Noticias

02 de octubre de 2010

Repudio al pedido kirchnerista de mediación yanqui

Hoy 1307 / ¡Fuera el colonialismo imperialista inglés!

El gobierno hizo público que la presidenta pidió a Hillary Clinton, secretaria de Estado yanqui, “una intermediación de Estados Unidos ante el Reino Unido”, en el conflicto por Malvinas. Pedirle a Estados Unidos que “intermedie” ante sus primos ingleses, es lo mismo que hizo Galtieri, cuando aceptó como mediador a Alexander Haigh (que ocupaba el mismo lugar que hoy Hillary Clinton), y terminó siendo una maniobra para dar tiempo a los ingleses que preparaban su Task Force. La base inglesa de Malvinas es parte de la OTAN, la organización militar que integran yanquis e ingleses junto a otras potencias.
Mientras se preparaba esta jugada, la presidenta habló en su discurso en el Congreso de la rémora colonial, en referencia a Malvinas. Y valoró el significado del apoyo de 32 países de América Latina y el Caribe. No se conoce el texto acordado por los 32 países, salvo las referencias del vocero del grupo, el presidente de México.
Con el kirchnerismo siempre hay que ver lo que hace, sin encandilarse con lo que dice. Más aún cuando se trata de negocios petroleros, en los que los K juegan y forcejean con intereses propios y de sus amigos.
Así, el gobierno decretó que todo barco que atraviese aguas argentinas en tránsito a Malvinas debe “solicitar autorización previa”. Pero el carguero Thor Leader salió tranquilamente del puerto de Campana a Malvinas con caños para la industria petrolera. Hay denuncias penales presentadas por veteranos de Malvinas sobre este caso. Aquí se habría aplicado la política que definió Cristina K en su discurso en el Congreso: la diplomacia. Impedir que le lleguen los caños a la plataforma petrolera va más allá de “la diplomacia”.
La diplomacia tiene cosas para hacer, todas las que no se hicieron y hay que hacer, y romper todos los acuerdos que se hicieron favoreciendo a los ingleses, desde el turno dictatorial de Bignone hasta hoy, cumpliendo con los tratados escritos y secretos firmados con posterioridad a la Guerra de Malvinas, y cumplidos por todos los gobiernos hasta hoy.
El problema es que la difícil situación actual, es el resultado de muchos años de conciliación y claudicación nacional. Hay que recordar el viaje de Néstor Kirchner a Londres, antes de asumir la presidencia pero ya electo, a la reunión de “la tercera vía”, y sus elogios al entonces primer ministro pirata, Tony Blair.
La respuesta a la ofensiva colonialista del imperialismo inglés requiere una política nacional, con múltiples instrumentos, en lo que la diplomacia es sólo uno de ellos y no el más importante.
Pero el país tiene otros instrumentos de presión sobre los británicos, que hacen al conjunto de la política nacional. Los actos antiimperialistas, con quema de banderas inglesas, que han comenzado a hacerse en Tierra del Fuego y Comodoro Rivadavia, los que vienen realizándose cada 2 de abril, el realizado ante la Cancillería, etc., marcan el inicio de lo que debe ser un gran movimiento antiimperialista que enfrente al colonialismo imperialista inglés.
Hay objetivos concretos para esos movimientos: la nacionalización de los capitales ingleses, comenzando por los accionistas de la empresa operadora de la plataforma petrolera: los bancos Barclays y HSBC, la minera duera del Bajo de la Alumbrera, Panamerican y Shell (probablemente los verdaderos operadores del petróleo en Malvinas) y terratenientes como Lewis que tienen vinculaciones, abierta o encubiertamente, con el poder británico que ha iniciado el saqueo del petróleo malvinense.

R.F.