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08 de febrero de 2017

Refugiados en Europa mueren de frío

La situación en la isla griega de Lesbos

 
Grecia tiene a 62.401 refugiados y migrantes varados dentro de sus fronteras, muchos de ellos esperando desde hace meses una respuesta a sus solicitudes de asilo en Europa. 

 
Grecia tiene a 62.401 refugiados y migrantes varados dentro de sus fronteras, muchos de ellos esperando desde hace meses una respuesta a sus solicitudes de asilo en Europa. 
El frío azota en los refugios, totalmente desprovistos de calor. Mientras tanto, más personas llegan al país Heleno: Según la Organización Internacional para la Migración, 1.191 refugiados llegaron a Grecia hasta el 29 de enero. En lo que va de 2017, el número de muertos en el Mediterráneo es de 253, la mayoría de ellos ahogados entre Libia e Italia.
Silencioso, el frío se sigue cobrando víctimas entre los refugiados alojados en campamentos griegos sin las condiciones necesarias para afrontar las bajas temperaturas del invierno europeo. En las dos últimas semanas, fallecieron tres hombres en el centro de detención de Moria, en la isla griega de Lesbos.
Voceros del gobierno griego aseguraron que los campamentos de refugiados del país estaban preparados para enfrentarse al invierno, aunque pronto se descubrió lo contrario, con la evacuación de al menos un campamento sepultado por la nieve en el Monte Olimpo a principios de año. Luego de las denuncias de organizaciones de derechos humanos, Médicos sin Fronteras, Cruz Roja, se han reubicado desde Moria hacia el centro de régimen abierto de Kara Tepe a decenas de personas pertenecientes a varias familias, a fin de desahogar el centro de detención. 
 
Frío y monóxido de carbono
Durante el mes de enero fallecieron un joven pakistaní de unos 20 años, un ciudadano sirio de 46 años y un egipcio de 22. En cuanto al sirio y el pakistaní, distintos medios informan que las muertes se debieron intoxicación por inhalación de monóxido de carbono desprendido por las precarias estufas encendidas dentro de las tiendas en las que se alojaban. 
Diane Sampson, una pediatra norteamericana ubicada en el campamento de Moria en la isla de Lesbos denunciaba “este lugar carece de la básica dignidad humana” y relataba cómo debe atender a refugiados desesperados con síntomas de congelación que viven en endebles tiendas completamente empapados por la nieve y sin posibilidad, tan solo, de secar sus ropas. 
“Tres muertes en menos de dos semanas es indignante. Forzar a miles de personas a luchar por sobrevivir a la intemperie sin calefacción ni alojamiento adecuado no es una opción. Es hora de que las autoridades griegas y los líderes europeos dejen de proteger el acuerdo UE-Turquía a costa de las vidas de gente”, aseveró la jefa de misión de Médicos Sin Fronteras en Grecia, Emilie Rouvroy.
El acuerdo de la Unión Europea y Turquía ha logrado reducir los flujos migratorios entre Turquía y Grecia, pero estos están lejos de desaparecer. Las últimas cifras aportadas por el gobierno griego señalan que 30 refugiados más llegaron Lesbos entre el 30 y el 31 de enero (120 en total en todas las islas del Egeo) y que la isla acumula 4.905 migrantes en su territorio, muy por encima de la capacidad oficial, cifrada en 3.500. 
Sin embargo, voluntarios de organizaciones de derechos humanos como Amnesty Internacional denuncian: “Los líderes europeos han amontonado a los solicitantes de asilo en las islas griegas con la expectativa de enviarlas de vuelta a Turquía, basándose en la suposición errónea de que allí se respetarán sus derechos. Pero las devoluciones no han ocurrido de la forma esperada, lo que ha dado lugar a hacinamiento, una ansiedad creciente y unas esperanzas frustradas”. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) confirma que hay inmigrantes muriendo de frío en Europa y hace un llamamiento a gobiernos a “hacer más” para ayudarles, en lugar de ejercer la represión violenta en las fronteras. Por ejemplo, denuncian una violenta represión en la frontera de los Balcanes, donde a los migrantes se les ha quitado desde celulares, identificaciones y quedan varados a la intemperie, sin comida, golpeados por la nieve y el frío rasantes.