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23 de marzo de 2021

A 45 años de su secuestro el 24 de marzo de 1976

René Salamanca: ejemplo de clasismo

René Rufino Salamanca fue el líder de la corriente de obreros que marcó el resurgimiento del clasismo revolucionario y que protagonizó una de las experiencias más avanzadas del movimiento obrero argentino, desde la Regional Córdoba del Smata (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor).

La figura de René Salamanca se agiganta en este nuevo aniversario de su secuestro por la infame dictadura videlista. Son miles y miles los que levantan sus enseñanzas como bandera, entre los trabajadores ocupados, los jubilados, los precarizados y los desocupados, en la pelea por desarrollar el clasismo revolucionario al servicio de las trabajadoras y trabajadores, en su combate por la liberación nacional y social.

 

Quién era Salamanca

René Salamanca se sumó a los 20 años al proletariado de la ciudad capital de Córdoba como metalúrgico, fue parte de la agrupación Felipe Vallese y se afilió al PCR en 1968, como recordaba nuestro secretario general, Otto Vargas en su libro ¿Ha muerto el comunismo?

Salamanca fue miembro del Comité Central y de la Comisión Política del Partido hasta el momento de su secuestro. Fue electo secretario general del Smata Córdoba por primera vez en 1972, y reeelecto en 1974. La dictadura militar lo secuestró el mismo 24 de marzo de 1976. Tenía 36 años.

Salamanca encabezó el resurgimiento de una corriente clasista revolucionaria en el movimiento obrero argentino. Esa corriente, incipiente en 1969, fue creciendo y retomando gloriosas tradiciones del proletariado, y alcanzó su máxima expresión con el triunfo de la Lista Marrón en el Smata de Córdoba. La recuperación del sindicato por un frente único en el que tuvieron una participación destacada obreros clasistas revolucionarios junto a obreros peronistas, radicales y de otras corrientes, fue dirigida por nuestro PCR: junto a Salamanca jugó un papel excepcional en este proceso César Gody Álvarez, secretario del regional Córdoba del PCR y miembro del Comité Central, secuestrado por la dictadura el 24 de abril de 1976.

El Smata era, por esos años, el mayor sindicato industrial del interior del país. En el gremio impulsó la línea de que los sindicatos debían transformarse en herramientas aptas no sólo para la lucha gremial sino también para el combate político y revolucionario de la clase obrera, para lo cual era necesario fortalecer los cuerpos de delegados y las comisiones internas, los que podían transformarse en órganos de poder revolucionario. Salamanca fue uno de los tres principales dirigentes de la histórica CGT de Córdoba, junto a Agustín Tosco (Luz y Fuerza) y Atilio López (Unión Tranviaria Automotor).

Ya durante el gobierno peronista, Salamanca estuvo al frente de importantísimas luchas de los mecánicos cordobeses y denunció valientemente el golpe de Estado, que se comenzó a precipitar luego de la muerte del general Perón en julio de 1974, llamando a defender el gobierno constitucional de Isabel Perón. Esta denuncia y su firmeza de clase le ganó el odio de los jerarcas sindicales. José Rodríguez, secretario nacional del Smata por entonces, intervino la seccional Córdoba y facilitó el encarcelamiento y persecución de muchos de sus dirigentes, como Roque Romero, secretario adjunto del Smata cordobés que cayó preso en octubre de 1974. Salamanca siguió al frente del gremio desde la clandestinidad, haciendo llegar sus famosas cartas a los mecánicos, y hasta apareciéndose disfrazado en alguna asamblea.

 

“Uno de los mejores hijos de la clase obrera”

Otto Vargas trazó una semblanza de Salamanca en su libro ¿Ha muerto el comunismo? De allí extractamos algunos párrafos.

“Nunca conocí a un obrero con las características de Salamanca, con un conocimiento tan profundo, tan de abajo, del movimiento obrero cordobés. Era un compañero que cuando hablaba, y como producto de su experiencia, hacía siempre una caracterización del movimiento obrero desde las entrañas del mismo y desde allí iba a la caracterización de los dirigentes.

“Otra característica de René era su humildad, una humildad profunda de vida. La prensa registró en su momento las condiciones en las que vivían él y su familia, que eran extremadamente modestas… Fue él quien implantó en el sindicalismo argentino algo desconocido hasta ese entonces, que fue lo de seguir ganando como dirigente sindical lo mismo que ganaba como obrero en la fábrica, y combinar el trabajo de dirección con el retorno periódico a la producción.

“El otro rasgo que deseo destacar, verdaderamente notable, era su capacidad para conocer el estado de ánimo del conjunto de la masa. René llegó a tener un conocimiento profundo de Santa Isabel y de las empresas del Smata Córdoba, siendo muy cuidadoso siempre de no atribuir a la masa las ideas de un representante o de un grupo. Tenía en cuenta que sólo en ocasiones de auge revolucionario, cuando la lucha de clases polariza el combate y se abren dos trincheras, la masa se ubica en forma total en una de esas trincheras. Esto se da en muy escasas ocasiones en la historia. Después la masa reconoce la existencia de innumerables afluentes, de acuerdo a la extracción de los obreros, a sus lugares de origen, su experiencia profesional, el tipo de tarea que realizan, las características personales, etc.

“Se podría hablar mucho más de Salamanca, pero se podría resumir así: ‘Un verdadero dirigente proletario”, en el amplio sentido de la palabra; uno de los mejores hijos que ha dado la clase obrera argentina desde el siglo pasado’”.

 

Juicio y castigo

A 45 años de su secuestro, sabemos que Salamanca estuvo cautivo en el centro de detención clandestino La Perla, y que el infame general Luciano Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército recientemente fallecido, se vanagloriaba de haberlo interrogado, incluso algunos sobrevivientes han dicho que el mismo Menéndez lo ejecutó, como se contó en el megajuicio de La Perla. Seguimos peleando para que haya castigo a todos los culpables del secuestro de René y de todos los secuestrados por la dictadura videlista, porque no olvidamos ni nos reconciliamos con los genocidas.

 

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Definiciones antigolpistas de René Salamanca

Reproducimos extractos de las cartas a los trabajadores de Salamanca, en el que denunciaba los preparativos golpistas.

“Yo estoy contra todo golpe de Estado, venga de donde venga”

“Yo ya estoy definido: yo estoy contra todo golpe de estado, venga de donde venga. Y para ser más preciso afirmo que frente a ese golpe que hoy se cocina en la Argentina, yo llamo a los compañeros mecánicos y al pueblo a defender la voluntad popular, defender el gobierno de la señora Isabel de Perón, en el camino de la liberación definitiva del pueblo y de la patria. Como obrero y dirigente mecánico digo que estaré en esa trinchera, y que iré a la cabeza, como siempre estuve a la cabeza, en el combate con mis compañeros.

“Son dos los golpes de Estado que actualmente nos amenazan. Uno es el que empujan los sectores proyanquis, quienes derrotados con la dictadura militar, no obstante reagrupan sus fuerzas, se emboscan y trabajan en el desgaste progresivo del gobierno. Pero el otro golpe, el más activo y peligroso en este momento, es el que empujan los amigos de la otra superpotencia imperialista, los amigos de la Unión Soviética. Estos se montan en los sentimientos antiyanquis y democráticos de sectores populares y de las FFAA, para propagandizar y organizar un supuesto golpe “progresista”, al que también llaman “constitucionalista” o “peruanista”.

Publicada en Nueva Hora (órgano del PCR) N° 162 de diciembre de 1974.

 

A los compañeros mecánicos

(…) Hoy reafirmo lo que comencé a expresar en planta en la carta de diciembre de 1974: los trabajadores argentinos tenemos, como tarea principal, luchar contra el golpe imperialista, prorruso o proyanqui, que se cierne en la patria. Los trabajadores y el pueblo, defendiendo nuestras reivindicaciones y el gobierno de Isabel, profundizamos el camino de la liberación.

(…) La vida nos enseña que, así como no hay imperialismo “bueno”, tampoco puede haber golpismo “bueno”… Por eso creo que los trabajadores debemos estar al frente siempre.

(…) En lo económico, ir a fondo significa luchar por nuestras reivindicaciones —paritarias, farmacia, transporte, equiparación, etc., pero además proponer y empujar medidas nacionalistas profundas que obliguen a pagar la crisis a sus verdaderos responsables. Esto es: expropiar los monopolios imperialistas y los latifundios de los terratenientes, desconocer la deuda externa contraída por los gobiernos entreguistas, control obrero de las empresas nacionalizadas, entrega de tierra a los campesinos pobres y medios, concesión de créditos a la pequeña y mediana industria nacional, etc.

Publicada originalmente en Nueva Hora Nº 221, de la semana del 16 al 22 de marzo de 1976.

 

Hoy N° 1857 23/03/2021