Parece que fue ayer cuando una noticia conmovía a todo nuestro Partido. Un accidente se cobraba la vida de nuestros camaradas Josefina y Ferré, como los conocimos en el PCR, y causaba graves heridas a otras camaradas.
Josefina y Ferré eran dos comunistas revolucionarios ejemplares que están entrañablemente unidos a la historia de nuestro Partido, a las luchas de la clase obrera, el campesinado y el movimiento de mujeres.
Josefina era María Conti, y Ferré, Rafael Gigli. Desde el dirigente más destacado a la compañera o el rural más humilde, pueden dar testimonio de su entereza, combinada con el trato afectuoso, preocupados siempre por servir al pueblo, cualquiera fuese el lugar de militancia que tuviesen en el PCR, Partido al que dieron lo mejor de cada uno, hasta el día del desgraciado accidente.
Ambos se sumaron a la lucha revolucionaria en la década de 1960. María comenzó militando en el movimiento estudiantil secundario en su querida Santa Fe natal. Fue parte del Partido que en Córdoba construyó Cesar Gody Álvarez (secuestrado por la dictadura en 1977), y cumplió delicadas tareas en el aparato técnico del Partido durante el terror fascista.
En los últimos años Josefina tuvo una destacadísima labor en el movimiento de mujeres, marcando a fuego la doble opresión de la mujer, tanto en los Encuentros como en Amas de Casa del País, y en distintas experiencias del movimiento de mujeres de nuestro país, por el que se hizo querida y conocida. María fue un puntal en la pelea por la libertad de Romina Tejerina, y hoy su nombre es emblema de la Casa de la Mujer en Jujuy. Lo que significó su construcción dentro del movimiento de mujeres de este país lo testimonia el que una sala del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) lleve su nombre, y su presencia permanente en todos los Encuentros Nacionales de Mujeres. María se desempeñó, en los últimos años, en la Comisión de Control del PCR.
Rafael comenzó su militancia en el movimiento estudiantil de fines de la década del ‘60, y fue uno de los dirigentes del Correntinazo de 1969, desde el bastión que significó en aquel entonces la agrupación estudiantil Faudi de Agronomía, el Centro de Estudiantes de Agronomía y la Federación Universitaria del Nordeste. Ya como secretario del PCR del Chaco impulsó decididamente la línea antigolpista, frente al golpe que finalmente se concretó el 24 de marzo de 1976. Fue preso, y sufrió la cárcel con dignidad y valentía durante más de siete años. Rafael Gigli y Norma Nassif son dos de los compañeros que dieron el mejor ejemplo de cómo comportarse frente a nuestros enemigos y frente a los siniestros asesinos de la dictadura.
Ya fuera de la cárcel, como el “Flaco” Ferré, fue secretario del Partido en San Nicolás, y luego pasó a desempeñar, como miembro del Comité Central, la responsabilidad nacional del trabajo agrario. Vinculando la teoría con la práctica, estudió la realidad de las clases sociales en el campo argentino, desarrollando un importante trabajo tanto entre el campesinado medio, como entre los campesinos pobres y originarios.
Se destacó en las tareas internacionales por su profunda relación con las luchas del campesinado y el pueblo paraguayo, y su amistad con los compañeros del Paraguay Piahurá. Rafael fue miembro también de la dirección del Instituto Marxista-Leninista-Maoísta.
Como dijo un compañero en su despedida, al Flaco y a Josefina los vamos a extrañar siempre, y no los vamos a olvidar nunca. Su ejemplo de comunistas y revolucionarios son estandartes para el combate por la causa de los oprimidos y explotados. Nuestro mejor homenaje será llevar bien en alto esas banderas, y engrandecer al PCR, para avanzar en el camino revolucionario por el que María y Rafael pelearon hasta el último minuto de sus vidas.
Hoy N° 1923 27/07/2022