El “acuerdo” finalmente llegó: luego de una prolongada asamblea, el mediodía del lunes y en medio de un marcado descontento generalizado por la “solución” al problema planteado, y tras el gastado argumento de “es lo que hay”, los trabajadores de Techint pertenecientes a Uocra tuvieron que aceptar que trabajarán 15 días y pararán 15. De estos últimos cobrarán 10 días al 60%. En síntesis: estarán cobrando aproximadamente un 75% de lo poco, miserable, que venían percibiendo hasta el día de hoy. Ese es el resultado de un mes de “febriles negociaciones” entre Siderar-Techint, el brunelismo de UOM y Uocra (por Naldo Brunelli el recalcitrante traidor conocido por todos los trabajadores nicoleños), y el gobierno nacional.
Desde hace un mes los Rocca se habían puesto durísimos, intransigentes: ¿qué les hizo cambiar? De lo público, de lo que se conoce, la promesa de la Sra. Cristina Kirchner de continuar haciendo “lobby” frente a Hugo Chávez a favor de Techint para que Venezuela les pague la indemnización por la privatización de Sidor; el compromiso de renovar la concesión del ferro expreso pampeano, del cual es concesionario Techint; y, el encargo de llamar a licitación para la construcción a un gigantesco gasoducto que transporte gas desde Salta a todo el Norte argentino.
De lo que hay “bajo la mesa” no se sabe nada, pero es sugestiva la insistente negativa de los gremios de que el Estado nacional no va a poner un solo peso para pagar el subsidio de ese 60% mencionado. Del discurso de Cristina y Néstor Kirchner: “no vamos a permitir…” queda solo un vago recuerdo. De la amenaza de estatizar la empresa el único que parece acordarse es Horacio Vervitzky en su columna del domingo pasado.
Desde que se inició el conflicto, hace mas de dos meses, cuando en forma intempestiva Techint dio de baja a 600 compañeros, dejó de pagar el plus horario oportunamente convenido con los gremios, suspendió las horas extras y sacó el comedor, es mucho lo que se perdió: “vamos perdiendo por goleada, yo te diría que por lo menos 5 a 0”, decía un grupo de compañeros.
El movimiento obrero en sus idas y vueltas, con sus derrotas y triunfos, debe sacar conclusiones. De los triunfos, como el que se logró tras el corte de la Autopista en Villa Constitución y también de que con solo la “negociación”, en manos de los traidores, sin democracia, sin cuerpos de delgados, sin asambleas resolutivas y sin luchar, sin plantarse, como hicieron los compañeros de General Motors, nos lleva a retroceder todos los días un paso. Aprender de las experiencias y prepararse para las batallas que, si o si, nos obligará a librar el avance de la crisis mundial del capitalismo.
02 de octubre de 2010