Romina Tejerina está presa injustamente. El tormento de una violación, el embarazo no querido y la imposibilidad de interrumpirlo la llevaron a un acto de locura. Pero ahí no termino la tragedia en su vida: comenzaron estos largos 5 años de encierro. Con ensañamiento de las autoridades: durante mucho tiempo la esposaban para su desplazamiento por el penal, la privaron de atención psicológica, le siguen negando las salidas, etc, etc. Varios etcétera que pueden describirse en las anécdotas cotidianas.
Como contrapartida, estos 5 años tuvieron su brillo: el de la luz que llegaba de sus familiares, de las distintas organizaciones sociales, diputados/as y artistas que acompañaron su sufrimiento gritando a todos los vientos aquello que este Estado (por responsable de ello) quiere callar: está naturalizada la violencia sobre las mujeres.
Hoy Romina aguarda que la Corte Suprema se expida sobre la apelación a la sentencia de 14 años de prisión que dictó aquél juicio enviciado jurídicamente, donde los tribunales jujeños usaron el poder de los
03 de octubre de 2010