Como pidió Cristina Kirchner, Caló y compañía hicieron buena letra, “marcharon por la vereda que les marcó el gobierno” y sacrificaron otra vez más el salario de los metalúrgicos. Decía un experimentado compañero metalúrgico “si pensás que los dirigentes del Sindicato te van a cagar, no te equivocás nunca”. Y así fue. Otra vez traicionaron las necesidades de los trabajadores metalúrgicos que vamos a seguir con unos de los salarios más bajos de toda la industria.
Los $3.500 que se aprobaron en el Congreso Nacional de Delegados que se realizó en Mar del Plata, que ya eran poco frente a la desbocada inflación que va comiéndose nuestro salario, quedaron en el olvido. Además nunca se planteó si ese monto era el punto de partida para abrir el resto de la escala salarial y mantener las diferencias históricas entre cada categoría del convenio.
Aprovechando esa nebulosa, “inventaron” con el pomposo título de Ingreso Mínimo Global de Referencia, un salario sujeto al presentismo, a la asistencia perfecta, que lo único que va a traer es más explotación. Porque como sucede en la mayoría de los lugares donde hay un premio de estas características es por conveniencia de las patronales y no de los trabajadores.
Los metalúrgicos tenemos de esta manera el triste privilegio de sentarnos a discutir paritarias y traernos a cambio un premio por presentismo o asistencia en las peores condiciones que se pueden firmar.
Por otra parte, cuando dentro de dos meses se cobre la cuota del 10% correspondiente a julio, este “invento” sólo va a “beneficiar”, si no falta y no llega tarde nunca, al compañero con la categoría de operario de la Rama 17 o similares.
Es tan grande el mamarracho que descubrieron, que con $16 por hora el salario mensual apenas alcanza a $3.024, porque habría que informarle a los “compañeros” del Secretariado Nacional que los metalúrgicos trabajamos un promedio de 189 horas mensuales. Por lo tanto un operario no llega nunca con $16 por hora a $3.200 mensuales y apenas va a cobrar un salario neto, de bolsillo de $2.434 por mes.
¿Será éste el “fifty–fifty” del que habla la presidenta, que nos quiere hacer creer que el Producto Bruto Interno se va a repartir por mitades entre los trabajadores y los empresarios?
Los metalúrgicos tenemos que reagrupar nuestras fuerzas con tres claros objetivos: un salario igual al valor de la canasta familiar, recuperar nuestro Sindicato y hacer cumplir nuestro convenio colectivo y las leyes laborales para terminar con la precarización laboral.
Esto es posible si enfrentamos y desnudamos que es esta política, la del kirchnerismo, la que nos llevó a esta situación de salarios de hambre; si damos la batalla para dejar al descubierto que aquí solo se han beneficiado las patronales, principalmente los grandes monopolios del sector metalúrgico, que además fueron subsidiados por el gobierno nacional y no los trabajadores.
Es posible y necesario reagrupar y unir desde cada rincón de cada fábrica siguiendo los ejemplos de lucha que recorren nuestro país y aquellos que señala nuestra propia historia.