Noticias

02 de octubre de 2010

Se van a cumplir 3 meses de la asunción de Scioli en la provincia de Buenos Aires. Es suficiente tiempo para ver en qué se parece y en qué se diferencia del kirchnerismo.

Scioli en Buenos Aires

Nuevo gobernador para viejas políticas

La candidatura de Scioli a gobernador apareció a mediados de 2006, cuando después de la derrota electoral en el plebiscito de Misiones, el kirchnerismo se debilitó relativamente y se vio obligado a negociar con sus rivales entre los de arriba. Así quedaron sepultados los sueños reeleccionistas de Felipe Solá; y Scioli, que se había preparado para disputar la Capital Federal, se trasladó a la provincia de Buenos Aires en la que fue candidato violando la Constitución provincial.
Su campaña fue financiada por el mafioso ruso-armenio Eurnekian, por eso no extrañó que ponga a un hombre de su riñón como Guillermo Francos al frente del Banco Provincia. Scioli expresa a grupos económicos vinculados a sectores imperialistas rusos e italianos; cuando esos sectores negociaron con Menem fue un hombre de Menem, cuando lo hicieron con Duhalde fue hombre de éste, y cuando estos sectores negociaron con Kirchner, no tuvo empacho en ir con las listas del Frente de la Victoria, olvidando que había sido tratado como un trapo de piso por Cristina Kirchner en el Senado. Tiene como punto de acuerdo con los Kirchner considerar al imperialismo chino como aliado estratégico. Cuestión importante en una provincia donde el núcleo principal de los terratenientes produce soja y son hegemónicos en la Sociedad Rural.
Esos acuerdos no borran las contradicciones que los grupos que sostienen a Scioli tienen con el kirchnerismo. Es un gobierno débil, sin poder territorial y que depende del Tesoro nacional (ver hoy 1203). Por eso armó un gabinete propio, de su más estrecha confianza. Su jefe de Gabinete es su operador político, Alberto Pérez, que trabaja a su lado junto a su hermano “Pepe” Scioli. En Economía puso a su contador, Rafael Perelmiter y en Justicia, a Ricardo Casal, el abogado de su familia. En “Promoción de inversiones” puso al duhaldista Alfredo Atanasof y en Trabajo a un abogado ligado a éste, Oscar Cuartango. En Salud puso a un representante de los laboratorios privados y vinculado a Daniel Hadad como el Dr. Claudio Zin. En Seguridad, al ex fiscal Federal Carlos Stornelli y en una de las principales cajas de la provincia, el IOMA, puso al ex diputado menemista que fuera asesor suyo en el Senado, Javier Mouriño.
En ese gabinete dejó afuera de los puestos de importancia al kirchnerismo y al PJ provincial. Por eso, no extrañó la ocupación y los destrozos que hicieron grupos K en diciembre en el Ministerio de Desarrollo Social, con el apoyo de funcionarios del gobierno nacional para “marcarle la cancha”. Ya tuvo la primer minicrisis de gabinete en Seguridad con los rumores de alejamiento de Stornelli y la renuncia de su segundo por motivos poco claros.

Una provincia rica con un pueblo cada vez más pobre
La provincia de Buenos Aires es la más rica de la Argentina, su producción de alimentos puede cubrir las necesidades de cientos de millones de personas. Produce trigo, maíz, girasol, soja, carne bovina, porcina y ovina, leche, aves, verduras, etc. En su costa atlántica se pescan y procesan al año miles de toneladas de pescado, y sin embargo hay miles de chicos que nunca lo han probado. El hambre y la desocupación, mal que les pese a las estadísticas mentirosas del Indec de las que se vanagloria Cristina Kirchner, ha vuelto a crecer. En las calles de la provincia se ven resurgir los carritos cartoneros buscando un peso para llevar algo al estómago.
En la provincia de Buenos Aires está la principal concentración industrial de la Argentina, pero la mitad de los asalariados trabajan en situación precaria o directamente en negro, sus sueldos están bajo la línea de pobreza, sin obra social ni aportes jubilatorios. El principal empleador “en negro” es el Estado provincial.
Millones viven entre la basura y la contaminación, con cuencas enteras contaminadas como Matanza-Riachuelo y Reconquista. En la mayoría de los lugares de la provincia el agua está contaminada por la falta de obras de agua potable y cloacas.
La salud está colapsada, faltan hospitales y los que hay están totalmente desbordados por falta de personal y presupuesto. La “nueva política” del Dr. Zin es echarles la culpa a los médicos y enfermeras de la situación. Han reaparecido todas las enfermedades de la pobreza; tuberculosis, lepra, hantavirus, etc. Todas ocultadas en las estadísticas oficiales.
La educación está en crisis, los salarios docentes están concebidos para que un docente tenga que vivir con dos o tres cargos, afectando así no sólo la salud de los docentes sino la calidad educativa. Las escuelas que se caen a pedazos, sin infraestructura, con leyes de educación que no responden a las necesidades populares.
Las finanzas del Estado provincial están quebradas, tiene 33 mil millones de pesos de deuda, lo que equivale prácticamente a todo el presupuesto 2008, y arrastra un déficit anual de $ 2.500 millones.

Una provincia en lucha
En nuestra provincia, como en todo el país, las brasas del Argentinazo se avivan cada vez más. Todos los días luchas grandes y pequeñas recorren la provincia. Luchas duras y prolongadas como la de los obreros del pescado de Mar del Plata contra el trabajo en negro, la de los obreros de Mafissa por su fuente de trabajo, la de los obreros de Terrabusi que acaban de arrancarle $ 450 a la patronal yanqui, los del Astillero Río Santiago, los metalúrgicos, los mecánicos, los de la carne, todos en pie de guerra frente a las paritarias que vienen, para romper el tope que quiere meter el gobierno y avanzar en tener un salario acorde con la canasta familiar.
La lucha de los desocupados de la CCC y otras organizaciones por planes sociales y trabajo genuino, la de los jubilados, como los del MIJP que siguen en la peles por el 82% móvil. Sectores a los que el gobierno kirchnerista no ha podido sacar de las calles ni un solo día.
El descontento creciente en el campo, donde mientras un puñado de grandes terratenientes y pooles sojeros se llenan los bolsillos, los más pobres reclaman tierra y se resisten a ser expulsados de sus pueblos por la sojización.
Con el inicio del año escolar se vienen grandes luchas docentes y estudiantiles. Con una canasta básica que ronda los $ 3.200 crece el descontento docente y la predisposición a no empezar las clases. Lo mismo pasa con miles de estatales que ven cómo la inflación kirchnerista va licuando los sueldos.
La masividad del voto bronca en octubre golpeó fuerte, asustó al conjunto de los de arriba y tonificó al pueblo. Las luchas van a continuar y están creciendo; hay excelentes condiciones para reagrupar las fuerzas obreras y populares como lo demuestra la gran cantidad de multisectoriales locales que se han ido constituyendo en toda la provincia.
Pese a los acuerdos que se van tejiendo, la disputa entre los de arriba va a seguir, y como siempre cada sector de las clases dominantes intentará instrumentar las luchas para llevar agua a su molino. Ya aparecen los que golpean a Scioli salvando a Kirchner, como si el matrimonio K no tuviera nada que ver con la situación en la provincia. También están los que ponen a Scioli como una “victima” de los Kirchner, cuando su pretendido “perfil propio” es para mostrarse como un gerente eficiente de los intereses de los grandes terratenientes y monopolios en la provincia, aceptando por ahora que su jefa es Cristina Kirchner.
Es responsabilidad de los clasistas y de los comunistas revolucionarios ponernos en primer lugar a la cabeza de la lucha, golpeando principalmente la política kirchnerista, con una línea que nos permita reagrupar las fuerzas obreras, patrióticas y populares y aprovechar las grietas que produce la división entre los de arriba para que el pueblo avance, acumulando fuerzas revolucionarias. Para que siguiendo el camino del Argentinazo el pueblo bonaerense junto a todo el pueblo argentino pueda imponer un gobierno de unidad popular, patriótica y democrática, que ponga fin a tanta injusticia y resuelva pan, trabajo, salud, educación, tierra y libertad para todos los argentinos.