Santa Fe produce, a través del trabajo de sus habitantes y sus recursos naturales, grandes riquezas. Automóviles, petroquímicas, soja, leche, maquinaria agrícola, aceites y otras tantas producciones salen desde nuestro puerto hacia el mundo. Mientras tanto, en las ciudades más grandes de la provincia se mantienen y crecen los altos niveles de indigencia y pobreza. Se mantiene la desocupación y el trabajo en negro. Para los que trabajan en blanco, los sueldos no suben y los productos de la canasta familiar sí. Por eso se escucha cada vez más seguido que “la plata no alcanza”. La educación y la salud están colapsadas; en las escuelas no hay gas y los edificios se vienen abajo; y todos conocemos la realidad de los hospitales sin camas y sin insumos y con trabajadores con salarios de pobreza en ambos casos. Todo esto agravado en el interior.
¿Por qué pasa esto?
En nuestra provincia, primero Reutemann y después Obeid, han acompañado como la sombra al cuerpo al modelo económico nacional, instaurado en el ´76, profundizado por Menem en los ´90 y continuado por los sucesivos gobiernos y ahora por Kirchner.
Este modelo de país que, según los datos de Federación Agraria, ha extranjerizado 18 millones de hectáreas y llevado a un grado tal la concentración de la tierra que un 3% del total de los productores se apropia del 70% de la soja cultivada en el país. Grandes grupos económicos como Adeco de George Soros, compran miles y miles de hectáreas en toda la provincia, pero en el país cada ocho horas un productor es expulsado de su chacra. Este modelo agroexportador, de hambre y exclusión, está basado casi exclusivamente en el cultivo de la soja y es similar al que instauró la oligarquía terrateniente en la década del ‘80 en el siglo XIX.
Jorge Obeid es unos de los principales defensores del modelo económico vigente. Destina miles de millones de dólares para la concreción de planes como el “Plan Circunvalar”, que sólo beneficia a quienes exportan a través del puerto de Rosario (ya que en el gobierno dispone de mucha plata), mientras que situaciones como el granizo en Rosario o las inundaciones en Santa Fe y casi 60 localidades más, desnudaron la situación en la que vive la mayoría del pueblo santafecino. Para los sectores más postergados no hay obras, o se miente sobre su realización como es el caso del trecho de la Circunvalación que no se terminó y permitió el ingreso del agua en el 2003, sólo por citar un ejemplo.
Rafael Bielsa: defensor y continuador de esta política
El candidato del oficialismo banca a fondo la política de Kirchner. En los últimos días, Reutemann, “inundador” y responsable político por los asesinatos de diciembre de 2001, ha expresado su apoyo a esta candidatura. Es sin duda alguna, el candidato que expresará los intereses de las grandes empresas imperialistas de la zona, los terratenientes y el gobierno nacional.
Binner: sin propuestas para el pueblo y conciliador con K
Por otra parte, lo que aparece como alternativa de “cambio” es el Frente Progresista Cívico y Social. Su candidato no se ha pronunciado sobre ninguno de los grandes problemas que tiene el pueblo santafecino. No hay programa educativo, ni propuestas para paliar la indigencia ni el hambre, ni palabra alguna sobre el problema de la tierra y los pueblos originarios. Es más, después de gobernar 8 años Rosario, se puede decir que lejos de ser Barcelona, como plantea él y el actual intendente de esta ciudad Lifschitz, mientras las grandes aceiteras acumulan fabulosas ganancias, a pocos kilómetros más de trescientas mil personas viven por debajo del nivel de pobreza.
La rebeldía popular se expresa en las luchas y el voto bronca
Como consecuencia de la política de Kirchner y su alto precio internacional, los multimillonarios ingresos por la producción de soja benefician a muy pocos. Esto ocurre también con el petróleo y la minería. Por eso la Santa Fe profunda, chacarera, obrera y popular no ha dejado de enfrentar estos planes. La provincia se encuentra atravesada por numerosas luchas: docentes, desocupados, inundados, estudiantes, chacareros, pueblos originarios. Las luchas por juicio y castigo a los genocidas de la dictadura y los asesinos de diciembre del 2001, por la aparición con vida de Julio López y más.
Esa es la verdadera expresión de los sentimientos de la mayoría del pueblo que tuvo su punto máximo en el Argentinazo y que surgen una y otra vez con más fuerza, como en Neuquén, Santa Cruz o Puerto Deseado.
El pueblo exigió “que se vayan todos”. No sólo no se fueron, sino que quieren cerrar la brecha de rebeldía que dejó abierta. Porque una y otra vez ven aparecer en las urnas esa corriente que se expresó en octubre de 2001 y fue el prólogo de la caída de De la Rúa. Pretenden que legitimemos con nuestro voto a los Reutemann, Balbarrey, Millet, Obeid y tantos otros representantes de la “vieja política”.
El masivo voto bronca de las elecciones internas de julio, mostró el repudio del pueblo santafecino a esta política. El ausentismo electoral fue de casi un 30% y fue extraordinario el crecimiento del voto en blanco y los nulos, cuyo número superó el 18%. Esto asusta a los poderosos, y los candidatos se refieren preocupados a este tema.
El voto en blanco, nulo o la abstención son votos positivos
Los santafecinos sabemos que darle el voto a Bielsa es seguir con la política mentirosa de Kirchner, y que terminará como Reutemann y Obeid administrando a favor de los poderosos, terratenientes y exportadores.
Dárselo a Binner es también perder el voto, porque este no ofrece ninguna propuesta de cambio para la provincia. Es más, cada vez que puede elogia a Kirchner y su política.
El verdadero voto positivo es el voto bronca, voto que no legitima a una política que por un lado alienta a los grandes exportadores a llenarse de dólares mientras el pueblo no puede comprar una garrafa para pasar el invierno, el pequeño industrial no puede trabajar por falta de energía y el trabajador con suerte araña los $ 1.200 por mes.
Necesitamos una segunda independencia y otra Santa Fe
Necesitamos una Argentina soberana en la que se estatice YPF, Aerolíneas, la energía eléctrica, los teléfonos, las comunicaciones, los ferrocarriles y las rutas. Una provincia sin latifundios y con la tierra para el que la trabaje, en especial para los pueblos originarios. Una Santa Fe donde los grandes grupos industriales paguen impuestos especiales para financiar planes contra el hambre, la salud y la educación. Una provincia sin empleados estatales en negro y con sueldos blanqueados. Con salarios equivalentes a la canasta familiar. Una justicia que juzgue y condene a los asesinos, a los inundadores y a los corruptos. Una Santa Fe con miles de planes y becas para la juventud, para que los pibes puedan salir de las esquinas, de la delincuencia y la droga y puedan conseguir un trabajo genuino. Para que podamos pensar en un futuro digno.
Para todo esto tenemos que intentar por un nuevo camino. Nuestro Partido trabaja para reagrupar en un gran frente popular a todas las fuerzas antiimperialistas, patrióticas y democráticas que nos aproxime a una salida revolucionaria y persiga una segunda independencia. Un camino que nos acerque a una pueblada como la de mayo de 1810, como la del 17 de octubre del ‘45, el Rosariazo del ‘69 o el Argentinazo de diciembre de 2001. Un camino que, siguiendo el ejemplo de los patriotas de mayo, es el que se encuentran recorriendo otros pueblos de Latinoamérica como Venezuela o Bolivia.
Por todo esto, frente a las elecciones provinciales del 2 de septiembre de 2007 el PCR y la JCR llaman a expresar la bronca mediante la abstención, el voto blanco o el voto nulo, repudiando a los continuadores de las políticas vigentes, en el camino de la liberación definitiva del pueblo y la patria.
Partido Comunista Revolucionario
Juventud Comunista Revolucionaria
Santa Fe