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02 de octubre de 2010

“Ser docente, para Carlos, fue un honor y un sacrificio”

Sandra Rodríguez.

—¿Están satisfechos con las actividades en Buenos Aires?
—Sí. Superó nuestras expectativas. Esperamos que realmente esto sea eficaz desde todos los lugares que recorrimos, por la fuerza que pusieron todos los compañeros que me acompañaron. Y espero que el efecto de esto sea grande. Yo sigo confiando en la gente, en su conciencia. Esto compromete a la gente. Empieza por una firma pero tiene que ver con una convocatoria de Carlos presente, la memoria en acción, con la justicia ya, y el ¡basta a la impunidad!

—Vos reivindicaste frente a los estudiantes universitarios en la carpa tu trabajo y el de Carlos como docentes.
—Sí. Les hablé como maestra de hace 20 años. Desde todos los sueños e ilusiones que tenía Carlos en relación a lo que un maestro significa para sus alumnos. Para él también fue un honor ser docente. Fue un sacrificio y un honor, hay que decir que va a ser recordado por muchos, por mucho tiempo, en relación a lo que un maestro significa para esta sociedad.

—Desde ese lugar de docente. ¿Cómo ves la situación política en Neuqúen?
–Para mí, en una visión bastante subjetiva en relación a este hecho que ocurrió, que me toca tan de cerca, como esposa, compañera, mamá de las hijas de Carlos, significa un “paren el mundo, bájense de donde están”. Paren las elecciones. Replantéense qué es lo que queremos en esta sociedad. Hay un manto de olvido por todos los sectores que participan del proceso electoral, muchos de ellos que participaron de esta Comisión, Cocapre, pero desde mi visión, es muy difícil hoy mirar una campaña electoral de cualquiera de los partidos, de cualquiera de los sectores…

—La urna divide lo que la calle une…
—Exactamente, comparto esa frase, es más, me provoca cierta cosa, te lo digo así, nauseabunda, porque sabemos que los trabajadores tenemos otras instancias de confianza política, no solamente la electoral. No digo que no querramos la democracia, todo lo contrario, queremos la democracia, pero una democracia que muestre realmente y refleje lo que todos los trabajadores necesitamos, y por supuesto una justicia social para todas las cosas que a nosotros como maestros nos toca tan de cerca como la educación, la salud, la vivienda digna. Tres objetivos que son vitales que estén garantizados en un mundo más equitativo, como decía Carlos.

—¿Cómo vez los intentos del gobierno nacional de utilizar supuestas diferencias con Sobisch para despegarse de su responsabilidad?
—Yo creo que si realmente el gobierno nacional hubiera tenido diferencias con el gobernador Sobisch hubiera hecho lo posible para que el señor gobernador renunciara. Esto no ocurrió en la provincia, con 30.000 personas reclamando su renuncia. No era, como dicen ellos, solamente la viuda de Fuentealba, sino que eran 30.000 personas las que estaban pidiendo esto.