Moreno, partido del oeste del Gran Buenos Aires, con casi 50 ocupaciones de tierra, tercero detrás de La Matanza y Quilmes, ha sido escenario en los últimos tiempos de episodios de “inseguridad”, de carácter trágico.
Moreno, partido del oeste del Gran Buenos Aires, con casi 50 ocupaciones de tierra, tercero detrás de La Matanza y Quilmes, ha sido escenario en los últimos tiempos de episodios de “inseguridad”, de carácter trágico.
Estuvimos recorriendo y charlando con los vecinos del asentamiento donde se produjo la muerte de tres chicos en extrañas circunstancias. Pudimos ver cómo levantan sus casas, ya sea de madera o material, la limpieza de los terrenos; cómo se abrieron las calles, el tendido precario de la luz. En algunos terrenos se están realizando perforaciones para el agua. Entrevistamos a Dani, integrante de la CCC zonal y habitante del barrio.
—Contanos cómo se inicia la ocupación.
—Esta ocupación tiene dos etapas. La primera ocurre en enero de este año, cuando con algunos vecinos y desocupados de la zona decidimos tomar estas tierras, que forman parte del barrio “4 vientos”, y tomamos el predio. En ese momento, aparece quien dice ser dueño, Daniel Grassa, quien con matones a sueldo quiere sacar a la gente que resiste. Al otro día, aparecen cuatro personas armadas y a los tiros comienzan a desalojarnos; en la refriega matan a Edgar Vázquez, de 31 años, dos hijos, de nacionalidad paraguaya; crimen que aún continúa impune a pesar de las marchas y reclamos que hicimos junto a su familia. Grassa está libre y hay un detenido. La policía termina lo que empezaron los sicarios y esa toma se levanta, hasta hace dos meses que volvimos a raíz de una familia con seis hijos en situación de calle ; y no es gratuito, pues a la compañera Cristina, que es referente desde el inicio de la toma, la detienen y golpean. A pesar de todo esta vez somos muchos más.
—¿Qué pasó el jueves 26?
—A la tarde nos avisan que tres chicos, dos hermanitos y un vecino, habían desaparecido, los familiares comienzan a buscar desesperados por todos lados, incluso se arman brigadas para buscar. En las casillas desocupadas se rompían los candados y se revisaba. Los padres hacen la denuncia en la Comisaría de Trujuy, y la cana no hace nada por buscarlos. Incluso la familia pidió permiso para entrar al predio del club recreativo y la seguridad no les permitió pasar.
Muy temprano a la mañana empezó un movimiento policial intenso, llegaban micros cargados de canas, un helicóptero sobrevolando la zona. Cuando ya los medios empezaron a llegar y daban la noticia, acá aún no sabíamos nada. ¡Nos preparábamos para resistir pensando que venían a desalojar! Al enterarnos por gente de afuera del barrio que nos llamaba, la indignación creció y los vecinos gritaban, “son unos truchos”, “Ustedes cuidan a los ricos”. Cuando no dejaban entrar a las familias para ver los cuerpos de los pibes, estalló la bronca y la represión. Volaban las piedras desde el barrio y los gases y balas de goma desde la infantería [Dani tiene la huella de dos perdigones en su cara]. La represión fue feroz pero la respuesta de los habitantes fue unánime, inclusive aparecieron “molos”. La verdad que la bronca era muy grande porque siempre somos los pobres los que ponemos los muertos, en este caso tres nenes del barrio.
Algo para resaltar es que enterados de que por los medios se decía que habíamos atacado a los periodistas y robado elementos, se realizó una reunión, se rescató lo que alguien había sustraído y se les devolvió a los periodistas, haciéndoles entender que lo único que nos mueve es la necesidad de tierra y vivienda, y que no somos delincuentes como nos quieren hacer aparecer.
—¿Después como siguió?
—Los ánimos fueron calmándose, y la familia quiso una tregua para llorar a sus hijos, cosa que los integrantes del barrio aceptamos. Así hoy está la situación como la ves, con la gente construyendo sus casas, algunas de madera, otras de material, pero todos unidos y dispuestos a continuar la toma.
—¿Por qué hay tantas tomas?
—Este es un distrito de más de 500.000 habitantes, sin industrias, una ciudad dormitorio. Con una gran migración de países limítrofes, debido a las políticas implementadas por el gobierno nacional, provincial y municipal, hay una gran desocupación, y carencia total de acceso a la vivienda y la tierra. Fijate que los municipios vecinos, Merlo, General Rodríguez, son más grandes, pero la gente viene acá.
Hay muchos jóvenes que están cansados de buscar trabajo, tirar currículum, no nos queda otra salida que ocupar. Preguntá a la gente que tiene trabajo, los que trabajan hace 20 o 30 años y no tienen casa, tienen que alquilar, cuando ven esta oportunidad, no lo dudan porque otra no hay. Yo mismo tengo un hijo de 6 años al que me cuesta muchísimo pasarle la manutención, a mí mis viejos me mandaron a estudiar para tener un título, no me preparé para esto, pero nos obligan a tomar estas decisiones, y estamos dispuestos a dar pelea por la tierra.
Dani finaliza diciendo que “mañana (29) va haber una asamblea para que los vecinos decidamos los pasos a seguir. Nosotros mantenemos la línea de organizarnos y resistir, y reclamar justicia por los mártires de esta toma, Edgar Vázquez y los chicos muertos en la pileta, y cárcel a los responsables”.