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26 de octubre de 2016

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires intenta colocar en los accesos a dos institutos de formación artística un sistema de molinetes con lectores de huellas digitales.

Rodríguez Larreta y el control sobre estudiantes y docentes

Ciudad de Buenos Aires

 
El pasado 10 de octubre, la Dirección General de Enseñanza Artística (Dgeart), dependiente del Ministerio de Cultura de la CABA, comunicó a las autoridades de los Conservatorios de Música Astor Piazzolla y Manuel de Falla acerca de un proyecto de colocación de molinetes con lectores de huellas digitales para controlar los ingresos y egresos del edificio y así evitar situaciones de inseguridad dentro de las instituciones.

 
El pasado 10 de octubre, la Dirección General de Enseñanza Artística (Dgeart), dependiente del Ministerio de Cultura de la CABA, comunicó a las autoridades de los Conservatorios de Música Astor Piazzolla y Manuel de Falla acerca de un proyecto de colocación de molinetes con lectores de huellas digitales para controlar los ingresos y egresos del edificio y así evitar situaciones de inseguridad dentro de las instituciones.
Ni bien fueron informados los Consejos Directivos de ambos institutos, la noticia recorrió rápidamente los pasillos y la respuesta de la comunidad educativa no se hizo esperar: ambos Conservatorios convocaron -respectivamente- a asambleas interclaustros, de manera inmediata. Las mismas se desarrollaron con gran participación de estudiantes y docentes, y allí se dieron a conocer los detalles del proyecto. Se trata de un “paquete” de medidas que incluye la adaptación de baños para discapacitados, rampas de acceso para personas con movilidad reducida y los mencionados molinetes. El costo total de la obra -que, antes de ser comunicados los institutos, ya había sido adjudicada por licitación a una empresa- asciende a $1.427.000, de los cuales más de $525.000 son para los molinetes y el sistema de huellas dactilares. Según trascendió, este proyecto sería una “prueba piloto”, que luego el gobierno intentaría implementar en otras instituciones educativas.
Las asambleas autoconvocadas de ambos institutos resolvieron organizar un plan de lucha para rechazar la colocación de esos artefactos, por considerar que atentan contra el carácter público de las instituciones, y que son medidas que tienden al control policíaco, tanto de los estudiantes como de los trabajadores.
Por otro lado, ambos Conservatorios reclaman, desde hace años, medidas que resuelvan lo que consideran una “emergencia edilicia”. El edificio situado en Sarmiento 3401, en el barrio de Almagro, perteneciente al Conservatorio de Música Ástor Piazzolla, alberga también al Conservatorio Manuel de Falla, ya que éste no posee edificio propio. Esa situación se ha tornado insostenible desde hace varios años por el crecimiento de la matrícula y por la cantidad de carreras que ofrecen ambas instituciones, lo que no permite el desarrollo de sus actividades en condiciones adecuadas.
Por esas razones, los estudiantes y docentes vienen luchando, principalmente, por un edificio propio para el Manuel de Falla y para que el Piazzolla pueda disponer del pleno uso del suyo. Y, al mismo tiempo, reclaman por más presupuesto para instrumentos, acustización de espacios estudio, etcétera. 
Al cierre de esta edición, trascendió la noticia de que la Dgeart habría dado marcha atrás con la medida, dado el rotundo rechazo que expresó la comunidad educativa y ante la inminencia de un conflicto de envergadura; sin embargo, estudiantes y docentes se encuentran en estado de alerta.