En una reciente entrevista, el designado representante de la Casa Blanca Peter Lamelas habló de sus planes para nuestro país con una impunidad imperialista total: opinó sobre la justicia y la necesidad de que Cristina Kirchner siga presa, el federalismo y la necesidad de disciplinar a las provincias, cuidarse de las izquierdas, la política interna y el rol de Argentina en la disputa geopolítica con el imperialismo chino. Todo mientras elogiaba al gobierno de Javier Milei y afirmaba la necesidad de garantizar su triunfo electoral.
Lamelas no disimula. Considera a Milei un aliado estratégico para garantizar la presencia yanqui en Sudamérica, facilitar el saqueo de nuestros recursos y bloquear cualquier proyecto que no se subordine a Washington.
Frente a semejante intromisión, el gobierno argentino hasta ahora ha guardado silencio. Y ese silencio es complicidad. No nos extraña porque la política de Milei coincide con los propósitos de este enviado imperial: se arrastra ante Trump y Netanyahu, aplica el ajuste que exige el FMI y entrega nuestra soberanía sin vergüenza.
Estas declaraciones no pueden pasar como un mero gesto diplomático. El gobierno argentino debería rechazar su designación y exigir una retractación pública.
Estamos ante una nueva ofensiva imperialista. Por eso rechazamos con firmeza esta injerencia. No aceptamos que ningún embajador nos diga qué justicia debemos tener, cómo deben organizarse las provincias, qué vínculos internacionales nos convienen o qué país debemos construir.
Argentina no es una colonia, ni una base militar, ni una ficha en la guerra ajena de las potencias.
Es un país con historia, con luchas y con memoria.
Y la soberanía no se negocia.
Partido Comunista Revolucionario