Macri y sus ministros Montenegro (Justicia y Seguridad) y Narodowski (Educación) tuvieron que poner la cara por el espionaje telefónico de Ciro James, al que acusan de “agente encubierto de la Policía Federal”. Pero hay 167 llamados de James a “Fino” Palacios, el primer jefe de la nueva policía porteña, que fue forzado a renunciar por su responsabilidad en los asesinatos del 2001 y el encubrimiento en el atentado a la AMIA. Y otros 400 telefonazos entre James y la cúpula de la nueva policía. Además de los $ 6.500 mensuales que James cobraba por su “asesoramiento” a la “educación” macrista.
“Fino” Palacios reconoció públicamente que fue él quien incorporó a James, y a Chamorro, el actual jefe de la policía de Macri. Cuando Macri se rodea de los Palacios, los James y los Chamorros, está demostrando que es un fascista. Y que James haya estado en la Policía Federal K, demuestra su doble discurso: habla de “nunca más”, y la policía que está directamente a su cargo alquila los elementos propios de un Estado represivo, en el que todos somos sospechosos hasta que no demostremos lo contrario. Los James, hoy se alquilan a Macri, como ayer a K, y mañana…
En medios judiciales se da al “caso James” otra interpretación. Macri, con Palacios y Chamorro estaría armando su policía con la rama de la Federal desplazada por el kirchnerismo, lo que el kirchnerismo trata de impedir a toda costa. Se estaría dando, entonces, una feroz disputa entre sectores de la Federal y sus respectivos vínculos políticos, por el manejo de negocios grandes que hay en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: la droga, la trata y la prostitución, y el juego.
02 de octubre de 2010