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03 de febrero de 2016

Se profundiza la dependencia

En medio de una feroz disputa por el poder

Más allá de las diferencias entre lo nuevo y lo viejo de las políticas erráticas de Mauricio Macri respecto de las de Cristina Fernández –resultado de la acrecentada disputa entre los distintos sectores de la burguesía intermediaria–, es necesario atender algunos factores que hacen a la unidad de la economía y de las tendencias que se profundizan de una gestión a otra.

Más allá de las diferencias entre lo nuevo y lo viejo de las políticas erráticas de Mauricio Macri respecto de las de Cristina Fernández –resultado de la acrecentada disputa entre los distintos sectores de la burguesía intermediaria–, es necesario atender algunos factores que hacen a la unidad de la economía y de las tendencias que se profundizan de una gestión a otra.
Primero. Tanto respecto a los vientos internacionales adversos que se vienen acentuando para los países que basan su economía en las exportaciones primarias (agropecuarias y energéticas), la situación se caracteriza por el agotamiento de las alternativas ante los distintos factores que impone el debilitamiento de la demanda internacional. La situación de falta de reservas y excedentes del comercio exterior unifica en los hechos la posición del gobierno saliente con el entrante. Cuestión que objetivamente recrudece y acentúa nuestra dependencia –reflejado en el cuasi nulo poder de negociación (patente en Davos y en las negociaciones con los holdouts)–, forzando la creciente entrega y sumisión a los dictados imperialistas.
Segundo. El desfalco de las cajas internas del Estado y la capacidad del endeudamiento público se encuentran en el límite, al igual que las posibilidades de acudir a una política fiscal y monetaria (neokeynesiana) para sostener la actividad y bajar la inercia inflacionaria. Las perspectivas de inversión en infraestructura de la salida al Pacífico una vez más dependen más del blanqueo de capitales que de los escasos fondos que se puedan lograr de los organismos internacionales y del aún más esquivo comportamiento del “crédito” externo.
Lo que también unifica la situación económica y social es que, agotados por el kirchnerismo los medios financieros para arribar sin estallidos al 10 de diciembre de 2015, el gobierno de Macri no tiene (aún al precio de profundizar la entrega) posibilidades de resolver las restricciones financieras externas, en un mundo donde crecen los factores de crisis y de guerra.
Como era lógico pensar antes y después del 10 de diciembre de 2015, el único expediente que queda para no caer en un mayor caos económico y financiero es el de profundizar la recesión y el ajuste hasta llegar al gran ajuste y devaluación pronosticados por Wall Street para el primer semestre del 2017.
Entretanto Javier González Fraga y su discípulo, el ministro Alfonso Prat-Gay, creen o nos intentan hacer creer (sin base material alguna), que con una recesión corta en el primer semestre, volveríamos a crecer con precios a la baja en el segundo semestre del 2016. 
Lo más seguro es que la recesión se prolongue sin término, los precios se contengan a fuerza de la merma de la actividad y el empleo, las “esperadas” inversiones sólo lleguen a cuenta gotas y los trabajadores despedidos y/o suspendidos llenen las calles del país con nuevas luchas.