La Comisión Interna junto con los despedidos se presentó en el turno mañana de la fábrica. Allí seguía montado un impresionante despliegue represivo. Una doble fila de efectivos de la Guardia de Infantería de la policía bonaerense, junto a la seguridad, determinó quién entraba y quién no, impidiendo el ingreso de la Comisión Interna, desconociendo sus fueros gremiales.
No sólo esto. Decenas de trabajadores fueron impedidos de entrar, o sacados de la fábrica, suspendidos “preventivamente” por 15 días, tiempo que se tomará la patronal para “evaluar”, dice el telegrama, si participaron en las medidas de fuerza.
Frente a estos hechos, la Comisión Interna, con valentía, se puso al frente de una manifestación compuesta por trabajadores, estudiantes y organizaciones solidarias, y marcharon a cortar la Panamericana, por novena vez desde el comienzo del conflicto. En ese momento comenzaban decenas de cortes en todo el país.
Fue la firmeza de los trabajadores, y el gran plan de lucha nacional, desplegado en movilizaciones que se produjeron en todo el país (ver págs. 6 y 7), incluso con paros de los compañeros del Astillero Río Santiago, docentes de Escobar y trabajadores de la salud del Hospital Garrahan, lo que obligó al gobierno, en un conflicto muy cerrado, a convocar a una reunión en el Ministerio de Trabajo de La Plata.
Dentro de la empresa el revanchismo es brutal. Los trabajadores no pueden reunirse en grupos de más de 3 personas, y los directivos, junto con personeros de Daer, “marcan” a los “revoltosos”. Rompieron los cofres de los trabajadores despedidos, como no se veía desde la época de la dictadura videlista. Pese a las difíciles condiciones, dentro de la empresa los trabajadores buscan diversas formas de resistencia.
Así impidieron el acceso al personal policial en el comedor, cuando la empresa pretendía darles de comer junto con los trabajadores. Repudiados por las compañeras y compañeros, se tuvieron que ir.
El conflicto ha puesto en el centro de la escena política al movimiento obrero. Se ha desatado el nerviosismo del gobierno, los jerarcas sindicales y las clases dominantes. Esta extraordinaria lucha obligó a la embajada yanqui a expresar su “preocupación”, y el cipayo de Scioli, una vez más recontra felpudo de los Kirchner reconoció “escuchamos inquietudes y actuamos”.
Marcha a Plaza de Mayo
El lunes por la tarde miles acompañaron a los trabajadores de Terrabusi en una marcha a Plaza de Mayo, para repudiar la represión y el desalojo.
Desde el Congreso de la Nación partió una gruesa columna, encabezada por una gran bandera argentina sostenida por los trabajadores, y personalidades políticas y sociales, trabajadores de gran cantidad de gremios y empresa, estudiantes y organizaciones sociales y políticas, entre ellas el PCR y la CCC.
Ya en Plaza de Mayo se desarrolló un acto, en el que hablaron compañeros de Terrabusi.
César García, delegado del sector chocolate despedido, relató el origen del conflicto “Venimos de una empresa multinacional norteamericana que es muy insensible con los trabajadores. Por el solo hecho de reclamar alcohol en gel y que le den asueto a las mujeres con hijos en la guardería, en medio de la epidemia de la gripe A, tomó represalias con 162 despidos”. Denunció el papel del gobierno “que se dice nacional y popular, que dice que está del lado de los trabajadores y la gente pobre. Y es un gobierno muy blando con la patronal norteamericana, y muy duro con los trabajadores”.
Luego la compañera Lili, trabajadora despedida del Turno Noche y una de las más golpeadas en la feroz represión, reivindicó el papel de las mujeres trabajadoras, que “son la mayoría de la fábrica”. Dijo que hablaba desde la “indignación que tengo por la brutal forma en que fuimos reprimidas el viernes. Todas las mujeres fuimos maltratadas. A todas nos tiraron al piso y nos empezaron a golpear sin importarle que fuéramos mujeres, hombres, nada. La presidenta ¿dónde carajo está? ¿Ella representa a la mujer en este país? Me da vergüenza que la presidenta sea una mujer.
Finalizó agradeciendo a todos y especialmente “a todas las mujeres que se sacrifican por sus hijos todos los días cuando van a trabajar, a las que son sostén de familia y tienen que dejar sus hijos para llevar la comida a su casa”.
Cerró el acto el compañero Jorge Penayo, integrante de la Comisión Interna. Penayo expresó un gran agradecimiento “en nombre del Cuerpo de Delegados, en nombre de los compañeros despedidos, de los compañeros suspendidos y de todos los trabajadores de la fábrica”. Y reafirmó la justeza de la lucha, ante “esta empresa norteamericana quiere hacer lo que se le antoja en la argentina, violando leyes, convenios, estatutos”.
Se refirió a los “dirigentes sindicales traidores, como Moyano, como Daer, que son maestros para adulterar medicamentos, y son corruptos. Estos sindicalistas tienen que renunciar a sus cargos, tienen que dejar sus puestos para compañeros jóvenes, con espíritu de lucha”.
Y denunció la responsabilidad del gobierno en la represión “Mientras Cristina le chupaba las medias a Obama, en una empresa norteamericana nos estaban moliendo a garrotazos. Este gobierno es responsable de la feroz represión. Con su jefe de gabinete Aníbal Fernández, que fue el que mandó matar a Kosteki y Santillán en el Puente Pueyrredón, cuando era ministro de Duhalde.
“Que no se equivoque este gobierno. Estos cuarenta días tuvimos cese de actividades en la fábrica. Estos cuarenta días, con grandeza, las compañeras principalmente, con coraje, venían sorteando toda clase de maniobras que hacía la empresa para dividirnos. No lo pudo lograr”.