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02 de octubre de 2010

“Sin revolución no se va a resolver ni un solo problema”

Hoy 1239 / Otto Vargas: secretario general del Partido Comunista Revolucionario

Yo agradezco al Foro que me permite este intercambio de opiniones tan rico, y la verdad es que comparto muchas de las cosas que aquí se han dicho. Los puntos que Vilma [Ripoll] ha señalado, están en una plataforma de diez puntos que acabamos de editar nosotros frente a la crisis; es decir, hay muchísimas coincidencias. Por lo tanto yo voy a tratar de echar otro hueso al puchero comos se dice en el campo, desde otro punto de vista. Me ha enriquecido muchísimo la intervención de los compañeros panelistas.
Entiendo que estamos en un momento de cambio de tal magnitud que nunca nada volverá a ser igual, porque el tema fundamental que está detrás de esta crisis que estamos viviendo es que el mundo está cambiando de eje. El mundo que después de la Primera Guerra mundial traspasó el centro de poder del capitalismo, de Europa, especialmente Gran Bretaña, a los Estados Unidos. Papel que se fue consolidando con el tiempo. Estados Unidos hoy tiene el 37% del Producto Bruto mundial. Pero en estos momentos estamos asistiendo al cambio de eje del mundo que se corre de Occidente a Oriente.
Aquí Vilma hablaba de que mundialmente no estaba delimitado con exactitud el polo opositor. Si es que la oposición rusa se va a unir con los alemanes; si este grupo de Shangai, con China, Rusia, Kazagistan, etc… no sé cuál será, pero que se está inclinando hacia Oriente es una primera cuestión. Porque el día negro –el viernes negro– cuando la Ford terminó de completar la pérdida de la mitad de su capital en una semana, y la General Motors perdió la tercera parte de su capital, los rusos probaron el misil Sineva, con una distancia de más de 11.500 Km, que fue del Báltico al fin de Siberia. Los chinos tienen una variedad del Topol ruso, que es agua-agua o aire-agua, que da tres segundos, desde que es detectado hasta que estalla.
Esto es lo que los rusos han probado en estos días, como diciendo “aquí estamos”; lo que apareció después de Georgia. Después de que Georgia invade Osetia y viene la invasión rusa a Georgia, los rusos dijeron: “acá se terminó. En el patio trasero nuestro ustedes no avanzan más. Misiles en Ucrania, misiles en la República Checa… y meter a Georgia en la OTAN… esto se terminó”. “…Y en la retaguardia de ustedes, en el patio trasero de ustedes (es decir en América Latina), nosotros tenemos viejas relaciones” –sacó Pravda en su editorial– y allí viene esa flota rusa, que va a hacer maniobras en el Caribe junto con la flota venezolana. 
Como acá se dijo, la crisis trae la guerra, y la guerra, como dijo Vilma, trajo el socialismo en la tercera parte de la tierra. Después, yo estoy de acuerdo con ella, hay que estudiar esa experiencia para ver qué es lo que anduvo mal y cómo se va a hacer el socialismo futuro.

Este proceso comenzó cuando cayó el muro de Berlín
Yo creo que la clave de esta crisis la dio Alan Greenspan, el que los irrita mucho a los capitalistas porque él con su política de tasas de interés que estaban a la mitad de la inflación –estaban a 1 y pico cuando las tasas de inflación eran de tres y pico– les permitió vivir a los monopolios capitalistas años y años con una felicidad desconocida, porque las ganancias eran impresionantes. Alan Greenspan, en diciembre de 2007, cuando estalló la crisis de los bonos “basura” y de los derivados, porque esos paquetes como decía Mario Cafiero de los derivados que salpicaron con esa crisis al mundo globalizado… Greenspan dijo: “esto comenzó cuando cayó el muro de Berlín, allí comenzó este proceso”. Y dijo: “se hizo posible teniendo una mano de obra muy barata y con alto nivel de educación, con la alta tecnología nuestra, acumular ganancias enormes”.
Es conocida  una ley del capitalismo que descubrió Marx, que la producción va por delante de la demanda. La demanda es siempre limitada, hay que tener en cuenta que mil millones de personas viven con un dólar al día en el mundo, es decir hay un mercado limitado. Por ejemplo, si la industria automotriz fabrica un millón de unidades, no quiere decir que las ganancias las puede invertir para fabricar el año que viene un millón y medio o dos millones, porque no hay mercado para esa producción. Por lo tanto ese dinero se fue invirtiendo en la especulación y se generaron enormes burbujas especulativas, que son las que han ido estallando; por lo tanto hay una contradicción intrínseca en el capitalismo.
Centenares de millones de personas pasaron a ser obreros baratos en China, Rusia, etc., trabajando por 1 o 2 dólares por día, en jornadas de 10 a 12 horas, que transformaron a China en la fábrica del mundo y después en prestamista del mundo. Eso le permitió al capitalismo occidental, rebajar el salario de los obreros, reforzar la explotación y un límite de explotación increíble; como aquí en Argentina donde se derogó hasta la ley de la silla, que es la primera ley laboral que se estudia en la facultad de Derecho. Que vaya una chica que trabaja en un supermercado a decir “permiso, quiero una silla, que no tengo clientes”, le pegan una patada y va a tener que buscar la silla en la calle. Se derogó toda la legislación laboral. No sólo aquí, en Italia hay 32 modelos de contrato basura, en España, no sé cuántos hay.
Una tasa de plusvalía –hablando en lenguaje marxista–, una tasa de ganancia tan impresionante que dice Alan Greenspan que “generó una especulación sólo semejante a la de la tulipomanía, es decir cuando en el siglo 17, todo el mundo quería invertir en la producción de tulipanes o en la fiebre del oro, de la que Charles Chaplin hizo una película, La quimera del oro, en la que todo el mundo quería ir a buscar oro a California…y entonces una fiebre especulativa impresionante que generó esa burbuja de la que aquí se hablaba, que nadie sabe cuándo va a terminar.
Estaba leyendo el otro día que ya en el año 1993 se hablaba de que había 12 billones (millones de millones) en el mundo capitalista, invertido en las compras a futuro, en esta borrachera del petróleo, de la soja, que enloqueció a todos, porque creían que iba a llegar a 200 el petróleo y la soja… y toda esa fantasía que a Lousteau –que como dijo alguien, nunca vio defecar a una vaca– le permitió hacer la Resolución 125, creyendo que iban a tener más dinero… Todo eso se terminó.
En el ’30, yo siendo niño, conocí la crisis, porque acá golpeó en el 34. Mundialmente trajo al nazismo y al fascismo; y el fascismo trajo la guerra y la guerra lo que vino después. Esas largas colas de desocupados por un plato de sopa, y después la guerra donde sólo en la Unión Soviética murieron 20 millones de soviéticos en la lucha contra el nazismo.
Le costó sacrificios inmensos al proletariado conseguir lo que se consiguió después de la guerra; donde en la tercera parte del mundo, la sartén por el mango la tenían los trabajadores; y después se perdió. Y en la Argentina, como dijo Ricardo Ortiz, la oligarquía se adelantó, “se curó en salud” y dio el golpe en el 30. Los invernadores pudieron ir a ese embudo de dependencia con los ingleses que terminaba en el Smithfield y que fue el reino de los invernadores en la Argentina; tuvimos el pacto Roca-Runciman. Digo que yo lo viví, porque viviendo en un pueblito de la Patagonia, veíamos pasar las colas de linyeras que llegaban en las épocas de cosecha muertos de hambre, y que los chacareros a veces les dejaban una oveja atada al alambrado para que la comieran y no la robaran.
Y esa miseria infinita sin la cual nadie va a poder comprender lo que vino después con el peronismo, porque yo sé que hay muchos jóvenes y algunos no tan jóvenes que cuando una persona dice “yo tuve mis primeros zapatos con el general Perón”… lo miran extrañados. ¿Y quién tenía zapatos, compañeros en esa época? Eran esas masas de desocupados que entonces fueron obteniendo trabajo paulatinamente; porque los yanquis no salieron de la crisis con el New Deal de Roosvelt, salieron de la crisis con la guerra. Y la Argentina, cuando vino el peronismo, uno veía que poco a poco todos los desocupados del barrio donde uno vivía y que jugaban con uno al fútbol conseguían trabajo. ¿Pero cuánto tiempo fue? Fueron diez años compañeros, de una miseria terrible.

Tenemos que ganar las calles por un gran paro nacional
Nosotros nos tenemos que preparar. Hay que hacerle pagar la crisis a los que se enriquecieron. ¿Qué es lo que están haciendo con lo de los bancos? Están socializando las pérdidas de los ricos para que la paguemos los pobres. Entonces, o los pobres nos organizamos y le hacemos pagar la crisis –y aquí voy a tomar una frase de Vilma que le gusta decir–: o les doblamos el brazo, los hacemos hocicar… y no como dice Moyano que los salarios que estaban retrasados los vamos a resignar, cuando ya hay 60 mil suspendidos de la construcción, miles de suspendidos en la industria automotriz y en la metalurgia… y esta semana, lo que se anuncia en la General Motors, en la Ford.
Aquí han salido un montón de puntos en los que hay acuerdos, que tienen que ayudarnos a elaborar plataformas de lucha, tenemos que ganar las calles con esos puntos, como dijo Alderete, hasta crear las condiciones para un paro nacional, obrero, campesino y popular que nos permita avanzar en el camino necesario.
Sobre la deuda quiero decir: son tan desvergonzados que en esta deuda que se está pagando al Club de París, hay una parte que es la que negoció Massera, con una cometa de 50 millones de dólares para comprar las naves de la Marina, cuando se preparaban para la guerra del Beagle. Los yanquis ocupan Irak y dicen “no vamos a pagar la deuda de Sadam Hussein porque es una deuda odiosa”, ¿y nosotros no podemos considerar odiosa la deuda que contrajo la dictadura? ¿Por qué vamos a pagar la deuda odiosa de la dictadura? Y hay otras cosas escondidas en esa deuda, en relación con Malvinas y otras cosas.  Como dijo Alderete, con esos 6.500 millones de dólares, las cosas que se podrían resolver en beneficio de los indigentes, que son cerca de 4 millones; de los pobres, etc.
Nosotros somos partidarios de la revolución, porque entendemos que sin revolución no se va a resolver ni un problema solo, esa es nuestra opinión. Pero quiero aclarar lo siguiente: aunque lo disimulamos bien, no somos enemigos de las elecciones. Porque las elecciones pueden ser un camino de aproximación. Pero lo que yo quiero decir es: ganemos la calle, forjemos la unidad y vamos a encontrar el camino de aproximación a esa revolución por la que luchamos. Porque nosotros no negamos que hubo ocasiones en que las elecciones fueron camino de aproximación a la salida revolucionaria y si se quiere un ejemplo, hablemos de la España del ’36. El tema está en la unidad de la que aquí se habla, forjada sólidamente, que nos ayude a encontrar ese camino de aproximación.