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04 de diciembre de 2014

La Catedral de los pájaros (Crónicas de una generación prohibida), de Jorge Paladino, Editorial Agora, Buenos Aires,2014. Prólogo de Rosa L.Nassif 

Recordar sin melancolía

Un grupo de jóvenes inquietos compartiendo unas vieja casaona en una localidad del Gran Buenos Aires; el torbellino de los años 70 transformando esa mezcla de bohemia y de hambre que los había unido en compromiso social y político; la noche del 76 ensombreciendo demasiado pronto aquella felicidad de la lucha compartida. Todo esto nos permite revivir Jorge Paladino en La catedral de los pájaros, bella metáfora de aquellos años de luces y sombras que grabaron a fuego a millones de jóvenes de aquella gloriosa generación del setenta a quien el autor dedica su obra bautizándola como la generación prohibida.
De un modo o de otro, están presenes en la novela las grandes conmociones sociales y políticas que con tonalidades diversas conformaron el final de los sesenta y la primera mitad de los setenta: el mayo francés, el asesinato del Che abandonado a su suerte en Bolivia, la derrota yanqui en Vietnam, los tanques rusos invadiendo Checoslovaquia, la revolución cultural Proletaria en China y las luchas estudiantiles y las grandes puebladas que culminaron con el Cordobazo en Argentina, marcando el fin de la dictadura de Onganía. Pero Paladino concentra el relato en el corto y dramático período que transcurre desde el fin de la dictadura de Lanusse y el triunfo del peronismo con Cámpora en 1973 hasta el sangriento golpe de Estado de 1976.
Cada acontecimiento de esos intensos y variados años adquieren carnadura en la trama vital de cada integrante de La catedral de los pájaros: Mario, con su Bitácora, su perra y la ginebra, Pablo, que es quien relata la historia de La Comuna, como bautizarán a la casa, carlos con su guitarra y su maoísmo, Bigote, que vota en blanco y no acuerda con los peronistas; Clarita, que pone algo de orden en el caos reinante, Lucía, el Negro, Rita y otros tantos personajes que entran y salen de La Comuna y de la historia.
Cobran vida en cada uno de los protagonistas, que se nos van volviendo cada vez más entrañables en el desarrollo de la novela, Los Beatles y el folklore; Piazzolla y Serrat; el infaltable mate y los tallarines con pesto de Pippo; la poesía y la política, el amor y el sexo, la libertad y los compromisos, la militancia y la vocación. Debates y figuras que dibujaron el paisaje de aquellos tiempos.
Los hechos que marcaron la historia de esos años en nuestro país se nos manifiestan a través de los conmociones que produjeron en la vida de estos jóvenes. Así, la contagiosa felicidad popular que acompaña el primer regreso de Perón, influye en la decisión de Pablo de alfabetizar en la Villa, a la que siempre llamará barrio, ya que no le gusta lo de villeros porque es ponerse por encima de ellos. Allí vivirá las diferencias entre los viejos peronistas y los jóvenes de la Tendencia y Montoneros. Del mismo modo, el triunfo electoral de Cámpora producirá las primeras fisuras en el grupo ya que unos festejan en las calles de la Capital y otros viajan a conmemorar el aniversario del Cordobazo.
Emerge entonces la discusión que hoy puede parecer lejana pero que en aquel momento comprometía y apasionaba a la mayoría de los jóvenes, la necesidad de la revolución y cuál era el camino: Perón o la lucha armada; la guerrilla o la insurrección. La vida se les había ensanchado.
Estaban haciendo sus primeras armas en política cuando sufren el tremendo impacto del golpe contra Allende en chile, como un anticipo de la represión siniestra que viviríamos pocos años después en nuestro país. A partir de entonces, nada volverá ser igual. A su vez, el encuentro con Carlos, militante maoísta, será otro hecho que influirá decisivamente en los habitantes de La Comuna para dejar esa actitud de bohemios hermana-dos por el arte y el hambre. En forma progresiva cada uno irá ordenando su vida de acuerdo al rumbo elegido.
A través del contingente de jóvenes de La Comuna descubriremos también aspectos de la década de los 70 particularmente silenciados o empequeñecidos en lo mucho que se ha escrito sobre estos años. Este ocultamiento se da tanto en los que denostan este período por considerarlo subversivo como en los que lo exaltan reduciéndolo unilateralmente al accionar de los grupos guerrilleros.
En La catedral de los pájaros se rescatan y cobran vida las grandes luchas obreras y populares de esos años, el heroísmo de delegados que se enfrentan a la patronal y a los jerarcas sindicales, dirigentes obreros, estudiantiles y revolucionarios presos o asesinados, militantes que denuncian y se preparan para enfrentar el golpe de Estado venga de donde venga.
Es esta parte de nuestra historia la que Jorge Paladino recupera en su novela permitiéndonos recordar sin melancolía aquellos años juveniles. Por ello compartimos sus palabras de despedida:
Hoy sabemos que el cielo está mucho más alto…
Pero seguimos decididos a ir por él.