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18 de noviembre de 2015

Corren rumores de que las cúpulas de las dos fuerzas que disputan la presidencia el domingo próximo habrían acordado un reparto del voto en blanco o anulado.

¿Quién fiscaliza el voto en blanco o nulo?

El voto en blanco o anulado es un voto valiente, que castiga al gobierno kirchnerista, y a su continuismo con Scioli, como principales responsables del ajuste, la pobreza, la falta de respuestas a los reclamos de las mujeres y los jóvenes, la recesión industrial, la crisis de las economías regionales, la entrega del patrimonio nacional, y el brutal avance del narcotráfico, la inseguridad y la corrupción. Y además, le marca la cancha a Macri, que promete un futuro de Disneylandia mientras prepara otro ajuste, devaluación y entrega.

La decisión de cometer ese fraude tendría que ver con el crecimiento del voto en blanco y nulo en las encuestas, que se había duplicado quince días atrás respecto de las PASO, y el alto número de indecisos. El “debate” entre los dos candidatos, promocionado para encausar el voto hacia uno u otro de esos dos candidatos, fue un fracaso. Las encuestas posteriores dan cambios mínimos, y mantienen alrededor de un 20% de indecisos; encuestas que siguen escondiendo el voto en blanco o nulo.

Después del fracaso del objetivo que se habían planteado con el “debate”, Scioli, que fue fiel a Menem, después a Duhalde y ahora a los Kirchner, planteó como temas centrales que, según él, diferencian a “los dos modelos”, a la actitud frente al Fondo Monetario Internacional, y frente a YPF. La foto de Kiciloff con Lagarde, presidenta del FMI, demolió uno de sus argumentos. La publicación de la dedicatoria firmada por Scioli, en una foto de su lancha enviada al presidente de YPF, que acababa de ser privatizada con el apoyo de su voto de diputado Scioli, demolió el otro argumento. La dedicatoria dice así: “Estimado Ing. Estenssoro: siento un gran orgullo por esta NUEVA YPF PRIVATIZADA MAXIMA EXPRESIÓN DE ESTA NUEVA ARGENTINA. Con todo mi agradecimiento, Daniel Scioli”.

Hay dos razones por las que necesitan “engordar” los resultados. Una razón es que, el que gane, necesita mostrar un gobierno fuerte con un alto respaldo popular, para negociar con la usura internacional y para hacer pasar el ajuste que preparan. La otra razón es que, el que pierda, necesita mostrar fuerza para disputar la dirección del peronismo, en un caso, y de la oposición en el otro.

En el sentido contrario de esos planes, hay una razón por la que temen “pasarse de vivos” con el robo de votos en blanco o nulos. Está fresco el recuerdo de la rebelión del pueblo tucumano que desnudó el manipuleo de votos, el fraude y la corrupción electoral.

El voto en blanco tiene historia. El radicalismo, en sus orígenes con Alem, Pomar y otros dirigentes, usó la abstención para enfrentar al régimen conservador oligárquico. El peronismo castigó con el voto en blanco la proscripción de su líder y su partido. Y 10 millones de votos en blanco, nulos y abstenciones, en el 2001, castigaron el ajuste y la entrega del gobierno de la Alianza, y se expresaron luego en el Argentinazo de diciembre de ese año, que forzó la huída en helicóptero de De la Rúa.

El voto en blanco es un voto valiente, con historia, y con futuro.

 

Ricardo Fierro

Vocero del PCR