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19 de junio de 2012

Con mucho dolor y una sonrisa traslucida cuando evocamos recuerdos y anécdotas que compartimos, despedimos a un gran colega, amigo
y compañero.

Se nos fue un grande, Miguel Dedovich

Hoy 1424 / "La mejor voz"

Actor por pasión y por instinto, Miguel tuvo una larga trayectoria en el teatro independiente desde sus comienzos en la década del ‘60 en el barrio de Saavedra. Luego en Mendoza realizó innumerables trabajos como actor. A comienzos de la década del ‘80 se lo pudo ver trabajando en los emblemáticos teatros de San Telmo, “Lisístrata”, “Marathon”, e “Ivanov” en el Teatro Payró dirigido por Jaime Kogan y Felisa Yeny, y en el Teatro General San Martin actuó en “Galileo Galilei”.
En el 2008/9 se estrenó en Raíces la obra “Salamanca” de Jorge Paladino y su participación fue fundamental. En el cine nacional, trabajó en más de 30 películas como “La película del rey” (premio Mardel), “La noche de los lápices”, “Gatica, el Mono”, “El lado oscuro del corazón”, “Gigantes de Valdez”, “Las Tumbas”, “Argentino Vargas”, “Desbordar”, “Los paranoicos”, “El lado oscuro del corazón”, “Gotas de agua” y “El censor”, entre otras.
Hizo producción cinematográfica con Leonardo Favio y en forma independiente. Su imagen quedó grabada en innumerables programas de televisión, unitarios y tiras como “Vulnerables”, “Los Simuladores”, “Mujeres asesinas”, “Herederos de una venganza”, “Un año para recordar”, “Al límite”, “Primicias”, “El hombre”, “Cuando me sonríes” y “El evangelio según Marcos”… Realizó trabajos de doblaje, y su voz es una marca registrada en decenas de publicidades en el país y Latinoamérica, en radio y televisión.
También trabajó como doblajista en documentales. Se lo pudo escuchar recientemente en la reposición de la serie “Cosmos” emitida por Canal Encuentro, donde realizó el doblaje de Carl Sagan, y como la voz en off de “Un rey para la Patagonia” de Lucas Turturro.
Pero a Miguel le gustaba “laburar en serio” como decía… con maza y cortafierro, cortando maderas, soldando hierros. Amigo entrañable de nuestro Centro Cultural, siempre preocupado por nuestro rumbo cultural, nuestra programación y calidad artística y valores de nuestros espectáculos. Dedicó parte de sus últimos años a refaccionar nuestro espacio, modificarlo, embellecerlo: agrandando el escenario, haciendo una cabina de sonido, combatiendo la humedad de las paredes, construyendo una biblioteca de la que fue su presidente, y de la que puso listón por listón… mientras cantaba y leía parte de los libros que luego ocuparían el lugar que les dejo.
Lleno de iniciativa, apoyo y difundió nuestro proyecto cultural, al que se sumó sin intereses y con su pasión habitual. Seductor, loco, vital, rebelde… se nos va un compañero entrañable, un grande, la mejor voz. ¡Hasta la victoria siempre, Miguelito! Tus compañeros, tus amigos.