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29 de agosto de 2018

Quilmes, provincia de Buenos Aires

Rebelión de la comunidad educativa

Escuelas sin instalación de gas, escuelas con pérdida de gas. Escuelas que se inundan cuando llueve dos gotas, escuelas sin agua potable. Escuelas en las que llueve sobre la instalación eléctrica y las paredes son una trampa mortal.
Escuelas con accesos sin asfaltar, con cielorrasos que se caen sobre los bancos y las sillas. Estufas que no funcionan, falta de vidrios y ventiladores.
Escuelas que dentro de su predio tienen plantas recicladoras de residuos cloacales y cuando suben las napas…nos tapa la porquería de esta política. Escuelas que se hicieron de cartón pintado para cortar la cinta en la inauguración y se caen a pedazos.
Escuelas con aulas atestadas de alumnos, escuelas vacías. Escuelas de doble jornada que no pueden brindar un plato de comida caliente a sus alumnos. Un servicio de alimentación escolar con empresas que no conocen dónde están las escuelas, porque no conocen el conurbano, porque son de testaferros del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Comedores escolares en los que nuestros compañeros auxiliares de la educación tienen que hacer magia para servir un plato digno a cada niño. Y casi siempre no alcanza. Ese plato que cada vez más es el único alimento que reciben nuestros pibes en todo el día. Escuelas con hambre. Escuelas sin equipos de orientación escolar, escuelas con violencia, escuelas rodeadas por los narcos.

Hay un antes y un después de las muertes de Sandra y Rubén
Desde hace más de tres semanas una verdadera rebelión de la comunidad educativa recorre Quilmes y muchos distritos de la provincia de Buenos Aires. La muerte de nuestros compañeros nos conmovió profundamente, pero no nos sorprendió que pudiera pasar.
A la conmoción, sucedió inmedia­tamente la bronca. Una bronca de decenas de miles, una bronca acumulada en años de “lo atamos con alambre y seguimos”. Bronca contra quienes nos aprietan para que haya “clases” a como dé lugar, bronca que se junta y crece cada vez que Vidal, Macri o cualquiera del gobierno se refiere a la educación pública. Porque está claro que no les importa. Peor aún, está claro que su política de ajuste es para liquidar la escuela pública. Y quedó al desnudo que esa política de ajuste mata.
Hace mucho que en nuestra ciudad, el Estado (nacional, provincial y municipal) no hace ningún arreglo de fondo en ninguna escuela.
Alguna vez nos preguntaron cuántas escuelas de Quilmes no estaban en condi­ciones de funcionar como corresponde. La respuesta era “dos tercios de los establecimientos educativos deberían suspender las clases y ser puestas en condiciones, destinando el presupuesto necesario”. Parecía un discurso catastro­fista “para la tribuna” pero era lo que conocíamos por experiencia directa y por los relevamientos del cuerpo de delegados, que se actualiza cada año. Ahora, si nos atenemos a la legislación vigente -dictada por quienes gobiernan- el 95% de las escuelas deberían estar cerradas.

“No fue un accidente, fue el ajuste de Vidal y Macri”
Frente a este cuadro de situación lo que está ocurriendo es maravilloso. Es una respuesta: ¡Basta. Así no va mas! Docentes, auxiliares, padres y estudiantes estamos unidos y todos los días producimos varias medidas de lucha. El Frente de Gremios de la Educación de Quilmes está a la cabe­za de esta verdadera rebelión.
Muchas son las escuelas que se han abierto a los padres. Esto ya ocurría pero ahora se ha multiplicado. Ollas populares adentro y afuera de la escuela, piquetes, abrazos a los edificios, asambleas con-juntas, tomas de escuelas, moviliza­ciones al Consejo Escolar y al Municipio, marchas de antorchas.
Párrafo aparte merecen las decenas de miles que nos movilizamos para abrazar a la Universidad de Quilmes y a la de Florencio Varela, en una acción histórica.
En esta vorágine hemos conseguido algunas conquistas, pero aún falta para arrancarles el dinero necesario para poner nuestras escuelas en condiciones dignas para enseñar y aprender.
Pasa que el gobierno tiene un plan acordado con el FMI y ese plan se está dando los dientes contra la lucha de la comunidad educativa. Pasa que nuestra lucha está iluminada por el faro de los trabajadores del Astillero río Santiago. La decisión de los compañeros de defender su fuente de trabajo, la industria nacional y la soberanía, es seguida día a día por todos, y nos sentimos parte de ella cuando defendemos las escuelas técnicas.

Plata hay
Nos seguimos negando a hablar en términos de “financiamiento educativo”, nos seguimos negando a hablar de porcentajes del PIB”. La educación pública así como la salud pública no son una empresa. No queremos “inversión”. No queremos ni escuchar hablar del “gasto público”. No queremos hablar de porcen­tajes a la hora de discutir nuestro salario.
Luchamos por el presupuesto educativo necesario para tener escuelas en condi­ciones, alumnos bien alimentados y trabajadores de la educación con un salario igual a la canasta familiar.
Unidos a todos los trabajadores y sectores populares, luchando en las calles, podemos conquistar una política y un gobierno que lo hagan realidad.

Corresponsal

Hoy N° 1732 29/08/2018