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08 de octubre de 2013

La enfermedad de la presidenta, el castigo al gobierno en las PASO, la suba de los precios y la inseguridad agravan la inestabilidad política al filo de las elecciones.

Se sacude el tablero político

Hora Política - Hoy 1489

1. La enfermedad de la presidenta
 
El sorpresivo deterioro de la salud de la presidenta introdujo una fuente de inestabilidad política, en la situación compleja que dejó el duro castigo al gobierno K en las PASO.

1. La enfermedad de la presidenta
 
El sorpresivo deterioro de la salud de la presidenta introdujo una fuente de inestabilidad política, en la situación compleja que dejó el duro castigo al gobierno K en las PASO.
El ocultamiento del real estado de la salud de Cristina Kirchner, agrava esa situación. A raíz del hematoma craneal se supo que había recibido, dos meses antes, un golpe en la cabeza. Ese golpe se produjo en las 24 horas siguientes a las PASO, cuando la presidenta negaba su derrota electoral, levantando la mano de sus candidatos derrotados como triunfadores. No se conoce la gravedad de ese hematoma; tampoco de la arritmia cardíaca que habría sido otro motivo de su chequeo médico. Se dijo que haría reposo por un mes, y poco después se anunció la operación del hematoma que se realizó con éxito, según el parte médico de la Fundación Favaloro.
Ni el hematoma ni la arritmia serían cuestiones severas. Sin embargo, la repetición de desmayos y bajones de presión, la operación de la tiroides, y ahora el hematoma, muestran su deterioro físico. Deterioro que se corresponde con la sobrecarga que provoca la concentración en sus manos de todas las decisiones del gobierno; un estilo de gestión que difícilmente cambie.
 
2. El impresentable Boudou
El vicepresidente Boudou comenzó a reemplazar a Cristina K en los actos oficiales. No cambia mucho si Boudou asume o no. Cuando asumió, no se le permitió ni ocupar la oficina presidencial. El gobierno seguirá en la quinta de Olivos, con la presidenta secundada por su hijo Máximo (aunque no ocupe ningún cargo), Zanini, y muy pocos más.
Boudou es el símbolo de la corrupción K. Lo marca el escandaloso caso de la imprenta Ciccone, con testaferros, empresas fantasmas, uso del cargo para obtener favores de la AFIP, pagos de viajes al extranjero a sus familiares y amigos, etc. Lo colocó en la vicepresidencia Cristina K, en contra de las opiniones de gran parte del kirchnerismo (incluso del propio Máximo) y del PJ. Pese a las presiones del gobierno sobre la Justicia, ya no habría voluntad en los jueces para seguir sosteniendo la impunidad de Boudou.
El gobierno arrastra el castigo en las calles y en las urnas. Venía tratando de consolidar los votos de las PASO, contener la fuga de intendentes y legisladores y las críticas de los gobernadores que se vieron en la reunión del Consejo Nacional del PJ en Entre Ríos. Para esa operación, venía escondiendo a La Cámpora y otros impresentables cuya lista encabeza Boudou, que ahora será la cara pública del poder ejecutivo. 
 
3. Una economía frágil
El debilitamiento del kirchnerismo y la inestabilidad política que provoca la enfermedad presidencial, se dan en un momento difícil de la economía nacional. Se aceleró la inflación. En la última semana, las empresas subieron los precios de un cuarto de los 141.000 productos de los supermercados. Los aumentos en cuotas de los salarios pactados en paritarias se van rezagando frente a la carestía. Y en los más pobres crece el hambre. A la crisis de las economías regionales se sumaron el cierre de empresas productoras de biodiesel y las suspensiones en automotrices.
Fracasó el “blanqueo”. De enero a setiembre, las reservas del Banco Central cayeron 8.450 millones de dólares, a lo que se sumará, el año que viene, los 9.885 millones que el gobierno usará para pagar deudas ilegitimas. Se agrava la crisis energética, “el mago” Galuccio recorre el mundo negociando la entrega de Vaca Muerta.
La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de no tomar el caso en el juicio contra la Argentina es un nuevo apriete de los yanquis, que vienen bloqueando los créditos del Banco Mundial.
 
4. Ajuste y garrote
El debilitamiento político, la fragilidad económica y la inestabilidad, achican los márgenes de maniobra del gobierno. Marcha a un ajuste después de las elecciones: ya no puede mantener los subsidios a las empresas de servicios y energéticas para contener la presión salarial. Todo el bloque dominante acuerda con el ajuste, aunque los candidatos de las otras derechas lo oculten. Se difieren en qué sectores de los de arriba se favorecen con ese ajuste. 
Y todos parten de la base de que ese ajuste provocará conflictos sociales. Para eso están Milani y Berni, y la participación de las Fuerzas Armadas, violando la Constitución y las leyes que lo prohíben, como en la represión en Santa Cruz.
Durante años el kirchnerismo no entregó tierras, las acaparó con sus inmobiliarias. Más de 3.000 personas ocuparon tierras en Río Gallegos. El intendente K, por orden del gobierno K, desalojó el predio, con Berni, la Gendarmería, Prefectura, Marina y Ejército.
 
5. Vamos por más
El 10, los trabajadores estatales se han unido para marchar a La Plata en repudio al presupuesto hambreador de Scioli. Sigue la combativa huelga de los docentes del sur de Chubut. Luchas estudiantiles como en Tucumán y en La Rioja, y la movilización juvenil en Rosario que reclamó ante el gobierno contra la droga, ponen sobre la mesa los problemas de los jóvenes. Una gran marcha en Gualeguaychú denunció a la pastera contaminante y el gobierno que la apaña.
El 11, los originarios marchan a Plaza de Mayo conmemorando el último día de libertad. Vienen de conquistar la prórroga de la ley de relevamiento de tierras, y están en lucha enfrentando el proyecto de Código Civil que liquida sus derechos nacionales y comunitarios colocándolos al nivel de una ONG. Los acompaña la Multisectorial, sumando sus reclamos, que integran CTA, CCC, MST, OTR, FAA, FNC, Originarios en Lucha y la FUA. También, miles de mujeres se preparan para marchar a su Encuentro Nacional en San Juan.
Los reclamos de los trabajadores, los originarios y campesinos, las mujeres y los jóvenes, contra la inseguridad, el saqueo y la contaminación, están marcando la cancha: el pueblo no quiere retroceder, quiere ir por más.
Ir por más en las calles y en las urnas. Y para eso vamos por el esfuerzo final de la campaña política para afirmar a los frentes, peleando el voto, los fiscales, la personería del PTP y el fortalecimiento del PCR.
La inestabilidad política y la fragilidad económica, y el ajuste que se prepara, abren la posibilidad de cambios bruscos en la situación política. El resultado de las elecciones puede acelerar esos cambios. Hay que estar preparados, y preparar a las masas, para actuar. Para lo cual, tenemos las enseñanzas del Argentinazo y la Rebelión Agraria y Federal que marcan el camino que hay que profundizar para torcerle el brazo  a esta política de hambre, entrega y represión, cada vez más mafiosa.