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02 de octubre de 2010

Sigue la rebelión agraria

Hoy 1248 / Kristina Fernández nos cree tontos

Finalmente los 500 pesos para todos los trabajadores se redujeron a 200 pesos y solo para los que cobran el mínimo de 1.240 pesos. Los que cobran más de 7.000 pesos tendrán un importante plus por la eliminación de la llamada “tablita de Machinea”. Los que están en el medio, la mayoría de los trabajadores, “pelito para la vieja”.
Sobre esto habrá quien dirá “bueno, algo es algo” lo mismo que con los 200 pesos para los jubilados, los 150 para las pensiones graciables y los 100 para los Planes Jefes y Jefas; todos por única vez.
Pero lo que constituyó directamente una burla, fueron los “nuevos” anuncios para el campo, que repitieron los de principios de diciembre, salvo la reducción de 5 o 2,5 puntos en las retenciones a la exportación de las frutas frescas y hortalizas (claro, que presentó la medida diciendo que era una rebaja del 50%, ya que los productos que tributaban 10% –como peras, manzanas y porotos– bajarán a 5%, y las que estaban en 5% –como el limón–, pasarán a 2,5%). Nada para las demás producciones regionales y menos para las de la pampa húmeda. Eso sí reiteró la anteriormente anunciada rebaja de apenas 5 puntos en las retenciones para el trigo y el maíz (dejándolas en 23 y 20%, respectivamente), cuando los precios in- ternacionales de esos productos han bajado en un 50% y los costos de producción han aumentado tremendamente.
También repitió los llamados “planes plus” sobre futuras reducciones en estos dos cereales a partir de lo que aumente la producción, sin que quede claro si esa reducción es para toda la producción o solo lo que se aumente. Aunque en esa promesa para el futuro (por las dudas no la mandó publicar en el Boletín Oficial), introdujo un agregado que contempla una segmentación para los pequeños y medianos productores (ver aparte). Pero ¡ojo!, a no entusiasmarse, no será una reducción en plata: será “a través de la declaración de ganancias o, en el caso de los pequeños, muy pequeños, del monotributo”.
El otro “programa” ya anunciado, el de los terneros Holando Argentino supuestamente para los tamberos, recibió precisiones que, en lugar de entusiasmarlos, fue un balde de agua fría también para este sector. Pues no se trata de ayudarlos para que críen y engorden esos terneros, sino de la construcción por parte del Estado de cinco feed lots (establecimientos de engorde a corral) en terrenos fiscales, de 40.000 terneros cada uno, con participación de la industria frigorífica exportadora; además un proyecto de viabilidad dudosa, más aun cuando la presidenta dijo que en “no más de 90 días, 120 días como máximo, deberían estar constituidos”.
Por otro lado, sumó a su mensaje los 230 millones de pesos ya prometidos a las provincias para los productores afectados por la sequía, agregando que este año se pagaron compensaciones “al sector agrícola-ganadero por 3.483 millones de pesos”, cuando en verdad más del 70% de esos fondos van en subsidios a la industria alimentaria, no al sector primario.
Por último, Kristina Fernández aprovechó la volada para hacer propio el acuerdo ya oficializado entre las entidades, el gremio y el Ministerio de Trabajo por el cual los peones rurales quedan comprendidos dentro de la jornada laboral de 48 horas semanales: “Muchas veces uno advierte en sectores alejados del control del Estado prácticas del Medioevo casi en la prestación del trabajo”, afirmó la presidenta, presentándose como redentora del proletariado rural.
Que esto no es así lo demuestra que este gobierno se niega a derogar la nefasta ley de trabajo agrario vigente desde la dictadura de Videla. Además, la medida tendrá un efecto limitado ya que el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores contabiliza cerca de 1.300.000 ocupados en el campo, de los cuales apenas un cuarto de ese total, unos 325.000 tiene salarios en blanco.
También hay 350.000 trabajadores golondrinas, que desplazan su fuerza de trabajo según los períodos de cosecha.