El 20 de diciembre del 2024 fue el día elegido por el presidente Javier Milei para lanzar el plan nuclear. El acto contó con la presencia del director general de la IAEA (Agencia (Internacional de Energía Atómica, por su sigla en inglés), Rafael Grossi, y el protagonismo del asesor de la jefatura de Gabinete y ahora flamante Jefe del plan nuclear, Demian Reidel, físico egresado del instituto Balseiro, quien estableció contactos directos con los multimillonarios del Silicon Valey.
Cuando Milei dice explícitamente que hay que “acostumbrarnos a ser un país de servicios”, nos está diciendo que de aquí en más la matriz económica apunta a conseguir los dólares para “honrar la deuda”. El principal órgano económico pasa a ser el puerto: por allí exportamos granos, hidrocarburos, minerales. No es sorprendente entonces que Milei ofrezca nuestra Patagonia como enclave supranacional donde se emplacen granjas de datacenter de los pulpos informáticos, asistidos con energía de base segura por vía nuclear. Visitas a Silicon Valey, reuniones con los popes tecnológicos y la designación de Alec Oxemford, creador del unicornio OLX, al frente de la embajada Argentina en Estados Unidos, fueron gestos en ese sentido.
Sin embargo, está el plan nuclear. El “atractivo” o novedad del plan lanzado por Milei y Reidel es el de asociar la energía nuclear, particularmente los SMR o pequeños reactores modulares, con la Inteligencia Artificial.
El crecimiento exponencial de energía que exigen los servidores de IA pone en movimiento una confluencia con la generación de energía por vía nuclear. Al cerrar la marca y el escalado industrial del proyecto CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares) un SMR (Small Modular Reactors), por sus siglas en inglés, se clausura un plan de desarrollo nuclear soberano (sostenido en la Ley 26566 del año 2009) para pasar a un plan de instalación de centrales nucleares (4 módulos del ACR 300), bajo negocios de privados estadounidenses.
Energía nuclear para Inteligencia Artificial
“Creo que la computación va a ser la moneda del futuro”, dijo el CEO de OpenAI, Sam Altman, en un podcast a principios de este año. Los desarrolladores de inteligencia artificial (IA) anhelan la computación, y la computación anhela la electricidad.
Altman fue favorecido por los recientes anuncios de Trump en cuanto a la IA, y considera que el futuro de la energía nuclear y la IA están inextricablemente vinculados. “No veo una manera de que lleguemos allí sin energía nuclear”, dijo a CNBC el año pasado.
Microsoft, Amazon, Apple, Google, Meta y otras grandes empresas tecnológicas están invirtiendo fuertemente en centros de datos, en particular en centros de datos de “hiperescala”, que no solo son masivos en tamaño, sino también en sus capacidades de procesamiento para tareas intensivas en datos, como la generación de respuestas de IA. Un solo centro de datos a hiperescala puede consumir tanta electricidad como decenas o cientos de miles de hogares.
Solo en el último año, las empresas eléctricas casi han duplicado sus estimaciones de cuánta electricidad necesitarán en otros cinco años. Los vehículos eléctricos, las criptomonedas y el resurgimiento de la fabricación estadounidense están absorbiendo muchos electrones, pero la IA está creciendo más rápido y está impulsando la rápida expansión de los centros de datos. Un informe reciente del banco de inversión global Goldman Sachs pronostica que los centros de datos consumirán alrededor del 8 por ciento de toda la electricidad de EEUU en 2030, frente al 3 por ciento actual.
Bill Gates, Jeff Bezos, Elon Musk, Mark Zuckerberg, Larry Ellison y otros “oligarcas tecnológicos” han pensado en cómo la industria energética puede, o debe, en su opinión, seguir el ritmo del rápido crecimiento de la IA y, al mismo tiempo, permitir que las grandes tecnológicas cumplan con sus compromisos climáticos. Todos han llegado a la misma conclusión: la energía nuclear, cueste lo que cueste, es la única solución viable.
El repentino interés en la energía nuclear se debe en gran medida a la IA, que está transformando rápidamente la industria tecnológica. Las empresas de servicios eléctricos pronostican que EEUU necesitará el equivalente a 34 nuevas plantas de energía nuclear de tamaño completo en los próximos cinco años para satisfacer las necesidades de energía que están aumentando drásticamente después de varias décadas de demanda en caída o plana.
Los SMR y la IA
Microsoft, Amazon y otros gigantes tecnológicos no solo están interesados en revivir las plantas nucleares existentes. También están financiando el desarrollo de reactores nucleares de próxima generación. El 14 de octubre, Google anunció un acuerdo para comprar energía nuclear de pequeños reactores modulares (SMR), que serán desarrollados por Kairos Power. Dos días después del anuncio de Google, Amazon dijo que había firmado acuerdos para invertir en cuatro SMR que serán de propiedad, construidos, y operados por Energy Northwest, un consorcio de empresas de servicios públicos en el Estado de Washington. Amazon espera que los nuevos reactores puedan alimentar un grupo de centros de datos que consumen mucha energía en el este de Oregón. Y Oracle está diseñando un centro de datos de IA que funcionará con tres SMR, según dijo el presidente de la compañía, Larry Ellison, que caracterizó como aparentemente “extraño” pero necesario para satisfacer las “locas” demandas energéticas de la IA. A nivel mundial, la demanda de electricidad también se está disparando y ahora se espera que sea un 6 por ciento más alta en 2035 de lo que pronosticó la Agencia Internacional de Energía hace solo un año. El consumo de electricidad de los centros de datos, de los que ya hay 11.000 en todo el mundo, podría alcanzar más de 1 millón de gigavatios-hora en 2027, casi la misma cantidad total de electricidad que Japón utiliza ahora anualmente, según un análisis reciente de la agencia.
También se requiere electricidad para procesar las consultas de IA. Una consulta de Google impulsada por ChatGPT, por ejemplo, utiliza casi 10 veces más energía que una búsqueda tradicional de Google, y se estima que solo ChatGPT responde a aproximadamente 200 millones de solicitudes al día. Cuantificar el “cómputo” utilizado por un modelo de IA en particular es más fácil que estimar la energía utilizada para fabricar el hardware, el software y la infraestructura de los centros de datos, y para mantenerlos refrigerados. Según una estimación del crecimiento exponencial de la IA, esta podría consumir casi toda la producción mundial de energía para 2050.
El sector del bloque dominante que expresa Milei se dispone a llevar adelante una reorganización del área nuclear argentina coherente con el alineamiento taxativo a la OTAN y los lineamientos del fascismo del siglo 21. Una perspectiva decadente y declinante.
En nuestro país la demanda y el uso de electricidad deben crecer, pero no para abastecer las granjas de datacenter asociados a la IA o las criptomonedas de los oligarcas tecnológicos, sino para resolver necesidades de calefacción residencial, energía para regiones remotas que estén fuera de la interconexión eléctrica, cogeneración de energía eléctrica y vapor para procesos de industrialización soberana y desalinización de agua de mar.
Nuestra patria y los pueblos de Nuestra América necesitamos urgentemente una planificación económica y energética de vía pública, anclado en la ampliación de la propiedad pública de sectores clave, en particular del agua y la energía.
Frente a esta perspectiva que avasalla nuestra soberanía, tenemos en nuestras manos un sendero liberador como arma de futuro. Una nueva unidad del campo popular que recorra un camino que nos permita distribuir equitativamente las riquezas y tecnología; construir un mundo donde prime la autodeterminación de los pueblos, en unidad, donde no haya imposiciones que acrecienten la desigualdad, la fragmentación, ni la destrucción del planeta; que garanticemos el acceso a las necesidades humanas, sin despilfarro. Hay un futuro posible, si reconstruimos un proyecto de unidad y asumimos el lugar protagónico que nos otorga a los pueblos la historia.
hoy N° 2062 04/06/2025