Luego de cuatro años de guerra imperialista y tres años de guerra civil, la economía rusa estaba en ruinas. Reinaban el hambre y el paro forzoso. Las masas estaban agotadas, y muchos de sus mejores hijos habían perdido la vida en la lucha contra el imperialismo mundial y la reacción interna.
Luego de cuatro años de guerra imperialista y tres años de guerra civil, la economía rusa estaba en ruinas. Reinaban el hambre y el paro forzoso. Las masas estaban agotadas, y muchos de sus mejores hijos habían perdido la vida en la lucha contra el imperialismo mundial y la reacción interna.
En 1920, la producción industrial era siete veces menor que en 1913, al inicio de la primera guerra mundial. Asimismo, la mayoría de los yacimientos mineros estaba destruida o inundada. La producción de hierro fundido era de apenas el 3% respecto de 1913. El transporte ferroviario estaba dislocado. El 57% de las locomotoras se hallaban inutilizadas. La producción agrícola también había descendido tres veces respecto de 1913.
Durante la guerra todo eso se soportaba, y era secundario. Pero, al terminar la contienda, las masas comenzaron a reclamar cambios drásticos en su situación material. Lo más sensible era el descontento de los campesinos. Estos se oponían a que continuara la contingentación, es decir la obligación de la entrega al Estado de los sobrantes de su producción. Ya no estaba en peligro su tierra como durante la guerra civil. Ahora exigían un cambio en la política económica del poder soviético. Reducían la siembra, empeoraban el cultivo, se agravaba el abastecimiento de víveres en el país. Estallaron sublevaciones campesinas.
El enemigo de clase trabajaba sobre ese descontento. Derrotados sus intentos de derrocar a los soviets del poder, los contrarrevolucionarios pasaron a agitar la consigna “por los Soviets, pero sin comunistas”.
Muy grave fue la sublevación de Cronstadt: por sus tradiciones revolucionarias, por la masa de pequeña burguesía que participó y por el arrastre de una parte de los trabajadores. Durante 17 días tuvieron en sus manos la ciudad. Para ayudar a su aplastamiento se interrumpieron las propias deliberaciones del 10º Congreso del PC, y 300 delegados dirigidos por Voroshilov partieron a Cronstadt.
Ese congreso partidario, precisamente, aprobó una nueva política económica, conocida por la sigla NEP. Un brusco viraje respecto de lo practicado hasta días antes. Lenin dijo que en febrero-marzo de 1921, al intentar “pasar, en el frente económico, al comunismo, sufrimos una derrota más seria, esencial y peligrosa que la que pudieron infligirnos Kolchak, Denikin o Pilsudsky”. (Lenin se refiere a los jefes de las principales fuerzas militares reaccionarias).
Se sustituyó la requisición de los excedentes de granos por el impuesto en especie. Junto con ello, se trató de impulsar un intercambio más o menos socialista de artículos industriales por productos agropecuarios. Sobre esta base, se apuntaba a poner en pie la gran industria, como fundamento de la organización socialista. Pero, esta tentativa fracasó. Tomó la forma de compra-venta. El mercado resultó más fuerte. Entonces, el poder soviético autorizó la libertad de comercio a todos los pequeños productores, es decir, a la gran masa campesina. De modo que el comercio pasó a ser la base fundamental de la alianza obrero-campesina. A los campesinos les quedaba un importante excedente para comercializar libremente. Ellos constituían un sector enorme de la población y de toda la economía. Por ello, afirmó Lenin, “sobre la base de ese comercio libre, no puede dejar de crecer el capitalismo”. V. I. Lenin: La nueva política económica y los objetivos de los organismos de educación política. Obras Completas. Tomo 33. Editorial Cartago, 1960, Página 53.
Este retroceso era necesario y servía para crear condiciones para futuras nuevas ofensivas en el plano de la construcción socialista. Se admitió expresamente como retroceso al capitalismo.
En 1922, se venció el hambre, monstruosa consecuencia de tres años de guerra civil desatada por imperialistas, terratenientes y capitalistas rusos. Los campesinos pagaron el impuesto en especie en cantidad suficiente y casi sin aplicar medidas coercitivas. Cesaron casi totalmente los levantamientos de campesinos.
¿Quién vencerá a quién? ¿Quién se beneficiará con mayor rapidez de la nueva política? ¿El capitalismo o el poder estatal proletario? “El interrogante lo constituye el campesinado –decía Lenin en octubre de 1921–, ¿seguirá al proletariado que aspira a edificar una sociedad socialista, o al capitalista que le dice ‘volvamos al pasado, es menos peligroso: no necesitamos para nada este socialismo que han inventado’”, V. I. Lenin. Id.
El socialismo no avanzaba en los países europeos occidentales de la manera que se había creído. Iba a seguir un camino diferente. En el mundo las grandes mayorías compuestas por los pueblos oprimidos por el imperialismo se incorporaban masivamente al combate liberador, y subsistían y se tensaban las contradicciones interimperialistas.
Los últimos escritos de Lenin, de fines de 1922 y comienzos de 1923, esbozaron la estrategia general de construcción socialista en las condiciones concretas internas y externas existentes. Estos temas se desarrollarán en próximas notas.