El 30 de diciembre del 2010 el juez de instrucción Emilio Stadler resolvió procesar a los policías Rubén Rubio y Víctor Chumbita, quienes habían sido denunciados por violar a una joven de 14 años en el Destacamento Rural de Guerrico donde desarrollaban tareas.
El 30 de diciembre del 2010 el juez de instrucción Emilio Stadler resolvió procesar a los policías Rubén Rubio y Víctor Chumbita, quienes habían sido denunciados por violar a una joven de 14 años en el Destacamento Rural de Guerrico donde desarrollaban tareas.
El procesamiento llegó un año después de cometido el hecho, luego de una intensa pelea por parte de la familia de la joven y de la Multisectorial de Mujeres de Fiske Menuco que la acompañó en todo momento y desplegó diversas acciones.
Gloria, la mamá de la joven, se mostró satisfecha con el procesamiento: “Nunca pensé que iba a llegar este momento, tenía desconfianza pero creo que tuvo que ver con toda la presión que hicimos junto a la Multisectorial de Mujeres y a los chicos de la Facultad que siempre nos acompañaron. Ahora tenemos que seguir en la lucha y ser más fuertes que nunca”.
El delito que les imputó Stadler es el “de rapto en concurso real con tentativa de abuso sexual con acceso carnal doblemente calificado por haber sido cometido por dos personas y por pertenecer las mismas a las fuerzas policiales en ocasión de sus funciones”. Si bien, en la etapa de instrucción no se comprobó el acceso carnal, el procesamiento pone de relieve algunos aspectos muy importantes para la causa, entre ellos la veracidad del relato de la joven.
En el procesamiento quedó probado que la joven estuvo secuestrada por cerca de tres horas en el Destacamento Rural, hasta donde la llevaron engañada luego de pedirle los papeles de la moto en la que circulaba y que en ese momento no tenía en su poder. Numerosas pruebas dieron por tierra la versión de los violadores, quienes ni siquiera asumieron que ella estuvo en el lugar. Tampoco pudieron explicar porqué uno de ellos, Chumbita, llegó al hospital –donde estuvo internada luego de sufrir un accidente en la ruta tras escaparse- y le aseguró a la hermana que su compañero le había ofrecido sexo pero que “no había pasado nada”.
En el procesamiento se le dio plena veracidad al relato de la joven en función de las dos cámaras Gesel que se realizaron (la primera no se había gravado por “problemas técnicos) y del informe de la profesional que le brindó asistencia psicológica. Aunque por el momento no fueron incorporadas pruebas que den cuenta de que hubo violación, el juez entiende en su resolución que aunque “por ahora no está probado el acceso carnal, es posible que la menor haya sido penetrada carnalmente por uno o por ambos imputados”. Vale recordar que en su relato la joven da cuenta de que fue golpeada, posteriormente perdió el conocimiento y cuando se despertó sintió dolor y ardor en los genitales. Si ella estuvo prácticamente tres horas en el lugar, los abusadores podrían haber tomado en ese lapso medidas de “profilaxis” para no dejar rastros. Si bien esto no lo dice el juez es una posibilidad que no debería ser descartada a la hora del juicio.
Este procesamiento es un avance importante, producto de la lucha de un año en la que se puso de relieve la complicidad de la cúpula policial y el gobierno provincial con estos policías abusadores. Ahora queda fortalecer el camino que venimos recorriendo las mujeres rionegrinas para que finalmente sean condenados por el delito de violación.
