Mucho más de 40.000 personas evacuadas en la región según cifras oficiales. Con pérdidas de viviendas, artículos del hogar, producciones, animales, diseminación de enfermedades, pérdidas de reservas y pasturas e imposibilidad de implantar nuevas, configuran una tragedia, sobre todo para quienes viven en y del campo, de sus producciones menguadas que constituyen sus ingresos diarios. En algunos casos como en el departamento Islas tardarán meses en volver a quedar en condiciones de volver a producir o pastar el ganado. Las pérdidas son multimillonarias. Esto se suma a la situación de crisis que venía de arrastre del gobierno Kichnerista, por la alta inflación y recesión que también se suma a la devaluación del gobierno de Macri que aumentó los costos de alimentación, combustibles y tarifas dejando las Economías Regionales inermes, mientras pagan fortunas a los buitres de una deuda ilegítima y fraudulenta. Las ayudas que dicen programar no hablan de ninguna medida que tienda a reponer las pérdidas de capital de trabajo de miles de campesinos pobres y medios.
Es necesario que el gobierno nacional dedique los fondos necesarios para salvar a miles de compatriotas. Plata hay: porque si les tembló el pulso para impedir que se consumara el negociado de los 75.000 millones de pesos que significó la venta de dólares a futuro, ahora se necesita firmeza para exigirle, todo lo que se necesita para que el campo no pierda decenas de miles nuevos expulsados por la ruina en la que han quedado. Las provincias son acreedoras de la nación de miles de millones adeudados por los ilegales descuentos del 15 % de coparticipación para cubrir el déficit previsional nacional que impusieron Menem y Cavallo en los 90. Hoy reconocido por el fallo de la Corte Suprema.
En Entre Ríos se ha perdido ya más de la mitad de la producción de leche, soja, maíz, arroz, sorgo, algodón, miel, pasturas, reservas de forraje, citrus, nueces, forestación y cuanta producción agropecuaria estaba en pie. Lo que determinó la declaración de desastre. Esto motivó que el presidente Macri y parte de su gabinete estuviera muy activo para viajar a algunos lugares donde afecta este flagelo, pero los diagnósticos y medidas enunciadas no alcanzan a dimensionar la gravedad de la situación. Declarar “zona de desastre” no alcanza si no se toman medidas que vayan más allá de prorrogar el pago de impuestos por un par de meses. U ofrecer un nuevo crédito ante quienes sobre todo como los pequeños productores han perdido la mayor parte de su producción o vivienda y se han quedado con las deudas de lo perdido. Esto es necesario para fortalecer el mercado interno y la producción nacional que asegurará más estabilidad económica a futuro que depositar las esperanzas en inversiones extranjeras imprecisas e inestables en un mundo en crisis donde lo que predomina es la especulación financiera.