juicio, no por Kirchner, sino porque la lucha del pueblo argentino los acorraló.
Fierro, amigo y compañero de Quebracho, fue el primer secretario político de la JCR, y también es oriundo de Córdoba. Contó anécdotas de “este hijo de Frías hasta los tuétanos”, de sus inicios militantes en la Córdoba de los días previos al Cordobazo, y cómo fue esa pueblada que volteó a la dictadura de Onganía. “Quebracho tenía un sentido muy profundo de pertenencia de clase, y tenía una confianza infinita en esa clase y en este pueblo argentino”.
Habló Fierro de cómo era el mundo en esos años, donde se palpitaba la posibilidad de la revolución, remarcando la importancia de entender que había aparecido un imperialismo que se cubría con la palabra “socialismo”. “Quebracho era un joven que tenía como objetivo ser uno más de esa juventud obrera, campesina, estudiantil y también de soldados, para que la revolución fuera posible”, porque Quebracho había visto, cuando hizo la “colimba”, que hay militares como Chávez, o como Phillipeaux que organizó el levantamiento de la Pampa contra la dictadura del 55.
Se refirió Fierro luego al mundo actual, y a la vigencia de esa infinita confianza en las masas que tenía Quebracho, haciendo referencia a la heroica lucha liberadora del pueblo iraquí, y que los yanquis tratan de huir hacia delante atacando Irán. Si eso pasa “va a arder Asia”, hablando también de los vientos revolucionarios en América Latina.
“La clase obrera estuvo en el Cordobazo, en el Argentinazo y va a volver a estar en la cita. Lo que tenemos que pensar con la cabeza puesta en Quebracho, si los revolucionarios, los patriotas, los que queremos otra Argentina, vamos a estar en esa cita, para poder cumplir con ese objetivo por el que vivió, luchó y cayó peleando Quebracho, esa es nuestra tarea”.

“Siento orgullo por lo que hizo mi papá”
Facundo en primer lugar agradeció a los organizadores de este homenaje, “la cereza del postre” del ciclo desarrollado este año. Hizo referencia a la disputa abierta en el terreno de los derechos humanos, más en particular a partir de conseguirse la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, y cómo el gobierno se intenta apropiar de esto. Recordando que en Santa Cruz, “Kirchner nunca organizó un acto un 24 de marzo”.
Hizo extensivo el hijo de Quebracho el homenaje “a los 30.000 desaparecidos que dieron la vida por cambiar esta sociedad”, nombrando a Rodolfo Walsh, Roberto Santucho, y Azucena Villaflor.
Facundo contó cómo fue el proceso para transformar el dolor de tener un desaparecido en la familia, en bronca, “porque si nos quedamos con el dolor nos carcome la inacción”.
“Yo jamás tuve vergüenza por lo que hizo mi papá. Sé que fue un revolucionario, que luchó, que dio su vida. Y creo que ayudó a sentir este orgullo la familia directa, y mi segunda familia que es el Partido… Esto es muy importante porque no todos en Hijos tuvieron esta suerte. A muchos hijos de militantes de organizaciones que confundieron el camino, o los llevaron a un callejón sin salida empuñando las armas contra falsos enemigos, se les ocultó la historia, o la propia organización en que estaban sus padres se diluyó. Conmigo la organización apuntaló una historia y una crianza. Nosotros nos sentimos hijos de un Partido”.
Sobre la actualidad remarcó la gravedad del hecho de la desaparición de Julio López, secuestrado por bandas fascistas con la absoluta complicidad del gobierno. Y que va a ser imposible que haya juicio y castigo, terminar con el hambre, impedir el saqueo y el robo del futuro a los jóvenes sin una gran transformación, un revolución “Esto es lo que debe ser nuestro norte. Esto es por lo que peleó mi viejo. No va a haber mejor homenaje para Quebracho, para Winer, para Rusconi, para tantos y tantos luchadores, que crear esta sociedad sin explotadores ni explotados”.
Finalizando el acto, y antes de despedirnos cantando La Internacional, la “Tía Negra”, hermana de Quebracho, así presentada por Facundo, dirigió unas emocionadas palabras, agradeciendo en nombre de la familia “una oportunidad de conocer algo más de la lucha de mi hermano”, que hablándole a los jóvenes dijo: “Ustedes que tienen como ejemplo esas banderas por las que peleó mi hermano, sepan llevarlas con dignidad”.