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27 de diciembre de 2015

Macri quitó las retenciones al agro, y ha producido una gran devaluación del peso; hay favorecidos y otros que son saqueados por estas medidas.

Retenciones y devaluación

Se ha explicado en un artículo del Hoy 1594 que los impuestos como las retenciones al igual que el IVA son regresivos, castigan por igual a chicos, medianos y grandes productores agropecuarios. Cuando Duhalde en el 2002 (plena crisis devaluatoria) puso las retenciones elevadas (impuestos a la exportación de granos); se había sembrado la soja a un precio de 160 pesos por tonelada y se cosechó a 700 pesos por tonelada. Nadie podía protestar en ese momento por las retenciones, en vista de la gran devaluación del peso (del 1:1, pasamos al 3:1, pesos por dólar); encima se difundió la mentira de que iban a un fondo para los desocupados. Argentina está entre los grandes exportadores de granos del mundo.

Ahora bajaron los precios internacionales de los granos, y el peso de las retenciones se hizo sentir; protestaron los grandes que arriendan campos, los terratenientes que cobran en granos (Kg/ hectárea y por año). Y los chicos y medianos chacareros protestaron aún más, y con razón, porque significaba seguir o abandonar el campo. Fue así que el gobierno con su fino olfato sacó de la galera la “Resolución 126” en marzo del 2015, con un fondo para segmentar las retenciones según el volumen de venta, beneficiando a la mayoría de los productores chicos y medianos. Son más de 65.000 que tienen sólo el 10-12% de la producción. Logró así que no ocurriera un nuevo “marzo del 2008” como fuera con la 125. Hasta Cristina K llegó a plantear una ligera autocrítica en un discurso y culpó a su ministro de entonces, Loustou, como autor de la “125”.

Macri entre sus primeras medidas eliminó todas las retenciones a los productos exportables del campo; en el caso del maíz, trigo, girasol el 20% del precio, que se apropia el Estado. Mantuvo el de la soja en el 30%, con la salvedad que la soja casi no tiene consumo interno y la variación de precio no tiene mayor importancia en el consumo, pero sí el precio del maíz, el trigo y el girasol que son fundamentales en todos los hogares. Impulsó la devaluación del peso, sin importarles el golpe que ello significa para todos los sectores populares. Los millones de toneladas que hay en los “silos bolsa” en el campo pertenecen a los grandes intereses y no a los verdaderos productores que hace mucho vencieron porque no tuvieron “espalda” para aguantar hasta la devaluación. Fue aplaudido con gran satisfacción por los terratenientes que expresaron su alegría como lo habían hecho con Menem, que gobernó con retenciones cero para goce de esos terratenientes y la expulsión del campo de casi 100.000 productores.

La eliminación de las retenciones presenta dos grandes problemas en los cultivos tradicionales anuales (soja, maíz, trigo, girasol):

 

1ro.- Iguala el campo desde los terratenientes hasta los chacareros más chicos. Los terratenientes siempre han tratado de sumar como tropa de maniobra a los chicos y medianos del campo para lograr bajar los impuestos y ellos recogen con pala los beneficios y los chicos con cucharita. Ellos se fortalecen y luego aprietan para concentrar la tierra. Los chicos y medianos pasan a ser tropa aliada y en defensa de quienes luego los arruinan.

 

2do.– La baja en las retenciones o su eliminación, en especial para el trigo, el maíz y el girasol, significan aumentos en la canasta básica de alimentos del pueblo argentino, pues como tenemos una economía “abierta al mundo” -desde la dictadura hasta ahora- el precio de estos productos se determinan con el dólar y por el precio del mercado externo, ahora libre de retenciones (impuestos para el Estado). El dólar ha subido su precio enormemente por la devaluación macrista. Esto lleva a que los chicos y medianos productores de granos puedan terminar aliados a los terratenientes y enfrentados a los sectores populares.

 

En el caso de las Economías regionales la quita de retenciones y la devaluación muy difícilmente llegue a beneficiar a los productores en vista de la enorme concentración de la demanda por parte de monopolios exportadores, como sucede en el citrus, el té, tabaco, etc. Por ejemplo en el té (de Misiones se exporta el 97% de la producción que interesa a más de 6.000 pequeños productores) y las 4 empresas monopólicas ya anunciaron que no habrá aumentos de precios al productor.

Es una situación muy difícil y es imprescindible diferenciar las clases en el campo con la participación activa de los interesados, es decir con los pequeños y medianos chacareros y plantear retenciones diferenciales, fuertes impuestos o retenciones donde paguen los grandes que la “juntaron con pala” estos años, y que estén exentos los chicos y medianos productores. O reemplazar las retenciones con otro impuesto directo a los grandes terratenientes y un impuesto progresivo a las ganancias de los grandes pules de siembra y a los monopolios exportadores.

En Misiones hay sectores de la producción del Té que proponen la suba de las retenciones a la exportación del té y la creación de un fondo de recomposición inmediata del precio del té verde al productor. Así se beneficiarían los productores, contratistas y obreros rurales.

Y es imprescindible plantear la quita del IVA a los productos de la canasta básica de alimentos como la harina, carne, aceite, etc. y la recreación de las Juntas reguladoras eliminadas por Menem y nunca repuestas por los K en 12 años.

Estas propuestas prefiguran el frente único necesario entre los pequeños y medianos productores y los demás sectores populares para no ir a la cola de los poderosos del campo y las grandes exportadoras imperialistas y enfrentar las medidas del gobierno que quiere que la crisis la pague el pueblo.