Mencionábamos en la anterior columna al ingeniero Nicolás Besio Moreno, por un escrito suyo en la Revista de Filosofía dirigida por José Ingenieros, en la que se mostraba favorable a la revolución bolchevique. Besio Moreno simpatizaba con algunos aspectos de la corriente económica denominada “georgismo”, inspirada en el norteamericano Henry George, y que tuvo fuerte adhesión en ciertos sectores liberales, e incluso en varios socialistas. El georgismo bregaba por la abolición del latifundio, defendía la propiedad estatal de la tierra, e impulsó un “impuesto único” a la renta de la tierra.
Si bien el georgismo fue tempranamente criticado por Juan B. Justo, éste, junto a Nicolás Repetto y Mario Bravo, integraron la Liga Argentina por el Impuesto Único creada en 1916.
Para lo que nos interesa en esta columna, destacamos que distintos seguidores de la corriente “georgista” se manifestaron en un principio a favor de la Revolución Rusa. Esta corriente influenció en facultades de Derecho y Ciencias Económicas de la UBA, La Plata y Córdoba, y sus adherentes participaron de la Reforma Universitaria.
En la revista Nosotros, el socialista R. Giusti publicó un artículo titulado “Nueva Era” en noviembre de 1918 que veía en la revolución rusa un proceso hacia “una gradual convergencia hacia una sociedad mundial más justa e igualitaria”.
A comienzos de 1919, el joven filósofo cordobés Saúl Taborda, en otro artículo de Nosotros, comentaba favorablemente la constitución bolchevique y elogiaba la revolución agraria puesta en marcha por la revolución.
Otro intelectual con puntos de contacto con esta corriente, Arturo Orzábal Quintana, diplomático, realizó varios análisis de la revolución rusa viéndolo como una posibilidad de integración con las ideas del presidente norteamericano Woodrow Wilson. Orzábal Quintana visitaría la URSS a fines de la década del 20, y esta relación haría que fuera catalogado de comunista para la tristemente célebre Sección Especial de Represión al Comunismo creada durante la dictadura de Uriburu. Escapa a esta columna cómo fue la relación real de Orzábal con la URSS.
Otros intelectuales vinculados al georgismo, como el conocido fundador de Editorial Atlántida, Constancio C. Vigil, serían más críticos de los bolcheviques, y afirma Omar de Lucía “Vigil le reprochaba a los bolcheviques su deserción de la lucha por la democracia”. En su revista Atlántida ironizaría con viñetas sobre cómo sería Buenos Aires regida por los bolcheviques. “En una de estas imágenes se veía… un campo de concentración lleno de burgueses de frac custodiados por soldados barbudos”.