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20 de noviembre de 2013

Roberto López: ¡Levantamos tus banderas!

A tres años de su asesinato en Formosa

 El 23 de noviembre de 2010, la policía de la provincia de Formosa junto con una patota armada, atacaban con saña un corte de ruta protagonizado por los originarios de la comunidad qom La Primavera.

 El 23 de noviembre de 2010, la policía de la provincia de Formosa junto con una patota armada, atacaban con saña un corte de ruta protagonizado por los originarios de la comunidad qom La Primavera.
En la ruta 66 cayó derramada la sangre de Roberto López, compañero de la CCC, originario qom, que junto a sus compañeros y familias venían peleando desde hace meses contra el despojo de tierras por parte de una familia de terratenientes, los Celía, con la protección del gobierno de Gildo Insfrán, uno de los principales aliados de Cristina Kirchner.
“Mataron por tierras -decían sus compañeros en un homenaje- creyeron, y creyeron mal que con unos tiros, con muertos y heridos, los qom abandonarían la lucha por sus tierras. Insfrán, los Celía, el asesino Muñiz pensaron que Roberto López saldría corriendo al primer cuetazo… los enfrentó, los obligó a que varios lo atacaran. Los marcó a fuego con su coraje. A su lado, a su amigo y hermano Samuel Garcete lo garrotearon hasta que lo dieron por muerto, aún sigue vivo, resistiendo. Samuel, es de fibra qom, hermano de la vida, de Roberto ¿cómo podría ser de otra manera? El monte los curtió para todos los peligros”. 
Como se supo después por boca de su compañera, la noche anterior al 23 de noviembre Roberto López había dicho “mañana será un día bravo, habrá tiros y puedo ser uno de los marcados”, su instinto, su fino instinto de mariscador, le indicó el mayor de los peligros. “Si me matan, que mi muerte sirva para que mi pueblo recupere sus tierras” concluyó Roberto a su esposa.
Roberto López es uno de los 18 originarios asesinados en estos años de gobierno kirchnerista. Su ejemplo de lucha lo llevamos como bandera miles y miles que no cejaremos hasta que se haga justicia con los responsables de su asesinato, y hasta que barramos de nuestra patria la odiosa opresión de los terratenientes, que hoy, al amparo de esta política sojera, profundizan el latifundio y la dependencia de nuestra producción agraria, expulsando a miles de pobladores del campo, originarios y criollos.