Mujeres de Paraguay –aseveró Belén Imas desde las páginas del periódico Poder Popular – “es más que un libro. Constituye un verdadero aporte al proceso político, de organización, participación y perspectiva de todas las mujeres paraguayas; es una memoria histórica de gran relevancia para nuestro partido y para toda la sociedad que tenga interés en conocer, discutir, enriquecer el debate y la lucha de las mujeres por sus derechos y los de todo un pueblo”.
Mujeres de Paraguay se presentó el pasado 29 de Julio en la Biblioteca del Congreso, en el centro asunceno. Con la presencia del secretario general del Partido Paraguay Pyahurâ, Ermo Rodríguez; Eladio Flecha junto a la totalidad del Comité Central; las y los coordinadores departamentales; también compañeras, compañeros y miembros de la juventud de varios zonales. Y toda la dirigencia del Ejecutivo Nacional de la Federación Nacional Campesina. Asimismo, entre los invitados, la senadora Esperanza Martínez; el diputado Raúl Benítez y la exsenadora Kattya González; la compañera Diana del C.C. de la JCR de la Argentina; Inés Franceschelli, coordinadora del Centro de Estudios HEÑOI, Lilian Soto del partido feminista Kuña Pyrenda y exministra del gobierno de Fernando Lugo; I. Guzmán del Frente Amplio del Uruguay; las periodistas Angie Prieto y Tite Vera, y público en general.
Evocación de “las brigadas”
Después de una breve representación escénica a cargo de campesinas y campesinos que recrearon la visita de una “brigada” en un hogar rural, ilustrando al público sobre uno de los instrumentos más utilizados por el Frente Mujer en su experiencia contra el machismo, la dirigente de la juventud Benicia Chávez, convocó al panel integrado por Teodolina Villalba actual miembro del C.C. del PPP y primera mujer que presidió la FNC (2012-23), Clara Rojas de la juventud, Dora Flecha responsable del Frente Mujer y Víctor Delgado, autor del libro.
“Sin participación de la mujer no habrá patria nueva”
Dora saludó a los presentes y tuvo palabras de agradecimientos para el secretario Ermo Rodríguez, quien estimuló y contribuyó con el debate que emprendieron, en 2005, las mujeres del partido. “También a muchos camaradas varones que, a pesar de toda la carga machista, fueron parte del debate descarnado y estuvieron muchas veces sonrojados pero predispuestos. Algunos de ellos, hoy están participando de este lanzamiento”.
Luego historió en lengua guaraní: “Somos campesinas que siempre estuvimos dentro de la organización, en los cierres de rutas, en las ocupaciones de tierra, y también en la cocina que es el lugar que la sociedad nos asigna… Sin embargo, en los puestos de determinación nunca estábamos. Esto fue parte de nuestro debate cuando resolvimos confrontar con los errores de línea cometidos dentro del Partido. Entonces, luchamos por mayor participación política sabiendo que las mujeres tenemos capacidad para tomar decisiones y ocupar sitios que hasta entonces estaban reservados a los hombres. Fue parte de nuestra pelea y resistencia inicial. Y gracias al debate que abrimos, el machismo pudo ser enfrentado hasta el presente en todas sus expresiones dentro y fuera de nuestra organización”. Y prosiguió: “Hasta acá logramos importantes transformaciones, pero falta mucho por hacer. Sin embargo, podemos afirmar que ya estamos en lugares que antes solamente ocupaban hombres. Ya tenemos coordinadoras departamentales, responsables de asentamientos, responsables de seguridad…, eso es un paso cualitativo. Entendemos que sin la participación de las mujeres no habrá transformación verdadera y no se logrará la patria nueva. Por eso, el compromiso es seguir y profundizar la experiencia”, concluyó.
“Es posible abrir debates en el seno del pueblo”
Cerró Víctor Delgado, quien dijo que había que celebrar la existencia del Frente Mujer “sin su trayectoria, no habría razones para escribir este libro en el que buscamos testimoniar una experiencia sin precedentes en nuestra América del Sur”. Estimó que tampoco es extraño que haya ocurrido en esas tierras, aludiendo al rol de la mujer guaraní en la formación histórica del Paraguay, “quien tuvo centralidad en el surgimiento de la chacra. Sin olvidarnos que fue explotada como sierva agrícola por el colonizador español y no dejó de participar en todas las revueltas y sublevaciones de los pueblos originarios a lo largo de tres siglos. Si quiera el mestizaje con aquel colonizador –mestizaje que habrá tenido poco de amoroso y romántico y mucho de vejatorio y violento–, logró apagar el fuego de su sangre guaranítica, y la mujer paraguaya activó en las luchas independentistas ayudando a conformar el Estado soberano. Igual de heroico fue su desempeño en la Guerra de la Triple Alianza”, recordó reseñando otros aspectos valerosos que “también están presentes en estas compañeras”. Más adelante juzgó “conmovedor cómo las mujeres campesinas, en las tinieblas de una sociedad todavía patriarcal y machista, ante la ausencia de políticas públicas, se fueron organizado, creado sus propias estrategias, ideando mecanismos e instrumentos para avanzar contra el machismo, la violencia y el abuso, profundizando y jerarquizando el debate, a la vez que socializándolo”.
Tras destacar que esta experiencia es fruto de “las convicciones y el coraje de mujeres militantes”, consideró que también se debía reconocer al núcleo de hombres que con grandeza afrontó el debate, dispuestos a autocriticarse y sostener dicha causa hasta el presente, con disciplina partidaria. “Entonces, esgrimió el autor, cabe mencionar la existencia de una línea política que refrendó el debate; la existencia de una concepción ideológica que brindó un marco teórico a la discusión, impidiendo que deviniera en una mera puja sexista y la persistencia de una voluntad militante, del partido y la FNC, que hizo posible el sostenimiento del propósito hasta la actualidad. Tres aspectos, argumento, para valorar especialmente hoy, cuando las clases dominantes quieren hacernos creer que ya no es tiempo de pensarnos colectivamente como si la vida fuera un simple devenir de individualidades. Pero, mientras ellos dicen eso, acá hay hombres y mujeres de pueblo, en las ciudades y en la intimidad de los montes, que van dando cuenta de un camino basado en la solidaridad entre los iguales. Demostrándonos que es posible abrir debates en el seno del pueblo y discutir con franqueza no para pelearnos sino para unirnos y que vale la pena luchar por un mundo mejor”.
Finalmente, antes de agradecer y manifestar su voluntad de compartir la autoría del libro con todas y cada una de las protagonistas de esta experiencia, resumió: “La mujer paraguaya, retomando lo mejor de la mujer guaraní, está de pie en la escena del siglo 21, erguida, peleando por su verdadera emancipación y por la soberanía de su cuerpo. Una lucha que será prolongada e imaginamos irá a la par de otras grandes luchas que debemos dar en el mundo entero, como es la lucha climática, la lucha ambiental, y acá, como siempre, por la soberanía de nuestra tierra y nuestra agua”.
hoy N° 2073 20/08/2025