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18 de junio de 2014

En un reciente viaje a Salta a fines de mayo, conversamos con compañeros que protagonizaron una gran toma de tierras en la capital provincial durante 28 días, y que lograron la adjudicación de 600 terrenos.

Salta: la pelea por tierra para vivir

Del asentamiento “Revelión” a la adjudicación de terrenos

Los compañeros de la CCC nos cuentan que el gobierno reconoce un déficit de 15.000 viviendas en capital y 25.000 en toda la provincia, pero que la cifra real es mucho más alta. Laura, que forma parte de Área Tierras de la CCC, y es parte de la dirección del PTP, nos cuenta que “En el 2012, la CCC toma la decisión, ante la falta de tierras, la desocupación y el hambre, de hacer el asentamiento. Le pusimos de nombre Revelión, con v corta, con v de victoria. Fuimos 1.014 familias en total, uno de los asentamientos más grandes de la provincia. Muchos, me incluyo, éramos renuentes a trabajar con el movimiento. Yo los conocí ahí, y empecé a cambiar mi cabeza y ver qué pasaba en la provincia. Estuvimos 28 días, hasta viento zonda tuvimos que soportar. De más de mil carpas, no nos quedó una en pie. Ni así la gente se fue. Tuvimos que rescatar mujeres que estaban sentadas arriba del lugarcito que tenían. Gracias al movimiento tuvimos funcionando 5 comedores dentro del asentamiento”.
Nelson Salazar, dirigente de la CCC de la provincia, agrega “Nosotros veníamos discutiendo el tema desde hace 5 años. Desde hace tres veníamos peleando por tierras, con un padrón de 500 compañeros del movimiento. Después de la toma en Jujuy nos movilizamos, y nos llaman a negociar desde la Subsecretaría de Tierra y Hábitat. Pasó un año y nos dieron sólo 50 terrenos, para 500. Imaginá el despelote que se armó. Casi se parte el movimiento. Discutimos, justo se hizo acá el Plenario de la CCC, y vimos de ir a una lucha más contundente. Así programamos la toma, lo que nos llevó 2 meses. Las primeras asambleas las hicimos en el Barrio Valdivia. Tuvimos varias idas y vueltas con el lugar, porque se hacía público y la policía nos esperaba. 
“El día que decidimos la toma, 2 de septiembre de 2012, partimos con un número de 200, que se metieron en las casas de los compañeros, en Valdivia. A las 3 de la mañana ya eran 400, y tuvimos que cambiar el lugar de la toma, en terrenos que eran de los gremios. Nos escondimos en las casas, apagamos las luces, y ya el barrio era un alboroto, lleno de gente, motos, de todo, y la policía dando vueltas. La gente se alzó, y era impresionante ver cómo le pasaron por encima al patrullero. En diez minutos concretamos la toma, y se iban sumando. El lunes ya éramos como mil familias”.
 
Laura: Nos organizamos con delegados por sectores, que eran los que negociaban con Tierra y hábitat. Por las noches se hacían asambleas, a veces a las 2 de la madrugada, para que la policía no nos fiche, por “incitadores”. También se fue a hablar con los gremios, para que nos dejaran estar en esos terrenos, porque lo que nosotros queríamos era negociar tierra para vivir, aunque sea en otro lugar. Lo que queríamos era tierra para vivir y tierra para trabajar.
Nelson: Esto lo tuvimos que discutir mucho con los compañeros. Algunos se querían quedar ahí. Se hicieron asambleas para unificar sobre esto, y para hacer frente a los intentos de rompernos, dividirnos, desgastarnos. Hubo un sector que negoció con el gobierno por las suyas y levantó antes, unos 100 compañeros que el día anterior llenaron de carpas, para que cuando levantaran pareciera que se iba todo el asentamiento. Eso fue el día previo al 15 de septiembre, cuando se hace la procesión del Día del Milagro. Nosotros decidimos hacer una marcha.
 
Laura: Marchamos con todas las familias desde Finca Valdivia hasta el centro. Más de 3.000 personas.
 
Nelson: Dio mucho que hablar esa marcha, estábamos por la ruta y salía por los medios el gobernador a darnos con un caño. Marchamos hasta tres cuadras antes de la Catedral. La gente empujaba porque quería ir a la Catedral. Ahí fue la primera vez que tuvimos una conversación, por teléfono, con el secretario de Tierra y Hábitat. El gobierno quería aislarnos negociando con otros sectores. Hicimos asamblea en esos sectores y les ganamos la gente a los punteros, que se mandaban a negociar sin consultar a nadie. Ahí logramos parar la maniobra, porque la gente decidió quedarse hasta tener respuestas para todos.
Aguantamos y volvimos a poner carpas para cubrir el sector donde se habían ido. Como no nos daban respuestas y pasaban los días, un día hicimos una asamblea de 2.000 personas aproximadamente, y obligamos a que el secretario de Tierra venga al asentamiento. 
 
Laura: Era como que estaba rodeado de leones, porque la gente se lo quería comer. 
 
Nelson: Ahí le arrancamos el compromiso de que nos entreguen terrenos. Nos quería dar 300 en el barrio Nueva Esperanza, con manzana y lote, pero nosotros éramos 600 familias en condiciones de recibir terrenos. Los delegados lo apretaron y firmó un acta acuerdo por 500 terrenos más en una zona que se llama Parque de la Vega, que estaba en trámite de expropiación. Esto se aprobó en asamblea, y así levantamos el asentamiento. Con 300 terrenos en el bolsillo, y el resto por verse. 
 
La pelea hoy
Nelson nos cuenta que “De esto pasaron dos años. Los terrenos de Nueva Esperanza, dicen que se entregan en 30 días”. Laura se entusiasma “ya hemos ido y comprobado los lotes, tienen agua y pilares de luz. Las calles ripeadas, y la escuela más grande de Salta por inaugurar, un CIC y una Salita de Salud. La gente muy agradecida con el movimiento. En este tiempo hicimos una toma de Tierra y Hábitat, para que cumplan con el acta acuerdo, porque si es por ellos, lo entregan en tiempo de campaña. Los compañeros dijeron ‘no hay tiempo de esperar’. Nos ofrecen firmar un acuerdo de entrega de Nueva Esperanza en 60 días, y Parque de la Vega en 10 meses”.
 
Nelson: No lo firmamos porque no estábamos de acuerdo. Ya hicimos como cuatro entrevistas, y dicen que van a entregar en diciembre de este año. Ya el secretario me dice “No te quiero ver más por acá”. 
 
Laura: Nosotros nos apoyamos mucho en Finca Valdivia. La gente del barrio nos pasaba agua, nos prestaba el baño. Nos daban lo poco que tenían. Yo, que no estaba en el movimiento no entendía por qué la gente te abría la casa, “traigan los chicos a dormir un rato”, “carguen los celulares. Ponían la casa a disposición. Después nos enteramos que esto había sido organizado por la CCC, y que éstos eran los compañeros que nos abrían las casas.
 
Nelson: Al final, en Parque de la Vega conseguimos 300 terrenos, con manzana y lote. Ya empezaron a trabajar, haciendo las manzanas, y hasta con cloacas van a ser. Ahora estamos haciendo asambleas de cada lugar, y reuniendo a los delegados por manzana de Nueva Esperanza. La idea es que sigan organizados, para poder dirigir el barrio.
 
Pelea por la construcción de la vivienda
Preguntamos cómo abordan el problema de la construcción de la vivienda, ya que el gobierno entrega los terrenos pelados. Laura contesta: “Nos estamos organizando con cuatro o cinco delegados por manzana, ante la falta de trabajo, y que no hay un mango, para armar las bloqueras comunitarias, comedores comunitarios. Vamos a seguir luchando por una vivienda digna”. Y finaliza Nelson: “Por ahora no está abierta la puerta de la construcción de las viviendas. Pero tenemos las cooperativas. El problema es que si en 15 días no ocupás el terreno, se lo dan a otro. Lo que los compañeros han visto es hacer un pozo común, poner un alambrado en cada manzana, y entre todos defenderlas. Ahora lo que nos pasa es que muchos compañeros que salieron con terreno en Nueva Esperanza se quieren cambiar a Parque de la Vega porque no tienen plata para construir. 
“El gobierno juega con la necesidad de la gente porque no tiene respuesta al déficit habitacional. Han sacado una nueva resolución, que la entrega de terrenos se hace por sorteo, con el argumento del clientelismo, y no se tiene en cuenta la necesidad de la gente. Eso sí, a nosotros nos respeta el acuerdo que hicieron”, finaliza Nelson, mientras los compañeros, para ejemplificar la necesidad de vivienda, nos comentan que entre los adjudicatarios hay guardiacárceles, maestros, y hasta un médico y un abogado.