Noticias

14 de octubre de 2011

En un clima de fuerte emoción, con más de 700 personas congregadas frente a los Tribunales Federales de Mendoza, y una sala atestada de familiares, se leyeron las sentencias por las causas iniciadas en noviembre del 2010 contra diez acusados por una veintena de hechos.

Sentencias por delitos de lesa humanidad

Hoy 1390 / Mendoza

Un cartel con las fotos de los secuestrados desaparecidos flameaba en la puerta con su fuerte presencia, con su juventud congelada, con la fuerza de su recuerdo y sin tumbas hasta hoy.
En Mendoza son más de 200 los desaparecidos y en este caso se han presentado las causas por sólo… 7 desaparecidos (entre las que se cuenta Alicia Raboy, compañera de Urondo), un asesinado (Paco Urondo) y dos niñas detenidas en el D2 con sus madres, Jimena Olivera y Angela Urondo. Es decir resta por que se haga justicia sobre 193.

Un cartel con las fotos de los secuestrados desaparecidos flameaba en la puerta con su fuerte presencia, con su juventud congelada, con la fuerza de su recuerdo y sin tumbas hasta hoy.
En Mendoza son más de 200 los desaparecidos y en este caso se han presentado las causas por sólo… 7 desaparecidos (entre las que se cuenta Alicia Raboy, compañera de Urondo), un asesinado (Paco Urondo) y dos niñas detenidas en el D2 con sus madres, Jimena Olivera y Angela Urondo. Es decir resta por que se haga justicia sobre 193.
De los 18 imputados con que se iniciaron los debates, quedaron sólo 8: en el camino murió uno de los principales jefes militares, Juan Pablo Saá. Otros dos altos jefes militares, Tames Yapur (interventor desde el 24 de marzo del 76) y Armando Fernández fueron apartados “por razones de salud”.
Los 4 que son condenados a cadena perpetua a cumplir en cárcel común, son policías. El militar Paulino Furió fue absuelto por “falta de pruebas” aunque está imputado en otra causa.
A pesar de estas limitaciones, para Mendoza es un importante paso en la lucha por justicia y cárcel a los genocidas, lucha que viene librando el pueblo mendocino desde hace 35 años, enfrentando el terror fascista y a todos los poderes impunes que lo sustentaban. Había emoción, alegría, reparación, fortalecimiento para seguir por tantos que faltan ser juzgados por tantos y tantas desaparecidos/as y nietos no recuperados. En la calle se dio una amplia unidad, desde la columna del PCR y otros partidos de izquierda, pasando por grupos sindicales, universitarios y sectores kirchneristas.

 

Avances y limitaciones
En este día histórico para Mendoza estuvieron presentes todos los aspectos tan fuertes y tan contradictorios como son los que representa después de 35 años conseguir que alguno sea juzgado: es conmovedor, importante la capacidad de reparación que este fallo representa. Abrazos, lágrimas, dolor, organismos, pueblo, jóvenes… Este avance en la justicia, aún con todas sus limitaciones, fortalece la causa democrática: la posibilidad del “se puede”, la necesidad de seguir, de profundizar, de ir por todos.
“Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar” cantábamos desde la calle… Faltan muchos compañeros por hacer justicia, muchos represores, militares y civiles, por condenar…
Pero… existe el pero de tanto límite a esta justicia que llega tarde y fragmentada. Las investigaciones siguen estando a cargo principalmente de los familiares de las víctimas, no hay custodia para ellos… El fantasma de Julio López sobrevuela… Los juicios no se hacen bajo la figura de genocidio.
Las víctimas han vuelto a revivir de tal modo el horror, que uno de los expresos sufrió de tal manera la denuncia de vejaciones sexuales, que murió poco después de un ataque al corazón…
   Los propios abogados de algunas de las víctimas recordaron que hasta este momento los acusados gozaron de la comodidad de sus hogares, mientras que un abogado y al mismo tiempo hijo de desaparecidos, planteó “Digan dónde están los cuerpos de nuestros compañeros”.
Solo la apertura de los archivos traería real y profunda justicia sobre esta herida del pueblo argentino: ellos tendrían que probar su inocencia.
Los familiares y el pueblo de Mendoza festeja este primer paso, pero se prepara para profundizarlo con la movilización, con los escraches, para que se haga realidad algo que el propio Paco Urondo escribiera y que hoy lo recuerda en una placa de una calle perdida de Guaymallén donde fuera asesinado en junio de 1976: “¡Arderá la memoria hasta que todo sea como lo soñamos!”