Como país individual, Brasil es el principal mercado para las ex-portaciones argentinas, con los monopolios imperialistas de la industria del automotor haciendo punta en ese intercambio. El segundo mercado individual es China, con la soja como producto estrella, cuya comercialización está en manos principalmente de los monopolios im- perialistas en la comercialización internacional de los granos.
Como país individual, Brasil es el principal mercado para las ex-portaciones argentinas, con los monopolios imperialistas de la industria del automotor haciendo punta en ese intercambio. El segundo mercado individual es China, con la soja como producto estrella, cuya comercialización está en manos principalmente de los monopolios im- perialistas en la comercialización internacional de los granos.
Tratándose de las dos vedettes del modelo, a comienzos de 2013 la mayoría de los economistas burgueses apostaban a que, con la recuperación de Brasil y una mayor cosecha de soja (que había sido muy afectada por la seca en 2012), se dinamizaría el resto de la economía y pronosticaban que en 2013 el Banco Central terminaría el año con las mismas reservas que al comienzo.
La industria del automotor tuvo el mejor desempeño de su historia, al igual que la cosecha de soja y, sin embargo, el Banco Central terminó perdiendo nada menos que 12.700 millones de dólares de sus reservas en el año.
Es que, por un lado, los automotores y la soja no son ni pueden ser toda la economía de ningún país. Por otro lado, en relación a la exportación de esos productos, la relación comercial con los principales mercados de Argentina para los mismos es crecientemente deficitaria (ver “El principal déficit es con China”, en hoy número 1492).
Para este año 2014, la cosecha de soja volvería a jugar a favor a pesar que los precios internacionales de los granos son un poco menores, aunque eso no mejoraría la situación de divisas con China, dada la dependencia de la industria electrónica y las compras directas del gobierno kirchnerista, como es el caso de las unidades ferroviarias.
Pero la situación de la industria del automotor puede transformarse en muy grave, estando ya la industria de autopartes en la lona. Por un lado está el incremento de los impuestos que achataría el mercado interno y, por otro, las perspectivas del mercado de Brasil no son nada halagüeñas.
La situación externa de Brasil
En el país vecino, la balanza cambiaria cerró el año pasado con un déficit de 12.261 millones de dólares, lo que representa el peor desempeño desde 2002, según informó la semana pasada el Banco Central de Brasil (BCB).
La cifra contrasta con los 16.753 millones de dólares a favor que Brasil tuvo en 2012.
Según el BCB, el del año pasado fue el primer déficit cambiario registrado por el país en los últimos cinco años. El resultado negativo anterior, de 983 millones de dólares, fue registrado en 2008, tras el estallido de la crisis financiera internacional.
La situación financiera de Brasil con el exterior venía siendo positiva hasta junio de 2013, cuando comenzó a revertirse por los anuncios de la Reserva Federal de los Estados Unidos respecto de su política monetaria pero recién adquirió un carácter dramático en diciembre, al registrarse el peor resultado mensual de la historia para la balanza cambiaria brasileña, que acumuló en un mes un déficit de 8.780 millones de dólares.
El BCB apuntó que el déficit cambiario de 2013 se debió principalmente al resultado negativo de 23.396 millones de dólares registrado en la cuenta financiera, relativa a inversiones en títulos, envío de ganancias al exterior e inversiones extranjeras directas, entre otros.
En cuanto a la balanza comercial su superávit se redujo a apenas 2.561 millones de dólares, lo que significó un descenso del 87% respecto de 2012. Se trata del peor resultado desde 2000, año en el que el saldo comercial acabó en números rojos.
La crisis económica internacional influyó en los resultados de la balanza comercial brasileña. Se vendieron menos productos del país en el exterior y la producción de petróleo y derivados disminuyó, a lo que se sumó un incremento de la demanda interna de combustible. Además, las exportaciones de Brasil cayeron un 1% en relación con 2012, mientras que las importaciones aumentaron un 6,5% el año pasado.
La devaluación del real
El déficit en el flujo cambiario en 2013 coincide con una fuerte revalorización del dólar en Brasil, que acumuló el año pasado un aumento del 15,1% frente al real. Los inversores se mostraron decepcionados ante el desempeño de la economía brasileña el año pasado.
Al mismo tiempo, la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de reducir sus inyecciones de liquidez en el mercado despertó recelos entre los inversores, que vieron con preocupación la menor liquidez internacional.
Previendo ese escenario mundial, el BCB inició en agosto pasado un amplio programa de intervención cambiaria que no ha logrado frenar el drenaje de dólares, por lo que se ve de en los resultados, aunque mantiene al real en torno a las 2,40 unidades por dólar.