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12 de febrero de 2014

Hubo una declaración de reivindicación de las Malvinas e islas del Atlántico Sur como territorios argentinos y se reclamó el fin del bloqueo norteamericano a Cuba.

Reunión de la Celac

En La Habana, Cuba

La Comunidad Latinoamericana y del Caribe (Celac), acaba de reunirse en La Habana. Su creación, sin los Estados Unidos ni Canadá, cumplió una reivindicación histórica de los pueblos de A. Latina. La OEA, que fuera desde su creación un instrumento de intervención norteamericana, que expulsó a Cuba después de la revolución y mantuvo esta medida desde entonces, ha quedado debilitada. Una muestra de la disminución de la influencia yanqui en A. Latina. Cuba ha rechazado cualquier propuesta de reincorporación a la OEA. Existen en la región otros agrupamientos económico-políticos, como el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) con gobiernos de distinto signo político como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua Cuba, y más recientemente, la Alianza del Pacífico –México, Colombia, Chile, Perú– de enorme importancia económica y abierta hacia EEUU, Japón, etc., el Mercosur, etc. La Celac es hasta ahora de naturaleza estrictamente política y las resoluciones se toman por consenso.
La cumbre de la Celac declaró a América Latina y el Caribe zona de paz y libre de armas nucleares. Esto es importante dada la larga historia de intervenciones imperialistas que llevaron a guerras y enfrentamientos entre países hermanos de la región. 
Simultáneamente hubo una declaración de reivindicación de las Malvinas e islas del Atlántico Sur como territorios argentinos y se reclamó el fin del bloqueo norteamericano a Cuba.
No hubo, en cambio, consenso para una declaración propuesta por el presidente venezolano Maduro sobre el estatus colonial de Puerto Rico.
Por otra parte se consensuó crear el Foro Celac-China, lo cual demuestra la creciente presencia de esta potencia imperialista también en América Latina. Sin dejar de aprovechar las contradicciones entre los imperialismos, debemos estar alertas ante las políticas de apoyarse en otros imperialismos para enfrentar a los yanquis. Este camino se ha mostrado a lo largo de la historia inútil frente al amo viejo y útil a la penetración de nuevos amos imperialistas, en la actualidad, útil a la penetración china principalmente.
La Celac y, en general, este tipo de organizaciones de los estados latinoamericanos pueden jugar un papel positivo frente a las amenazas y agresiones imperialistas. Pero para impedir que nuestros países, sus territorios y sus mares sean botín objeto de agresión y de guerra por parte de las potencias imperialistas en su disputa por la hegemonía mundial, y para afirmar la propia unidad latinoamericana, el único camino de victoria es alcanzar la liberación nacional y social de cada uno de nuestros países. Un camino de lucha auténticamente anti-imperialista, que afirme nuestras soberanías y una política independiente tanto del imperialismo yanqui como de las otras potencias que hoy se disputan América Latina.